Capítulo 60

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La expresión triste en el rostro de Keely se congeló. Sus uñas se hundieron en sus palmas mientras apretaba los puños.

Aunque deseaba con todas sus fuerzas despedazar a Loraine en ese momento, no quería molestar a Marco aún más.

"Está bien, me disculparé con Loraine de inmediato. No te enojes conmigo, ¿de acuerdo?"

"Espero que cumplas tu palabra."

Marco le lanzó una mirada fría antes de marcharse.

De esta manera, Keely quedó sola para soportar las intensas miradas del público.

Poco después, comenzó a gestarse en su mente una idea maliciosa.

¡Loraine! Esa perra fue la razón por la que sufrió la mayor humillación de su vida esa noche.

No permitiría que esa bruja le quitara a su hombre. ¡Nunca más!

Como nueva directora y la que había conseguido los contratos, Loraine debía dar un discurso en el banquete.

Loraine se había excusado para retocarse un poco el maquillaje. Justo cuando salió del baño de damas, Keely la interceptó en la esquina de las escaleras.

Acariciándose el cabello, Loraine preguntó impacientemente: "¿Por qué me bloqueas el paso, Keely? ¿Qué quieres de mí esta vez?"

Keely cruzó los brazos y miró a Loraine, sus ojos ardían de resentimiento.

"Eres tan arrogante porque Marco te protege, ¿verdad?"

Loraine se rió burlonamente.

"¿Marco me protege? Keely, ¿eres ciega? ¿O podría ser que yo esté ciega? ¿Por qué no puedo ver a qué te refieres?"

"¡Bah! ¡No te hagas la tonta, Loraine!" Keely tenía un aspecto feroz en su rostro. "Debes haber sabido que Marco vendría a esta fiesta, así que te aseguraste de que él te viera. ¿Hiciste eso para avergonzarme, verdad?"

Loraine echó la cabeza hacia atrás y se rió.

Esa mujer frente a ella estaba tan delirante y paranoica.

"Loraine, te advierto por última vez. Mantente alejada de Marco. Ahora es mío. No puedes quitármelo, por más que lo intentes. No olvides que solo eres una pobre huérfana de la calle. Ni siquiera mereces ser la sirvienta de Marco. Limítate a ser una prostituta. ¡No hay manera de que Marco quiera volver con una puta como tú!"

La voz de Keely se quebró mientras la rabia le provocaba un rubor rojo en el rostro. Era obvio que se estaba conteniendo para no abalanzarse sobre Loraine.

"¡Mantente alejada de mí, enferma!" La paciencia de Loraine se había agotado.

Adios mi AmorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora