Era ahora o nunca, se dijo Pharm, desafiándose a sí mismo, aunque
para sus adentros se moría de vergüenza por lo que estaba a punto de hacer. Los espejos del vestidor reflejaban su esbelta figura enfundada en una pijama de satén blanco. Se sentía raro llevando algo así, porque le parecía que era más un chico de chándal y camisetas, que aquel pijama tan sexy y a la última no iba con él. Sin embargo, a juzgar por la extensa colección de ropa interior atrevida que había encontrado en el vestidor, parecía que su antiguo yo nunca había sucumbido a la tentación de anteponer la comodidad a la imagen.No, un chándal no era nada sexy y él necesitaba parecer sexy, ¡lo necesitaba desesperadamente!
¿Y si Ohm lo rechazaba, después de todo? ¿Cómo se repondría de esa humillación? Inspiró profundamente. Lo que lo movía era la necesidad que sentía de tener un matrimonio normal, sumada al deseo que sentía por Ohm, se recordó. Además, ¿por qué habría de rechazarlo cuando lo había besado como si le fuese la vida en ello?, se preguntó, intentando apuntalar su maltrecho valor mientras se acerca a la puerta que comunicaba sus dormitorios y alargaba la mano hacia el picaporte.
¡La condenada puerta estaba cerrada con llave! No podía dar crédito, pero le preocupaba tanto acabar acobardándose, que salió de su dormitorio y recorrió el corto trecho hasta el de él. La puerta estaba abierta, y se coló dentro con el corazón desbocado.
No podía creer la suerte que había tenido cuando oyó el ruido de la ducha en el cuarto de baño. Se subió de un salto a la cama de matrimonio y apagó las luces. No, quizá fuera un poco cobarde apagarlas, pensó contrayendo el rostro. Si se había puesto aquel pijama tan sexy era para que él lo viera. No era momento de ponerse tímido, se dijo, y volvió a encender.
Ohm estaba de mal humor cuando salió de la ducha y agarró una toalla para secarse el pelo. Le costaba creer que al estar conviviendo con Pharm pudiera provocar en él ese deseo imposible de ignorar que parecía estar consumiéndolo por dentro. ¿Cómo podía estar pasándole algo así?
Cuando salió del cuarto de baño desnudo y lo vio tumbado en su cama la poca capacidad de autocontrol que le quedaba se resquebrajó y ya no pudo contenerse más. Estaba harto de reprimirse todo el tiempo y de las advertencias de sus abogados, y lo único en lo que podía pensar era en que en su dormitorio no había cámaras y que podía hacer lo que le viniese en gana con la persona con la que se había casado. Porque Pharm aún era su esposo, y él lo deseaba y Pharm a él.
–Se... se me ocurrió que podríamos... –balbució Pharm, mientras intentaba, en vano, pensar en algo atrevido que decir.
Se sentía como si nunca se hubiera acostado con un hombre, y eso no hacía sino aumentar sus nervios.
–A mí se me estaba ocurriendo lo mismo –murmuró Ohm, con esa voz grave tan sexy.
Pero es que además le sonrió –¡una sonrisa de verdad!–, y era una sonrisa tan arrebatadora que el pulso se le disparó y el estómago se le llenó de mariposas. Ohm tenía un cuerpo tan increíble... todo bronceado, cubierto de músculos, tan viril... Al ver que ya estaba excitado, se le secó la boca.
–Entonces... –musitó con voz trémula–, ¿no vas a echarme?
Ohm, que aún tenía el cabello húmedo, ladeó la cabeza y lo miró de arriba abajo de un modo ardiente.
–¿Tú me deseas?
Algo nervioso por su cambio de actitud, Pharm asintió con brusquedad, como una marioneta.
–Dilo –le pidió Ohm, que necesitaba oír esas palabras.
–Sí, te deseo –dijo Pharm, casi en un susurro.
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Sin memoria de ti
FanficTenía un marido italiano al que no podía recordar... ¡pero al que tampoco podía resistirse! Después de un terrible accidente, Fluke no podía ni recordar su nombre, ¡y mucho menos que estaba casado! Por eso, descubrir de repente que estaba casado co...