Meses después...
Narradora omnisciente
Ya hacía poco se había cumplido un año de estar en el área. Los clarianos estaban completamente sumidos en sus trabajos para de alguna manera olvidar el tiempo que llevaban ahí. A pesar de todo, se esforzaban por dar lo mejor y no desesperarse en el transcurso.
...
Los corredores ya tenían por fin unas pequeñas bolsas de tela en las que cargaban con el almuerzo y otras cosas que fueran a necesitar. Ahora no habían excusas para tener que volver al área hasta la tarde, precisamente unos escasos minutos antes de que las puertas se cerrasen.
Poco se hablaba de cómo era la situación dentro del laberinto. Lo que antes parecía extravagante, se convertía poco a poco en un encierro de emociones negativas dentro de cada corredor.
Alex y Matt habían hecho las pruebas y para sorpresa de la mayoría, ambos fueron aceptados. En su primer día recorrían los pasillos con total admiración, tal y como lo habían hecho los demás en su momento.
Minho al ser el encargado, le tocaba llevarlos consigo en su recorrido. Teniendo que soportar las tantas preguntas del pelirrojo y el comportamiento irritante del pelinegro, queriendo adelantarse, dejándolos atrás.
Hace poco habían decidido que cada corredor tomará su propio camino, esto, para cubrir más terreno y así encontrar la salida más rápido.
La pelinegra decidió cubrir uno de los sectores más lejanos. Sumergiéndose en las profundidades del inmenso sector ocho. Esa idea no era la favorita del asiático, pero la discusión la tenía perdida cuando se trataba de ella.
...
A medida que pasaba el tiempo, el humor de ciertas personas se comenzaba a deteriorar. Lo que antes era emocionante, ahora se volvía agotador y repetitivo. Por lo que su mal humor era bastante normal.
Newt era de los pocos que comprendía el humor de todos, sabía perfectamente lo que se sentía ver lo mismo en todos lados, sin importar cuantos sectores descubrieran, siempre era lo mismo. Cuando volvían del laberinto iban directamente a la sala de mapas. Los trazaban, comparaban y los reconstruían con las pequeñas piedras que encontraban por allí.
La pelinegra se sentía mal consigo misma cuando sin pensar, contestaba de forma tosca al grandote o a algunos de sus amigos. Odiaba ser así, porque pasaba más tiempo pensando en cómo disculparse con ellos de lo que tardaba en decirles una grosería.
El grandote comprendía la situación, era una de las tantas razones por las que no quería que su chica se volviera corredora. Pensaba constantemente en cómo animarla o al menos no molestarla demasiado.
Su idea de construirle su propia cabaña había sido de gran ayuda. Ella solía descargar su mal genio durmiendo o simplemente recostando su cuerpo en la cama y quedándose horas mirando el techo.
...
Dicen que dos cabezas piensan mejor que una, pero ¿que pasa cuando son siete y ninguna logra ver más allá de lo que ya han visto durante estos meses?.
—es todo por hoy —dijo el asiático. Todos guardaron sus arneses y se fueron a duchar, para luego comer e ir a descansar.
El cansancio en sus rostro era evidente. Cada uno se encerraba en su propia mente, tratando de minimizar el miedo que sentían por estar creando una rutina de pocos pasos.
—¿vamos a cenar? —preguntó la chica con voz suave.
Su voz hizo eco en la cabeza del asiático, haciendo que este alzara la mirada hasta toparse con la de ella. Sus ojos negros la observaban en silencio, como si tratara de transmitirle algo en particular, pero por más que intentara, ella no podía leer sus pensamientos, solo podía fingir que si.
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I'm going to find them [GallyxTnxMinho] correr o morir
FanfictionNo en todas las historias existen los finales felices, pero ¿qué pasa si en esta se alteran las cosas?...