Capítulo 3: Sociedad de Aventureros

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─¿Cómo que un gremio?

Mi primer pensamiento al escuchar aquello fue algo como lo que he visto en innumerables animes isekais. Ya saben, un grupo de chicos que salen a hacer misiones random y les dan recompensas por ello ¿Se referían a eso?

─Nos hace falta un miembro para ser un equipo oficial ─explicó Flavia─. Ya que ayudaste a Koyara, creo que tienes potencial, en caso de que no tengas trabajo.

─Entiendo.

No sé cómo es que traer a una morra inconsciente a un hospital cuente como potencial. Pero aun sabiendo quizá, que esos "gremios" a los que ellos se referían podrían ser como los de los animes (lo cual, a su vez me confundiría más con mi situación actual) accedí solo por curiosidad y nos encaminamos hacia la oficina donde se registran esas cosas.

Y, en efecto, según me iban explicando de camino hacia allá, los gremios sí son como en los animes. Existe una institución conocida como "Sociedad de Aventureros de la Isla Erus" que funciona un poco como las oficinas gubernamentales de mi mundo. La gente puede ir y publicar alguna "misión" con la cual necesitan ayuda. Los gremios, es decir, los grupos de cinco personas o más, pueden tomar la misión que quieran y realizarla. Dependiendo de la complejidad de la misión y de otras cosas es la paga que el equipo obtiene y que se reparte en partes iguales entre los miembros del grupo. Muchos aventureros buscan a diario misiones para ganarse la vida, de modo que los gremios de aventureros son la fuente principal de ingresos de la isla.

Isla que, por cierto, se llama Erus, y esta villa a la que llegamos es su "capital", un pequeño pueblo llamado Elei. Por ese detalle, técnicamente, esta es una Isla-Estado.

Pero aquí vienen algunas diferencias. No hay misiones de enfrentarse a orcos, goblins o cosas así. No hay nada de eso aquí. Esto es básicamente, servicio comunitario. Barrer las calles, adornar para una fiesta, limpiar un huerto, etc. Misiones aburridas si lo piensan, pero al menos nadie arriesga la vida. También me comentaron que esta isla es el único lugar donde sigue funcionando el gremio de aventureros, porque estos ya se consideran obsoletos en otras partes del mundo.

Gracias a toda esta información fue que finalmente entendí: no viajé en el tiempo como antes pensaba. Me había movido a otro mundo, justito como en los animes isekais. Siendo así, lo más seguro es que esté soñando. No tengo idea de en qué momento me habré quedado dormido, pero no se me ocurre otra explicación.

Las oficinas de la Sociedad de Aventureros están situadas en uno de los edificios más grandes del pueblo. Hay mucha gente entrando y saliendo, lo cual indica que, ya que es la principal fuente de ingresos de la isla, pues hay mucha gente solicitando misiones y realizándolas. Es obvio. Creo que se siente un poco como cuando vas a buscar trabajo en una oficina de gobierno.

Y así como en unas oficinas de gobierno, también hay mujeres atendiendo en ventanillas y esas cosas. Como que me recuerda un poco a la casa.

Hay gente de todo tipo aquí. Personas como nosotros, y hago énfasis en esto porque también hay "otro tipo" de personas aquí, aunque muy pocas a comparación. Aventureros, cazadores, gente que nomas viene a ver qué onda. Y con respecto a "ese otro tipo" de gente, resulta un poco curioso que hay algunas personas que tienen orejas puntiagudas, como los típicos elfos. También hay otras personas con alguna característica animal. Alguna cola de gato, orejas de perro y cualquier otra cosa que a la naturaleza de este mundo se le haya ocurrido. En otro momento me sorprendería, pero ahora trataba de que no me impactara demasiado. Esto definitivamente confirma que estoy soñando.

Por ahí también alcancé a ver lo que parece ser un mapa de toda la isla a la que llegué. Siempre fui bueno en geografía y definitivamente supe de inmediato que esa isla no existía en mi mundo.

El grupo de chicos y yo nos acercamos a una de las ventanillas donde hay una mujer con lentes como de espía de la CIA y con cara como de que no quería estar ahí. El líder habló diciendo que deseaban integrar un nuevo miembro a su gremio y la mujer me lanzó una mirada inquisitiva. De un costado sacó un formulario en una hoja de papel y me lo dieron para que lo rellenara.

Pero me detuve en seco porque sólo vi garabatos en la hoja. Aunque me hayan hecho entender el idioma de este mundo con magia, todavía no comprendo su escritura. Sé que podría pedirles ayuda a los chicos, pero sería vergonzoso admitir que no sé leer a mis 22 años de edad.

Por suerte, Koyara se percató rápidamente de mi situación y me ayudó a rellenar el formulario, o, mejor dicho, lo llenó por mí. Prometo ponerme a estudiar la escritura de este mundo para no pasar de nuevo por momentos tan bochornosos como este, y también prometo que no me burlaré de tu nombre Koyara, al menos por un tiempo.

Una vez que ha acabado, le entregamos la forma a la mujer y esta se retiró de la ventanilla. Volvió en cinco minutos y me entregó una especie de plaquita de metal con la cual según, soy miembro oficial del gremio. Sonreí para mis adentros cuando la contemplé en mi mano. No estoy seguro, pero creo que esa satisfacción que sentí momentánea, fue porque me sentía como si hubiera conseguido un trabajo de verdad, a diferencia de lo que hacía en la carpintería con mi papá.

Y eso me regresó más recuerdos de mi mundo. Tengo la sensación de que mis padres me estarán buscando. Quizá debería enfocarme mejor en buscar un modo de volver a mi mundo. Aunque antes había dicho que pensaba que estaba soñando, por alguna razón no me siento muy tranquilo con ello.

Qualia - Fase 1Donde viven las historias. Descúbrelo ahora