Susurros de sangre y asfalto.

Accidente.

Evan volvía a casa en autobús. Había tomado dos autobuses para llegar al sendero de las sombras que se hayan bastante lejos de su hogar. Tomó asiento hasta atrás para no dialogar con nadie. Era el segundo bus que tomaba así que comenzaban a dolerle las piernas y el trasero. Iba enfocado en su lista de reproducción hasta que el autobús aumentó la velocidad. Vio por el vidrio de la ventana y notó que otro autobús de una cadena diferente competía con el suyo.

Estaba a punto de maldecir cuando el segundo autobús impactó con el suyo. La escena se puso borrosa… El vidrio salió volando impactando en su cuerpo. El salió disparado y rodó hasta llegar al frente del autobús. Era la única persona que estaba atrás y el más herido de gravedad. Perdió la conciencia un segundo mientras veía un pequeño resumen de su vida en su cabeza. Todos fueron momentos compartidos con su hermana.

Amber sintió un repentino dolor en el pecho. Fue como un presagio de que algo malo ocurría. Lúcian trato de calmarla acariciando su espalda.

―Creo que fui muy dura con él. – Dijo derrepente y sintió el impulso de llamarlo.
―Me disculparé ahora. No quiero que se duerma con una mala sensación.

Lúcian asintió siempre que Amber no fuera a verlo todo estaría bien

La chica seleccionó el teléfono de su hermano y solo obtuvo ruido por unos segundos hasta que alguien contestó. Era la voz de una mujer agitada.

―Lo siento el dueño de este teléfono tuvo un accidente. Tratamos de desbloquear su teléfono, pero no pudimos lograrlo. Te pido que le informes a un familiar cercano vamos al San Sebastián.

Amber quedó helada. El San Sebastián era un hospital en el centro de Madrid.

―Yo soy su hermana. Estaré ahí enseguida.

―¿Es alérgico a algún medicamento?… ¿sabes su tipo de sangre?. -Preguntó la paramédico.

―No es alérgico a nada y es O positivo

―Muy bien infórmale a tus padres. -Dijo la chica antes de colgar.

Amber no tenía el contexto de todo lo que pasaba, pero sabia que era grave, pues le iban a aplicar transfusiones de sangre.

Lúcian estaba a punto de protestar. No podía dejarla ir sola al hospital. Vio la mirada retadora y molesta de Amber. Lo miraba atenta

―Toma mi moto es más rápida que la tuya. – Le tendió las llaves. ―Y usa lentes de sol para ocultar tus ojos.

Amber llegó al hospital y pido informes de su hermano. La enfermera que estaba en la recepción le dio los detalles.

―El chico sufrió un impacto muy grande. Ahora está inconciente recibió varios golpes graves en la espalda y las piernas. Tuvieron que coserlo y transferirle sangre. Ahora está sedado, pero despertará.

Los padres de Amber llegaron a la media hora.

―No puedo creer que no llegaras a dormir. – Dijo su madre molesta.

―Mamá debes entender que no simpre viviré en tu casa.

―Pues en donde sea que te quedes espero que te vaya bien, en mi casa ya no eres bienvenida. Es la última vez que la usas como hotel. – Dijo molesta en el pasillo de espera. Su padre solo la miraba sin decir palabras.

Después de un par de horas al fin Amber pudo ver a su hermano. Les habían dado 15 minutos a cada uno y había llegado su turno fue la última en pasar. Se sentia terrible por todo lo que le había dicho.

Acarició su mano.

―Evan. Sé que estarás bien, no te estreses por los gastos. Sé que mamá y papá tienen una mala racha, pero encontraré la forma de pagar el hospital.

Se acercó a él conteniendo la idea de morderlo. Podía escuchar su corazón latiendo a una velocidad alarmante y veia sus venas prominentes y marcadas como algo suculento. Hasta ahora había sido una vampira de bolsas. Solo bebía sangre empacada y helada. Se había controlado bastante bien hasta ese momento, pero con esa oportunidad su voluntad comenzaba a flaquear.

Se inclinó despacio e ignorando su instinto asesino , besó la frente de su hermano menor

―Dulces sueños. – Dijo antes de marcharse.