Rika Vs Hashirama

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tenso.

Sí, me refiero a Yuta y Maki. Por alguna razón, a Maki parecía molestarle la aparente debilidad de nuestro nuevo compañero. Con dudas en mi mente, me atreví a suponer que simplemente no le agradaba por el tipo de maldición que cargaba... aunque no diría que se trataba exactamente de eso.

Ambos estaban reacios a entablar conversación o siquiera mirarse. Maki caminaba por el pasillo con su actitud habitual, como la típica tsundere que es, incapaz de mostrar vulnerabilidad ante nadie.

Para romper el hielo entre ellos, decidí hablar, intentando usar el carisma que este cuerpo me había legado.

—Entonces, ¿Toge, Panda y mi hermano van por un lado, y nosotros, Okkotsu-san, Maki y yo, por el otro?. —preguntó Hashirama de la forma más casual posible, captando de inmediato la atención del grupo.

Toge y Panda asintieron ligeramente, mientras que Yuta lanzó una mirada nerviosa, todavía inseguro sobre la misión que Gojo-sensei les había asignado. Continuamos nuestro camino hacia la entrada de la escuela, donde nos esperaba nuestro maestro junto a dos autos negros con las puertas aún abiertas.

Para mi no tan increíble sorpresa, nuestro descarado profesor había vuelto a abusar de su Jutsu de Clon de Sombra. Comprar dulces, vagar por la ciudad, viajar, e incluso crear un sistema de clones para encargarse de las tareas domésticas eran solo algunas de las formas en las que Gojo-sensei solía emplear su tiempo libre.

Y, por supuesto, quien había traído a Yuta al salón no había sido el verdadero Gojo-sensei, sino uno de sus clones. Así de vago era este tipo. Pero no, aún hay más. Hubo una persona especialmente afectada por esta técnica: Utahime-sensei. Ella misma describió la experiencia como "el infierno de albinos en la tierra".

La última vez que se cruzó con Gojo-sensei, casi se suicida al encontrarse rodeada de tantos Satorus al mismo tiempo.

Con un suspiro, todos entraron en sus respectivos autos, excepto Itama, quien se quedó afuera un momento, sujetando su brazo derecho, completamente vendado.

Hashirama Vestía su uniforme Jujutsu de cuello alto y pantalones sueltos, emulando el estilo de Geto. Finalmente subió al auto, su altura sobresalía entre los demás, siendo superado solo por Satoru Gojo. Yuta, por otro lado, se sentó en el medio, flanqueado por Maki, quien cruzaba los brazos con naturalidad, dejando ver un par atractivo de piernas también cruzadas.

Timeskip.

Frente a una escuela de aspecto lúgubre, aunque en buen estado, Gojo lideraba el camino con su característica sonrisa despreocupada.

"¿Dónde estamos?" preguntó Yuta, con nerviosismo en su voz.

"En una primaria abandonada… donde han desaparecido niños", respondió Gojo con calma, echando una mirada significativa a Yuta.

A unos pasos detrás, Hashirama caminaba con las manos en los bolsillos, sumergido en sus pensamientos.

‘Todavía me queda mucho por dominar en el Mokuton. Puedo ejecutar todos los jutsus conocidos de Hashirama, pero parece que nunca hubo más que eso. Ni un rastro de nuevos jutsus del Kekkei Genkai Mokuton... Qué decepción. Quizás soy el primer usuario del Mokuton en generaciones, o incluso en la historia del clan. Si quedaran Senju vivos o alguien que conociera su historia, podría confirmar si existió otro como yo...

Pero los Zen'in y los Gojo se encargaron de borrar todo rastro del clan Senju. La información que recibí de Butsuma no era más que historia general... Nada útil. Tendré que crear mis propias técnicas y adaptar lo poco que recuerdo del anime.’**

Por más que intentaba evocar los jutsus de madera mostrados en el anime, su memoria fallaba. ‘Tampoco es de extrañar. Los pocos jutsus de madera que mostraron eran a gran escala, imposibles de replicar fácilmente. Yamato lo intentó, pero yo no soy Yamato... Mi crecimiento debería ser mucho mayor.’

Reencarnado en Jujutsu Kaisen como Hashirama SenjuDonde viven las historias. Descúbrelo ahora