ARCO 1: Capítulo 1: En otro lado

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ARCO 1

Año Unificado 651, Treceavo día del mes de la Vendimia

Mis ojos aún estaban cerrados cuando me percaté que el ambiente se sentía diferente, y al abrirlos completamente me di cuenta de que ya no estaba en la calle frente a la tienda. Aire libre, en un campo abierto, un pasto muy verde bajo mis pies, flores coloridas cerca de mí, algunos árboles un poco más a lo lejos, un cielo azul con nubes arreboladas.

"¿Pero ¿qué...?" es todo lo que salió de mis labios al contemplar el lugar al que ¿llegué?

No inventen, ¿el automóvil que creí oír me habrá atropellado y terminé en una especie de paraíso?

Avancé un poco, todo se sentía tan real. Es decir, puede que estuviera soñando, aunque no recuerde exactamente en qué momento me quedé dormido.

Entonces algo llamó mi atención, una explosión o algo así a lo lejos, detrás de unos árboles. Después del estruendo vi salir un poco de humo. Así que la curiosidad me impulsó a acercarme y comprobar qué había pasado.

Cuando el humo se disipó, encontré un pequeño cráter en el suelo y en él, una persona tirada. Es una chica. Aunque algo extravagante a mi parecer.

La primera rareza es el color de su cabello, blanco como ceniza. Hasta hoy sólo he visto ese color en mujeres de mas de 60 años de edad. Además de ello, tiene una vestimenta peculiar, completamente diferente a cualquier coa que haya visto antes. Y bueno, esto no es una rareza, pero la verdad es que sí está muy linda. Le calculo de 18 a 20 años de edad.

Me acerqué para tomar sus signos vitales, aún tenía pulso.

¿Qué debía hacer entonces? ¿Dejarla ahí tirada? No se veía a nadie a lo lejos como para que vinieran a ayudarla. Y es que pues, no podía dejarla ahí sola.

Así que decidí tomarla y cargármela en la espalda. Como estaba delgada, no pesaba mucho. Y una vez que la acomodé sobre mí, tocaba decidir a dónde dirigirme.

Al caminar un poco, logré encontrar un sendero. Definitivamente tiene que llevar a algún lado, así que lo seguí.

Y no me equivoqué. El sendero, en efecto, me llevó a una población, aunque algo inesperada. El dichoso pueblo al que llegué parece alguna aldea de esas que hay en Europa, de estilo medieval. De lejos hasta la gente parece usar ese mismo estilo de indumentaria, ¿Acaso viajé en el tiempo? No entiendo nada de lo que está pasando.

Naturalmente, llamé mucho la atención de la gente del pueblo. Seguramente por mi vestimenta moderna. O quizá por la chica que llevaba sobre mí. Como sea, es incómodo. Me acerqué a una mujer que atendía un puesto de fruta, o eso creo porque aquí hasta eso se ve diferente, y le pregunté por un lugar donde pudieran atender a la chica que llevaba conmigo. Ella me respondió entonces en un idioma que no entendí ni jota. Pensaba que, si de verdad hubiera viajado en el tiempo, esta gente debería hablar algo como alemán o algo así. De todos modos, no les entendí ni madres.

Un don viejito más amable se acercó a mí y con señas, me indicó a dónde tenía que dirigirme. Medio le entendí, pero le di las gracias. Por supuesto, él tampoco me entendió, o quién sabe.

Luego de caminar por un rato, llegué a uno de esos edificios medievales, pero algo más grande, hasta parecía una iglesia. Tenía colgando un letrero con una escritura que jamás había visto y esto acrecentó mis dudas. Aparentemente no viajé en el tiempo, entonces...

Ya desde ese momento unas mujeres con vestimentas como de monja me vieron llegar y me preguntaron quién sabe qué. No les respondí porque no tenía idea de qué me estaban preguntando. De todos modos, se llevaron con ellas a la chica y la ingresaron al hospital o lo que sea esto. Yo también entré y me quedé sentado en lo que creí que era una sala de espera.

Y mientras estaba ahí, me puse a pensar en lo sucedido hasta ese momento ¿Estoy soñando? ¿Habré viajado en el tiempo? O incluso... ¿a otro mundo? ¿De verdad esas cosas son posibles? No tenía respuestas, solo me quedaba seguir aquí un poco más e investigar a dónde llegué exactamente. También debería tomar en cuenta que, si de verdad me moví a algún otro lado, probablemente mis padres me estarán buscando, así que quizá, debería buscar un modo de volver.

Una de las monjas me sacó de mis pensamientos y anunció que puedo ingresar a la habitación. Ósea, no entendí lo que dijo, pero entendí que puedo pasar. Tenía algo de miedo porque, para empezar, yo no conozco a esa morra, capaz y se espanta al verme o algo.

Pero al entrar a la habitación ella parecía serena. Me miró y sonrió un poco, entonces entendí que podía acercarme a ella.

Qualia (o la Decepcionante Realidad del Género Isekai)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora