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Mama, no quiero mudarme- decía Sandra subiendo al coche.
Te tendrás que aguantar, a tu padre lo han destinado ahí y ahí tendremos que ir, si o si- dijo cerrando la puerta del coche.
Sandra me estuvo abrazando durante todo el camino, hasta que yo ladre y le saque de sus pensamientos. Aquel ladrido fue el timbre que anunció nuestra nueva estancia en Sevilla, para especificar mas, Mairena.

Hija baja del coche, para sacar tus maletas- decía mientras abría las puertas de nuestra nueva casa.
Si, ya voy- dijo Sandra alargando la ultima palabra.
Yo, me adelante y di un salto para bajar del coche, lo primero que hice es lo que cualquier perro haria, ir a hacer un pis, jajajaja.

Vamos Sinner entra a casa- gritó mi ama dejándome paso por la puerta.
Sandra y yo subimos a su nueva habitación, la empece a olisquear con el fin de encontrar mi cama. Pero al rato vi que Sandra ya se había dormido.  Me asome por el balcón de la habitación de mi ama y vi a dos chicos supongo que de su edad de pelo castaño que se hacia una cresta y eran bastante altos, ¡pero eran dos! Yo solo me dedique a ladrar para llamar la atención cuando los chavales se giraron:
Hola perrito ¿como te llamas?- decía uno de ellos intentando tocarme.
Dani, ¿tu crees que el perro te hablara?- dijo el otro mirándome como si nunca hubiera visto un perro.

Desde otro punto de vista GEMELIERSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora