El encuentro

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Amo bailar desde que tengo conciencia. Toda mi vida he estado en una sala de baile. Pasé por muchas academias y de todas siempre aprendí algo nuevo, algo que me serviría para mejorar como bailarín. Pero el problema era cuando había solos. No me importaba el equipo, siempre quería ganar. Y lo hacía, a veces con trampa. Pero siempre ganaba, todos y cada uno de ellos.

Era un nuevo año y empezaría en una nueva academia. Entré y todos me miraron.

—Buenas tardes —dije, sonriendo.

Todos me respondieron el saludo, menos uno. Me miraba con frialdad. Le dirigí una mirada de desdén y dejé mis cosas a un costado. Me centré en el medio de la sala y aquel chico se acercó a mí de manera imponente.

—Este es mi sitio —exclamó.

Reí.

—No veo tu nombre aquí. No me iré.

Me dio un empujón inesperado y perdí un poco el equilibrio. Le devolví el empujón, pero con más fuerza.

—¡Jóvenes, Lee! —exclamó enfurecido el profesor—. Los dos al fondo, en las esquinas.

Elevé las cejas, sorprendido.

—¡Él empezó! —protesté—. Me dio un pequeño empujón que nadie notó.

El profesor elevó la mano y señaló el fondo.

—Ahora, o te vas.

Me quejé y fui al lugar asignado. Odiaba estar atrás.

Después de la primera clase, todos se despidieron y comenzaron a abandonar la sala. Me quedé hablando con el profesor sobre algunas cosas relacionadas con la cuota. Me acerqué a mi bolso y tomé mi botella.

—Esa botella es mía —dijo una voz detrás de mí. Me volteé.

—¿El lugar no fue suficiente?

Él rió.

—La botella sí tiene mi nombre —afirmó.

Volteé la botella para ver si era cierto. Y lo era. Pero, ¿dónde estaba la mía?

—Tengo una igual, y estaba allí —señalé.

Él elevó los hombros.

—No es mi problema. Cuida tus cosas.

Lo miré severamente, conteniendo las ganas de gritarle. Volví a casa enojado por lo sucedido. Entré y cerré la puerta de un portazo. Mi madre se exaltó.

—¿Mal día, Lix? —preguntó.

—Un poco... —contesté.

Me miró de reojo.

—Ya encontraste competencia, ¿verdad?

La miré y sonreí.

—Es muy creído.

Se acercó a mí.

—Intenta ignorarlo, te perjudicas a ti —me aconsejó.

Asentí.

—Lo sé, lo haré, no te preocupes.

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⏰ Última actualización: 5 days ago ⏰

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