Capitulo 1

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Las noches de Jimin siempre han sido el mismo  persistente de emociones que no lograba entender. Los susurros venían en sueños, como una brisa suave que acariciaba sus sentidos, llenándolo de una extraña melancolía que le resultaba familiar, pero que no lograba identificar del todo. Eran palabras que parecían fluir desde lo más profundo de su subconsciente, palabras que no entendía, pero que sentía en su piel como una vieja herida que nunca había sanado del todo.

Aquella noche no fue diferente. Se encontraba en un lugar oscuro, caminando sin rumbo. A su alrededor solo había sombras, sombras que parecían mirarlo con ojos que no podía ver, pero que sabía que estaban ahí. Los susurros lo envolvían, suaves, casi como un canto, pero al mismo tiempo, cargados de una tristeza abrumadora.

—No estás solo... Nunca lo has estado... —murmuraban las voces en el viento, haciéndolo detenerse.

Jimin frunció el ceño, tratando de seguir el sonido, de encontrar la fuente de esos ecos. ¿Quién le hablaba? ¿Por qué esas palabras le causaban tanto dolor? No podía entenderlo, pero algo en su interior le decía que conocía esas voces, aunque no pudiera ponerles un nombre.

De pronto, una figura apareció entre las sombras, a lo lejos. Era alta, esbelta, y aunque su rostro estaba oculto por la penumbra, había algo en su presencia que lo hacía sentirse... seguro. Un calor desconocido llenó su pecho, un calor que lo hizo querer acercarse, querer descubrir quién era esa figura misteriosa.

Pero cuando intentó dar un paso hacia adelante, todo se desvaneció. La figura desapareció y las sombras lo envolvieron de nuevo, dejándolo solo, en medio de la nada.

Jimin despertó sobresaltado, su respiración entrecortada y su corazón latiendo con fuerza en su pecho. El sudor cubría su frente, y las sábanas se sentían frías y húmedas bajo su piel. Se sentó en la cama, pasando una mano temblorosa por su cabello desordenado, intentando calmarse.

—¿Otra vez el mismo sueño...? —murmuró para sí mismo, su voz apenas un susurro en la quietud de la habitación.

Había tenido ese sueño tantas veces en los últimos meses que había perdido la cuenta. Siempre era igual: las sombras, los susurros, la figura que lo observaba desde la distancia. Y siempre despertaba justo cuando estaba a punto de alcanzarla.

Se levantó lentamente, caminando hacia la ventana de su habitación. El cielo de la ciudad estaba oscuro, apenas iluminado por las luces de los edificios y las calles desiertas. Jimin observó el paisaje en silencio, sintiendo una extraña soledad que lo acompañaba incluso en medio de tanta vida.

No sabía qué significaban esos sueños, pero lo hacían sentir incompleto, como si hubiera algo que faltaba en su vida, algo que no podía entender. Durante el día, lograba ignorarlo, perderse en su rutina, pero por la noche, cuando todo estaba en silencio, los ecos de su corazón volvían para recordarle que había algo que aún no había enfrentado.

Con un suspiro resignado, decidió que no tenía sentido seguir pensando en ello. No era la primera vez que tenía pesadillas, y probablemente no sería la última. Quizá solo era su mente jugando con él, reflejando el estrés acumulado por los últimos meses.

**✧**

A la mañana siguiente, Jimin salió a hacer su vida habitual. Era un día nublado, con una brisa fría que acariciaba su rostro mientras caminaba por las calles llenas de gente. Sin embargo, a pesar del bullicio a su alrededor, se sentía extraño, como si algo fuera a suceder.

Lo sintió en el aire, en la forma en que el viento soplaba, trayendo consigo un ligero aroma a cambio. A veces, Jimin podía ser muy intuitivo, percibiendo cosas que otros simplemente ignoraban. Era una sensación inquietante, pero al mismo tiempo, lo hacía sentirse alerta, como si estuviera esperando algo, sin saber qué.

Caminó sin rumbo fijo, con las manos en los bolsillos de su abrigo. No tenía prisa por llegar a ningún lado, y la sensación de vacío que le había dejado el sueño seguía acompañándolo.

Justo cuando cruzaba una intersección, sintió una presencia a su lado, como si alguien lo estuviera observando. Giró la cabeza instintivamente y, para su sorpresa, sus ojos se encontraron con los de un joven que estaba parado en la acera contraria.

Era alguien a quien no había visto antes, pero había algo en su mirada que le resultaba... familiar. El desconocido lo miraba con una intensidad que lo desconcertó, como si lo conociera de algún lugar, pero Jimin estaba seguro de que nunca había visto esos ojos oscuros y profundos.

Se quedó congelado por un instante, sintiendo cómo el tiempo parecía detenerse. Era una sensación extraña, como si el mundo a su alrededor desapareciera y solo existieran ellos dos, mirándose desde la distancia.

El joven, que vestía de manera sencilla, con una chaqueta negra y una bufanda gris, dio un paso hacia adelante, como si estuviera a punto de decir algo. Pero justo en ese momento, el sonido de un claxon los sacó del trance. Jimin parpadeó, desconcertado, y cuando volvió a mirar hacia donde estaba el chico, ya no estaba allí.

Frunció el ceño, buscando con la mirada, pero el joven había desaparecido entre la multitud. El corazón de Jimin latía con fuerza en su pecho, como si algo importante acabara de suceder, pero no podía explicarlo.

—¿Quién era...? —murmuró para sí mismo, sintiendo que esa mirada intensa aún lo seguía.

El resto del día transcurrió de manera extraña. Jimin no podía dejar de pensar en el chico de la intersección, en la forma en que lo había mirado, como si hubiera algo que compartir entre ambos. La sensación de familiaridad era desconcertante, y no podía sacarse de la cabeza la idea de que lo había visto antes, aunque no recordara dónde.

Esa noche, los sueños volvieron, pero esta vez eran diferentes. En lugar de la figura borrosa y distante, la imagen de aquel joven apareció en sus pensamientos, más clara que nunca. Los susurros también cambiaron. Esta vez, eran palabras que conocía, que sentía dentro de él, pero no sabía cómo.

—No te alejes...—decía la voz, mientras las sombras parecían disiparse a su alrededor.

Se despertó de nuevo, con el corazón latiendo rápido, su mente confusa. Algo dentro de él le decía que tenía que encontrar a esa persona. Esa mirada, ese encuentro no había sido casualidad. Los susurros en sus sueños ya no eran solo voces desconocidas; ahora tenían un rostro.

**✧**

En otra parte de la ciudad, Jungkook observaba el cielo desde su ventana, perdido en sus propios pensamientos. No podía dejar de pensar en el encuentro de esa mañana, en los ojos de Jimin, en la forma en que lo había mirado como si lo conociera de alguna vida pasada.

Sabía que había cometido un error al acercarse, pero no pudo evitarlo. Algo lo había empujado a buscarlo, a verlo de cerca, aunque solo fuera por un instante. Jungkook llevaba mucho tiempo guardando secretos, secretos que lo mantenían en las sombras, pero Jimin había despertado algo en él, algo que no podía ignorar.

Susurros llenaban su mente también, recordándole que no estaba solo en este viaje, que su destino estaba entrelazado con el de Jimin de maneras que ni siquiera él entendía por completo.

Susurros Del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora