V: Un nuevo movimiento

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—¿Cómo está? —Pregunta Suleyman a Ibrahim

—Tuvo una lesión en el coxis, tendrá que hacer reposo. La doctora dice que no es nada grave.

—Diles que hagan todo lo posible para que ella esté bien y... denle lo necesario

—Como usted diga —Dice Ibrahim reverenciandose

—Ah y... ¿Cual es su nombre?

—Alexandra

—Gracias... puedes irte —Dice con una sonrisa

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—Ay Lex, me preocupé mucho por ti, pero descuida, otra sirvienta me servirá —Dice Mahidevran dado vueltas por toda la habitación

Aleksandra rie —Ay, me encanta cuando dices mi apodo ah y... yo ni siquiera te sirvo, no desde que me besaste. —Sonríe mientras está acostada en la cama de la sultana —¿Estas segura que me quedaré acá todo el día?

—Sí, y si quieres ir al baño, te cargaré en mis brazos

—Ven aquí.

La sultana obedece y se sienta en la cama

—más cerca, ponte arriba mío

Ríe y obedece. Ambas comienzan a besarse y Alexandra la agarra de la cintura. Durante el beso, la pelinegra le sube el vestido lentamente, la otra abre los ojos.

—¡¿Qué haces?! —Dice alejandola

Mahidevran se sobresalta y se aleja de la cama poniéndose de pie. —Lo siento, yo...

—No hay forma

—¿Qué?

—Que dos mujeres no pueden tener... ya sabes

—¿Por qué?

—Porque no se puede, es decir... no hay forma, no...

—Sí que se puede —Dice mahidevran

—¿Sí? ¿Y como?

La otra Ríe —¿Quieres que te muestre?

Las mejillas de la pelirroja se sonroja —Ayy, no me pongas nerviosa — Ríe.

—No, pero en serio, dime cuando estés lista.

—Okay... —ríe

Mahidevran se vuelve a sentar en la cama y la toma de la mano mientras Alexandra está acostada.

Golpean la puerta y la sultana se aleja rápidamente de su esclava —¡Levántate! —Dice en un tono bajo — le dice a Alexandra ¡Ya abro! Todavía no lo hagas —Le avisa a la persona de afuera

—Okay, espero aquí —Dice Sümbül

La pelirroja se levanta y mahidevran abre la puerta —¿Que pasó, Sümbül?

—Sultana —se reverencia —Hatice te espera para almorzar, ahora mismo. Acompáñame.

—¿Tan urgente? —Pregunta la pelirroja desde atrás

—No es asunto tuyo. Mahidevran, ven.

Mahidevran camina junto a sumbul hasta llegar a los aposentos de Hatice

—Hatice —Se reverencia y se sienta.

—Que linda tarde —Dice Hatice

—Sí. —Sonríe mahidevran

—¿Cómo anda tu bebé? —Pregunta Hatice con una sonrisa

—No sé, no lo veo... pero supongo que se está formando bien aquí dentro, espero que nazca sano y salvo

—Así mismo espero —Dice poniendo una mano en su pierna —Mahidevran... te he extrañado mucho... extraño nuestros encuentros secretos... nuestras caricias...

Mahidevran suspira —Eso... fue hace un largo tiempo, Hatice...

—Pero se siente como ayer... —Dice acercándose

—Hatice... por favor, no me provoques... yo... puede que te extrañe un poco, pero... no quiero engañar al sultan y hay otra persona que ocupa mi corazón.

Hatice se aleja un poco —¿Quién?

—Ehh... em... El sultán

—Pues no es lo que parece —Se acerca a Mahidevran y la besa apasionadamente

Rápidamente Mahidevran la aleja —¡No! No hagas eso. —Se levanta y se dirige hacia la puerta, en medio camino se tropieza y cae.

—¡Mahidevran! —Dice Hatice,  se levanta y va hacia Mahidevran. La ayuda a levantarse —Por allah, ¿Estas bien?

—Sí... supongo... mi bebé.... espero que esté bien

—Me diste un susto —la abraza

—Estoy bien hatice, solo... déjame, ¿si? —Se va

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Mahidevran estaba en los baños, Alexandra la ayudaba a bañarse, a tirarle el tazón de agua.

—Vas a oler muy bien —Dice aleksandra

—Lo sé —ríe

—¿Cómo serás bajo esa tela? Na, mentira

—¡Leeexx! Que atrevida.

La pelirroja ríe

—¿Que? ¿Quieres ver?

—Seguro

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[Alerta contenido S3XU4L]. Si no deseas verlo, ve al siguiente capítulo

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Mahidevran y Aleksandra fueron corriendo con los pies mojados y en toallas en sus cuerpos hacia los aposentos de Mahidevran. El apuro de ambas se debía por la extrema necesidad de sentirse una a la otra.

Cuando finalmente llegan, Alexandra empuja a mahidevran en la cama y se pone encima de ella. Comienza a besarla apasionadamente y a quitarle la tela de su cuerpo. Comienza a acariciarle la cintura y los pechos. Finalmente baja su mano hasta encontrar su vulv4. Sus dedos continúan buscando su v4g1n4 y le mete los dedos dentro de su orificio sintiendo las paredes.

—¡Ah! —exclama la pelirroja

Mahidevran observa su dedo con sangre —Lo siento, estas segura que quieres continuar?

—Sí... pero de otra forma

La pelinegra apoya su pulgar en su cl1tor1s y hace movimientos circulares rpovocandole una ola de placer a au novia.





La Favorita De La Sultana • Hürrem Y MahidevranDonde viven las historias. Descúbrelo ahora