27 (FINAL) - El sol siempre vuelve a salir

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Beomgyu caminó lentamente hacia la academia de baile, adentrándose en el aula vacía de Yeonjun. La soledad en el lugar hacía eco con el vacío que llevaba dentro.

—Hola, Beomgyu. ¿Qué te trae por aquí?

Beomgyu mostró una sonrisa tenue mientras se acercaba. Sin decir una palabra, lo envolvió en un abrazo, dejando que el frío de su cuerpo se filtrara entre ambos. Yeonjun, sorprendido, sintió el gélido contacto, pero no dudó en responder con un abrazo cálido, apretándolo más fuerte, como si no quisiera dejarlo ir.

—Yeonjun... Hoy subiré al cielo. Después de tanto, por fin siento paz —susurró Beomgyu, con su voz cargada de una serenidad.

Las palabras cayeron como un golpe. Los ojos de Yeonjun se llenaron de lágrimas al encontrarse con los de Beomgyu.

—¿No te volveré a ver nunca más? —preguntó, con la voz rota por el dolor.

—Lo harás, solo debes esperar...

Una llamada interrumpió el momento. Yeonjun miró su teléfono, vio el nombre de Soobin y contestó rápidamente.

—¿Soobin, qué sucede?

—Yeonjun, ¿Beomgyu está contigo? Kai me llamó, el señor Choi está en estado crítico en el hospital general.

El silencio llenó el aire por unos segundos eternos. Luego, Yeonjun habló con voz baja, temblorosa.

—Beomgyu... Tu papá está internado de gravedad.

Antes de que Beomgyu pudiera procesarlo, Yeonjun ya estaba recogiendo sus cosas, con la mirada decidida.

—Vamos —le dijo con firmeza.

Ambos salieron a toda prisa. Al llegar al hospital, Soobin les guió hasta la habitación. Beomgyu se precipitó adentro, encontrando a su padre tendido en la camilla, rodeado por su madre y hermana. La imagen era devastadora.

—Papá... —murmuró, las palabras apenas salían antes de que el llanto las ahogara.

Se acercó lentamente, temblando de miedo, y tocó el rostro de su padre. El contacto desató algo inesperado: la máquina de pulso comenzó a sonar, anunciando un nuevo ataque.

En medio del caos, Beomgyu pudo verlo: el espíritu de su padre se elevaba lentamente, desprendiéndose de su cuerpo.

—Papá... —dijo Beomgyu, sintiendo que el tiempo se detenía. Los ojos de su padre, sorprendidos, lo encontraron.

—Beomgyu... ¿Eres tú? —dijo el señor Choi, la voz quebrada por la incredulidad.

—No puedes estar aquí, papá. Debes regresar. ¡No puedes morir ahora! —Beomgyu lloraba, empujando a su padre, desesperado por mantenerlo en la tierra.

El señor Choi no respondió. En cambio, lo abrazó con una suavidad que Beomgyu jamás había conocido.

—Mi pequeño... No sabes cuánto te he extrañado —susurró, y sus palabras desgarraron a Beomgyu.

—Papá... —No sabía cómo reaccionar. Toda su vida había esperado esas palabras.

—Lamento tanto todo lo que te hice en vida. Quería lo mejor para ti, y pensé que siendo duro te prepararía para un futuro mejor. Pero me equivoqué. Estaba tan enfocado en enseñarte a vivir sin nosotros, que cuando te fuiste no supe cómo seguir viviendo sin ti... —La voz del señor Choi se quebró, y las lágrimas fluyeron sin control.

—Papá... —dijo Beomgyu, entre sollozos—. No sabía que habías estado sufriendo tanto. No sabía nada de tus problemas cardiacos.

—Solo tu madre lo sabía. Quería ser fuerte para ustedes.

Beomgyu, entre lágrimas, acarició el rostro de su padre.

—El acto más valiente es mostrarse vulnerable —dijo con voz suave—. Te amo, papá.

El señor Choi lo miró, roto por la culpa, sin sentir que merecía el perdón de su hijo.

—Aún no es tu tiempo —susurró Beomgyu—. Tienes que cuidar a mamá y a Minjeong. Tienes que vivir... por muchos años más.

—Quiero estar contigo. Haré las cosas bien esta vez, te lo prometo.

—Te aseguro que, en mi próxima vida, te escogeré de nuevo como mi padre.

Un destello de luz cegador envolvió a su padre, y cuando abrió los ojos nuevamente, estaba de vuelta en la camilla, respirando, mientras Beomgyu ya no estaba.

Beomgyu, con el rostro sereno, salió de la habitación y se sentó en la sala de espera, entre Yeonjun y Soobin.

—Gracias por ayudarme a encontrar la paz —les dijo con una sonrisa.

Soobin lo miró con los ojos llenos de emoción.

—La chamana te dará un talismán para que no puedas ver fantasmas —le dijo Beomgyu—. Prométeme que lo usarás.

—Lo haré. Te extrañaré mucho, Beomgyu.

—Yo también, muchas gracias por toda tu ayuda... Y lamento todos los problemas que te causé.

Soobin se levantó y se despidió con un último vistazo hacia Beomgyu antes de marcharse. El ambiente se sentía diferente.

—Yeonjun —susurró Beomgyu, girándose hacia él—, cuando te sientas mal, no dudes en visitar mi nicho. Estaré escuchándote, siempre.

Yeonjun, conteniendo las lágrimas, asintió.

—Espero encontrarte en mi próxima vida. —dijo Yeonjun, sonriéndole por última vez.

—Renaceremos juntos —susurró Beomgyu antes de ponerse de pie.

Caminó por un largo pasillo que se iluminaba con cada paso que daba. Cuando estaba a punto de alcanzar el final, se giró una última vez, mirando a Yeonjun con una sonrisa que desbordaba calma. Y entonces, desapareció entre la luz.

El 30 de agosto de 2023, Choi Beomgyu subió al cielo, encontrando la paz que tanto había buscado.

★ 𝐎𝐡 𝐌𝐲 𝐆𝐡𝐨𝐬𝐭! - yeongyu Donde viven las historias. Descúbrelo ahora