Capítulo Nueve

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El mes siguiente se le hizo espantosamente lento a Fluke.

Ohm no se había puesto en contacto con él para nada, pero había recibido más de una visita de sus abogados para que firmara declaraciones juradas y otros documentos, además de para persuadirlo de que consintiera en hacerse una prueba de ADN. Lo mantenían informado de su situación jurídica y de cuáles serían los siguientes pasos. Y, tal y como ocurre con todos los asuntos legales, las cosas avanzaban despacio, pero finalmente llegó el día del funeral de Pharm.

Al saltar la noticia de la muerte de Pharm y del error en la identificación de ambos tras el accidente se había desatado una tormenta mediática, pero apenas había durado, por una parte porque la gente se había olvidado ya de Pharm, y por otra porque él se había negado a hablar con los medios para contar su historia y no habían encontrado ninguna información «jugosa» sobre él.

Durante todo ese mes había llevado una vida muy discreta, dando largos paseos con Topsy e intentando mantenerse ocupado para no pensar en el tiempo que había pasado junto a Ohm. No tenía sentido revivir constantemente una relación que para empezar jamás debería haber tenido lugar, se decía a sí mismo con severidad. El corazón de Ohm no le pertenecía; nunca le había pertenecido y jamás le pertenecería.

Y aun así, en medio de todo ese dolor, llegó un día en que ya no podía obviar la complicación que había surgido: estaba embarazado de Ohm.

Aquel descubrimiento lo había llenado de dicha, pero también de preocupación porque tenía la sensación de que sería el único al que alegraría ese embarazo. Había ignorado los síntomas demasiado tiempo, pensando que sería solo un virus, y para cuando había ido a un médico para confirmar sus sospechas, era porque ya se había hecho un test de embarazo en casa y había aceptado que era más que probable que el resultado no hubiese sido un falso positivo.

Además, tampoco era ninguna sorpresa que se hubiese quedado embarazado, se dijo con pesar. Ohm y él habían hecho el amor un sinfín de veces y no habían tomado precaución alguna porque él, creyendo que era Pharm, le había dicho que no tenía que preocuparse porque tenía un implante para prevenir el embarazo.
Estaba seguro de que cuando le dijese que estaba embarazado no le caería nada bien, pero antes o después tendría que hacerlo. Tenía derecho a saberlo, aunque él no fuese la persona que habría elegido para ser el padre de su hijo.

Cuando aún creía que era Pharm incluso le había dicho que lo último que les hacía falta era buscarse más problemas en ese momento, como tener un hijo. Sin embargo, él ya no era el mismo que había sido antes del accidente. Su lenta recuperación y el tener que lidiar con un matrimonio en ruinas lo había enseñado que era más fuerte física y psicológicamente de lo que jamás habría imaginado.

Ninguno de los dos tenía la culpa de aquel embarazo. él se sentía feliz ante la idea de tener un hijo, e incluso ilusionado con respecto al futuro. El casi seguro rechazo que su embarazo provocaría en Ohm podría hacerle mucho daño, pero no dejaría que lo hundiera.

Esos eran los pensamientos que cruzaban por su mente mientras se vestía para asistir al funeral de Pharm. Cuando terminó, se recogió el cabello y se puso un sombrero y unas gafas de sol. Quería asegurarse de que nadie se fijara en él y se diera cuenta del tremendo parecido entre Pharm y él.
Los abogados le habían asegurado que nadie esperaba que asistiese a la ceremonia. Por «nadie» había entendido que se referían a Ohm, y al oír eso había contraído el rostro y había contestado que no por eso pensaba dejar de asistir a la ceremonia de su hermano.

Un coche lo recogió a las diez de la mañana. La iglesia estaba casi vacía. Habían pasado tantos meses desde la muerte de Pharm que era normal que hubiese tan pocos asistentes, pero fuera había unos cuantos fotógrafos y reporteros mirando suspicaces a todo el que entraba. Sin duda estaban buscándolo, al medio hermano de Pharm Thitiwat de el que todos habían oído hablar pero con el que ninguno había conseguido dar.

Sin memoria de ti Donde viven las historias. Descúbrelo ahora