14: La competencia se intensifica

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La semana siguiente pasó volando. Lara entrenó más duro que nunca, impulsada no solo por la competencia, sino también por los nuevos sentimientos que surgían hacia Max. Cada vez que él se acercaba, su corazón latía más rápido, y aunque había dudas, también había una chispa de emoción que la mantenía alerta.

Llegó el día de la competencia, un evento importante en el calendario del patinaje. El auditorio estaba lleno de espectadores, y el ambiente estaba cargado de energía. Lara sintió mariposas en el estómago mientras se preparaba tras bambalinas.

—Estás lista, Larita —dijo su mejor amiga, Clara, al lado de ella—. ¡Dale para adelante!

Lara sonrió, sintiéndose más tranquila al escuchar la voz familiar de su amiga.

—Gracias, Clari. Solo quiero hacerlo bien.

—Vas a brillar, como siempre. Max está ahí afuera, y sé que está esperando verte —comentó ella, guiñándole un ojo.

Lara sintió que se sonrojaba. Max era su entrenador, pero también había algo más en juego. La idea de que él estuviera mirándola la motivaba a dar lo mejor de sí.

Cuando salió a la pista, la música comenzó a sonar, y Lara se perdió en el momento. Cada giro, cada salto, cada pirueta. Se sentía viva, y en ese instante, todo lo que había luchado y trabajado cobraba sentido.

Max observaba desde un costado, el ceño fruncido mientras seguía cada movimiento de Lara. Ella estaba brillando, y aunque su instinto era ser crítico, sentía una profunda admiración. Había algo mágico en la forma en que se movía, como si estuviera en una danza con el hielo.

Cuando terminó su rutina, la ovación del público la envolvió como un abrazo cálido. Los aplausos resonaban en sus oídos, y aunque estaba agotada, la felicidad inundaba su ser.

Lara se dirigió a la zona de calentamiento, sintiendo la adrenalina fluir. Pero la tranquilidad se interrumpió cuando vio a Camila acercarse, con una expresión que mezclaba desprecio y determinación.

—Bien hecho, Lara. Pero eso no significa que no te venceré la próxima vez —dijo Camila, con una sonrisa que no alcanzaba a sus ojos.

—¿Siempre tan confiada? —respondió Lara, tratando de no dejarse intimidar—. No creo que eso te ayude en la pista.

Max se acercó justo en ese momento, dejando a Lara sintiendo un pequeño alivio.

—Todo bien, chicas. Lara, hiciste un gran trabajo hoy —dijo Max, mirándola con una aprobación que la llenó de orgullo.

—Gracias, Max. Significa mucho que lo digas —respondió Lara, sonriendo mientras su corazón se aceleraba nuevamente.

—Aprovechá ese impulso. No te relajes ahora. La competencia apenas empieza —dijo él, volviendo a centrarse en Camila—. Y tú, Camila, debes recordar que el camino hacia el éxito no es solo de palabras, sino de acciones.

Camila frunció el ceño, pero no dijo nada más. Sabía que Max no iba a dejar que se saliera con la suya.

Cuando Lara y Max se alejaron, ella no pudo evitar sentirse emocionada.

—¿Lo viste? ¡El público me aplaudió! —exclamó, aún sintiendo la energía del momento.

Max sonrió levemente.

—Lo hiciste increíble. Pero como dije, no es el final.

Lara sabía que tenía razón. Cada competencia era una nueva oportunidad, pero también un nuevo desafío. No podía dejarse llevar por la emoción.

Mientras se preparaban para la siguiente ronda, Max se volvió hacia ella.

—Lara, quiero que sepas que creo en vos. Vas a llegar lejos si sigues así.

Sus palabras la llenaron de confianza, y en esemomento, todo el estrés y la tensión parecían desvanecerse. En laprofundidad de su ser, Lara empezó a sentir que había algo más entre ellos,algo que podía crecer con cada entrenamiento y cada competencia.

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