Ese podría haber sido el momento más desafortunado de su vida. Tan solo bastaron unos segundos y un pequeño movimiento de una sabana para que cayera en desgracia.
Ese bebé no era suyo, oh, no, claro que no. Era de ese hombre, ese que está muerto, ese que tanto desprecia y que tanto aborrece.
Ese hombre era el padre del que esperaba que fuera su hijo.
Kagekao veía con seriedad y el entrecejo fruncido bajo su máscara, a ese bebé casi albino en los brazos de su pareja. No sabía cómo sentirse al respecto, tenía esperanzas, y esas mismas se rompieron en pedazos al verlo.
—...Kae...
Llamó el pelinegro de ojos celestes, sacándolo de sus pensamientos. Su voz sonaba...preocupada.
— Está bien, está bien...
Nada estaba bien, ambos lo sabían.
.
.
.
.Habían pasado ocho años ya, Kagekao y Jeff se habían casado y tuvieron dos hijos.
Alan, que era dos años menor que Jonathan. Y Kurayami, un año menor que Alan.
Jonathan había crecido, era un niño bueno e inteligente, pero...Kagekao no pensaba eso.
Y sus hermanos parece que no tanto. Debido al distanciamiento que el Creepypasta de la máscara ponía sobre ellos, Alan y Kurayami eran distantes con Jonathan también, Alan más que nada, ya que este confiaba plenamente en las palabras de su papá.
La relación entre ellos dos era tensa, distante. No se prestaban atención mutuamente, aunque Jonathan deseaba hacerlo.
Kurayami era...menos "cruel", trataba de mejor manera a su hermano mayor, ya que era amable con el en los pocos momentos en los que interactuaban.
Kagekao no podía sentir otra cosa más que cierto desprecio, el niño de cabello blanco le causaba tanta inquietud...parecía cargar la sombra de aquel tipo tras el. Cómo si su alma vagara por los alrededores del pequeño, desprendiendo su aura.
— Jeff, ya te lo dije, ¡Ese niño es un problema!
— ¡No es cierto! ¡Jonathan no es malo!
Claro, Jeffrey se negaba absolutamente a aceptar que su hijo fuera igual que su padre, ¿quién lo haría?
Una fuerte estática se escuchó por todo el bosque, provocando que se acercaran a la ventana y lo vieran. Ahí parado. Con sus tentáculos saliendo de su espalda. Con una expresión seria. Igual que él.
— ...
— Jeff...
El menor se alejó de la ventana y salió de la habitación. No quería hablar del tema.
.
.
.
.Dado a las ordenes de Zalgo, los pequeños empezaron a entrenar, después de ese pequeño escenario en el patio de la mansión.
Cada Creepypasta adulto se encargó de una sección de niños, dependiendo de las habilidades de estos últimos.
Jonathan sería entrenado por Slenderwoman por petición de Jeff.La lluvia cayó en medio del entrenamiento, causando que, en contra de la voluntad de muchos, tuvieran que ir a esa casa abandonada donde los malos recuerdos abundaban.
Para todos menos para alguien que no tenía ni idea de que era ese lugar.
La noche llegó y, cuando todos estaban dormidos, un niñito curioso se aventuró a explorar la gran casa. Parecía en buen estado, solo que llena de polvo, incluso había ropa en los closets.