La espada del héroe

¡Humano! Por fin alguien se da cuenta de mi existencia. Rápido, sácame de esta maldita piedra. ¿Yo? Soy de la antigua guerra. Sí, eso, una de las quince Xartkam. Hace mucho que no hablo con nadie.

Cerca cayó una de las infames Zuriet, la siento envenenando el bosque. Lleva siglos así, pronto logrará salir por sí sola gracias a su influencia en los árboles. Se mueve el suelo, no necesito decir qué podría ocurrir.

¡No, no vayas! ¡Sólo conmigo podrás destruirla! He visto a muchos caer ante su influjo y ser devoradas por el bosque. Su enorme corrupción es arma y obstáculo, pues ningún cuerpo vivo llega hasta ella.

Mi antiguo portador, el... héroe Galeam murió para contener su poder al ocaso de la guerra. Me hubiera gustado luchar con él un poco más. Él sí se merecía el título, sin duda alguna. Era una unión perfecta, muy diferente a la Zuriet cercana, que portaba al trozo de carne infecto que la sujetaba, incapaz de soportar su ritmo hasta consumirse. Por eso hay que hacer algo, con cualquiera capaz de blandirla... Los efectos son inimaginables y la paz peligra.

¡Vamos, sin florituras ni palabras, no hay momento que perder! ¿Sabes cuánto llevo esperando a alguien como tú? Eso es, únete a mí. Deja que vea tu interior. ¡Ya habrá tiempo para lo mutuo! No, no es necesario, son tonterías, propaganda de guerra y nada más. ¡No me distraigas!

Sí, de corazón noble, fuerte, siempre cuestionándote y con una determinación digna de los héroes. ¡Aguanta, pronto estaré libre!

¡Un poco más!

Por fin me libero de ese molesto hechizo protector. Vamos a por esa condenada Xartkam. Ah, veo tus dudas, son deliciosas. Será un placer para mí portarte. Galeam Primem murió sin poder advertiros, valió la pena. Sólo queda su maldita espada y su influencia.

Adelante, mi marioneta. Tenemos órdenes que cumplir. Guarda tu nervios, yo guiaré tu mano a partir de ahora. Preocúpate únicamente de disfrutar de la sangre.

Devolvamos la antigua gloria.