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Sus besos seguían tiernos, con Seungmin sobre sus piernas mientras acariciaba su rostro, cuello y cabellos

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Sus besos seguían tiernos, con Seungmin sobre sus piernas mientras acariciaba su rostro, cuello y cabellos. Tratando de hacer entender con toques el sentimiento que realmente no sentía.

Pero eso no es algo de lo que Bang tenga que ser consciente.

-Minnie.- susurró contra sus labios, el menor se dio por fin un respiro de ellos, asintiendo en su dirección para hacerle entender que lo estaba escuchando. -Quiero que nuestros besos sean así.- pidió y el menor sonrió rozando sus narices.

-Siempre dejo que tú tomes el ritmo, puedes besarme de la forma que gustes, yo te seguiré.- respondió sabiendo que sus ojos brillaban por la adoración con la que era observado.

Uno de ambos corazones estaba acelerado mientras sentía las manos contrarias sobre sí.

Sus labios danzaban nuevamente en un tranquilo ritmo que era guiado por el mayor, acariciaba con cuidado la cintura de Kim mientras de a poco lo recostaba en la cama, sólo para estar más cómodo y poder acostarse entre sus piernas.

No tenía intención alguna de subir el nivel de la interacción, pues a la mano no tenían ninguno de los utensilios necesarios para llevarlo a cabo, por lo que media hora más bastó para que Bang saliera de la habitación del chico estando algo despeinado y con sus labios rojizos.

Seungmin se quedó en su cama, no podía negar que lo había disfrutado, el toque del hombre era placentero y no estaba mal que también disfrutara además de, obviamente, llevar a cabo lo que tenía en mente.

Los acercamientos no tan sexuales y más profundos entre ellos guiaban la corriente en la justa y exacta dirección que a Seungmin le convenía.

Fue al baño y se sorprendió al mirarse al espejo, a pesar de no haber llegado a tanto sus labios estaban muy notablemente más hinchados y rojos, sus cabellos al igual que los del mayor estaban extremadamente desordenados mientras sus ropas estaban algo fuera de lugar y una ligera y casi invisible marca estaba un poco más abajo de su clavícula.

No le preocupaba, ya que tranquilamente lo cubriría con una camisa que no tuviera el cuello demasiado abierto, por lo que sin demasiadas vueltas se metió a bañar, saliendo con una toalla rápido en dirección a su habitación, donde se peinó, arregló y maquilló para que a la hora de verse con la chicas sólo tuviera que vestirse.

En total tranquilidad volvió a su habitación, pronto se dirigió al cuarto de instrumentos al que le habían dado total acceso.

Dejó la puerta ligeramente abierta, subía las notas de una canción y probaba estas para ajustarlas al tono de voz de Minji. A pesar de que ese día no tuviera clases con ella lo más probable es que el fin de semana ella le pidiera practicar y claramente le diría que sí.

Pasada una hora en la que buscaba acordes en la guitarra y el piano eléctrico que era más pequeño que el de cola del primer piso. Este, al venir con un micrófono, le facilitaba el encontrar las notas.

The secret revenge²Donde viven las historias. Descúbrelo ahora