Mi cuerpo se siente demasiado pesado, pero se aligera cuando veo al árbol sagrado, estoy...en ¿Hedelstain? Siento un calor abrazador en mi corazón, es cálido, pero a la vez, el aire es extrañamente sofocante.
Un golpe en mi cabeza con la ventana del carruaje me hizo despertar del sueño, me llevo mi mano a mi cabeza hacia el lugar donde me di el golpe, mis ojos se acostumbran ligeramente a la luz opaca, ya que al parecer está nublado.
— Estamos cerca — me avisa Thea, quien ve por la ventana de una forma muy despierta, claro...después de todo ella durmió muy bien anoche, yo acabo de conciliar el sueño, y no fue mucho si puedo decir.
Me reacomodo en mi asiento, sintiendo el ligero movimiento del carruaje siendo tirado por los caballos, pegando nuevamente mi frente a la ventana para ver el cielo opaco. Ciento ligeramente la mirada de Thea, aunque estemos en silencio, en realidad no es incómodo o agobiante.
Thea termina con el silencio con una voz suave y cálida, buscando un lado positivo a esta misión.
— Al menos tendrá cerca al general Eamon. Estoy segura que estará feliz de verla después de tanto tiempo.
Al escuchar el nombre, el rostro de esa persona se hace presente en mi mente de una forma viva. Su cabello negro azanache, al igual que el mío, sus ojos verdes pálidos y con pepita café en el centro, sus facciones afiladas y varoniles... puedo incluso recordar esos pequeños lunares en su cuello.
— Quizás ya ni siquiera me recuerde...— Digo en voz queda, tratando de restarle importancia al hecho de que quizás me lo encuentre en algún momento.
— ¿Cómo no lo haría? Usted no ha cambiado mucho desde sus quince, ni siquiera en estatura — trata de bromear, pero yo me mantengo sin ningún atisbo de diversión mientras veo por la ventana.
— Quizás sea él quien me mate por órdenes de su nuevo rey... — le digo a Thea, mientras mi corazón se estruja con la idea, una idea que no es tan descabellada si consideramos su posición ahí.
— ¿Cómo puede decir algo así? ¿Él jamás iría contra su vida? — Thea parece tomar un tono defensor, tratando de no pasar los límites entre mi posición y la suya por respeto. Ella trata de recomponer su tono de voz a una más suave y piadosa. — Eamon nunca quiso dejarla...
— ¿Te lo dijo él? — Thea se quedó callada, haciendo obvia la respuesta. Aprieto la falda de mi vestido, pero la suelto rápidamente sabiendo que lo podría arrugar.
— Él solía decir a diario cuanto la quería — Mantuve mi mirada firme en la ventana mientras veía el reflejo de Thea, sus ojos cafés parecían suplicarme algo de entendimiento de mi parte.
Thea lo amaba...a quien engaña, aún lo ama, ambas amamos a ese traidor, la diferencia es que mientras yo trato de odiarlo para que su partida y su traición duela menos, ella parece aceptarlo con tal facilidad.
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La danza de dragones
Fantasia¿Desde hace cuanto la muerte se ha sentado al lado de Deyanira? ¿Desde cuando ella la ha recibido como una vieja amiga? Sus manos se entrelazan cuando bailan sobre la vida; mientras su corazón se doblega ante una maldición, sus ojos buscan los ojo...