Capítulo 51.

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Diría que ha sido una de las mejores comidas que he tenido nunca, pero por lo bonito y sencillo que ha sido todo. Salimos de casa y fuimos a la zona de siempre, por donde el río y nos compramos unas baguette con queso y jamón, compramos bebida y nos sentamos a comer en el césped cerca de la torre.

Después miramos varias tiendas pero ninguna nos convencía, algunas eran demasiado formales, otras demasiado casuales y otras simplemente eran precios demasiado caros para nuestro presupuesto por lo que nos rendimos y decidimos volver a casa atravesando calles pequeñas y callejones y fue justo cuando vimos una pequeña tienda en la cual había una mujer mayor. Al entrar supimos que era perfecta, esa era nuestra tienda. La mujer amable nos ayudó a elegir nuestros trajes, yo no la entendía pero Antoine me traducía todo y de verdad que era encantadora, se notaba que adoraba su trabajo y que quería ayudarnos.

Finalmente después de probarnos varias opciones decidimos ir a juego, ambos de color azul. Yo me compré un vestido de color azul eléctrico con los tirantes de piedras plateadas y un pequeño lazo en la cintura del color de las piedras, la señora me regaló una pinza preciosa en forma de tulipán para el pelo llena de piedras pequeñas y compré también un juego de collar y pendientes a juego, zapatos me pondré los tacones que me traje.

Antoine se ha comprado un traje negro brillante, una camisa blanca y una corbata del mismo tono que mi vestido, los zapatos negros pero con un detalle también azul en el lateral.  Yo he aprovechado para regalarle una pulsera de plata con nuestras iniciales, quería tener un detalle por lo bien que se ha portado conmigo y para que siempre me tenga con él, que siempre me lleve aunque no estemos cerca. La pulsera le encantó y se la puso en el momento en el que se la regalé.

Después seguimos caminando hasta el coche y volvimos a casa para pasar la tarde jugando al póquer, fue una gran partida ya que nos apostamos quien haría la cena y a pesar de avisarle de que era buena quiso apostar creyendo que me ganaría, por supuesto que no fue así y me declaré vencedora y la victoria fue mía. Mi padre jugaba mucho al póquer y yo le veía cuando era niña, con los años me enseñó a jugar y empecé a hacer timbas con mis amigos e incluso a veces apostaba dinero que después invertía en viajar con Hugo. Desde que mi padre falleció no había vuelto a jugar, tampoco se me había dado la oportunidad, pero una parte de mí tenía miedo que al jugar los recuerdos de mi padre volviesen a mí mente y me destrozasen, pero la compañía de Antoine ha impedido que eso suceda y he disfrutado más de lo que pensaba.

Me aterra pensar que Antoine sea tan importante para mí y tenga tanto control sobre mi estabilidad emocional últimamente. Cuando soy feliz es gracias a él pero las veces que más he llorado en mí también son por él, es algo extraño que no había sentido antes y me da miedo pensar que si en algún momento vuelve a irse de mi vida mi felicidad se vaya con él. Pase lo que pase, una parte de mí siempre será de Antoine, se ha adueñado de mi corazón y se ha convertido en su dueño a pesar de yo no querer enamorarme de él.

-¿Vas a contarme la historia de Colette?

-Nos conocimos cuando éramos niños, nuestros padres sabían que querían un compromiso entre nosotros incluso antes de que nosotros nos diésemos nuestro primer beso.

-¿Fue un matrimonio concertado?-pregunto extrañada.

-No. Colette y yo nos hicimos grandes amigos, con los años nos enamoramos, bueno yo pensé que lo estaba por aquel entonces. Estuvimos juntos casi diez años, diez años horribles siendo sincero, aguantaba cosas horribles porque creía que la amaba, pero empecé a cansarme de todo en general, de mi rutina y de la mierda de vida que tenía por entonces así que la dejé y comenzaron a agrandarse los problemas con mis padres, así que decidí romper con todo ello y ser libre.

-¿Ella era horrible?

-No te imaginas cuánto, era una arpía, solo le interesaba el dinero y sé que yo le gustaba, pero no era amor lo que sentía por mí, estaba obsesionada, se volvió loca, me espiaba, me seguía a cualquier lugar, manejaba mis asuntos... Hay de cosas que ya ni me acuerdo pero era horrible, espero que nunca tengas que conocerla.

-¿No crees que podríamos ser amigas?

-Sinceramente, ella jamás querría ser tu amiga, en cambio, tú no deberías-dice riéndose.

-Vaya... ¿Eso es un cumplido?

-Lo es, no deberías de ser amiga de personas como Colette.

Ambos nos reímos y apoyo mi cabeza en su hombro. Creo que he conseguido más de lo que imaginaba, Antoine ha conseguido abrirse a mí en una gran parte y eso me hace sentirme feliz y sentir que todo ha merecido la pena.

Si decides quedarte.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora