Equipo

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Empecé las clases en mi nueva escuela. Mudarse de país había sido difícil, pero adaptarme a uno nuevo lo era aún más.

Entré y lo primero que hice fue buscar mi salón. Al llegar, me sentí nervioso por la posible reacción de mis compañeros al ver a alguien nuevo. Abrí la puerta con la mano sudada, y todos me miraron, tal como lo esperaba. Bufé al ver a una persona con la que no quería compartir ningún espacio: Minho era mi compañero de clase.

Lo miré por unos segundos, y él también me miró. Me sonrió, lo cual me pareció raro, pero le devolví la sonrisa. Me senté en mi lugar con un suspiro, y la clase empezó.

Cuando el timbre sonó, todos salieron rápidamente. Yo, sin noción de los horarios, aún tenía mis cosas sobre la mesa, así que las guardé a prisa. Unas chicas se acercaron a ayudarme.

—Hola... —dijo una de ellas, nerviosa. Le devolví el saludo con una sonrisa.

—¿Tienes redes sociales? —preguntó. Asentí.

—Tengo...

Minho interrumpió:

—Felix, te llama el director.

Me exaltó su repentina aparición.

—Luego hablamos...

—Está bien... Por cierto, soy Yeji.

—Es un gusto, soy... —Minho volvió a interrumpir.

—Eres Felix, y el director te llama.

Rodé los ojos y salí del salón, dirigiéndome a la oficina del director. Entré, aún nervioso.

—Oh, joven Lee, ¿qué se le ofrece? —preguntó el director.

Hice una mueca de confusión.

—¿No mandó a nadie a llamarme?

Negó con la cabeza.

—No que yo recuerde. Si lo hago, lo llamaré personalmente.

Sonreí, y tras hacer una reverencia, me retiré del lugar. ¿Por qué Minho me había mentido?

Después de eso, fui a las clases de baile. Tiré mis cosas y, al ver a Minho, me acerqué a él.

—¿Por qué me mentiste?

Rodó los ojos y pasó por mi lado.

—¡Minho! —le llamé.

Se volteó.

—Falta menos de una semana para la competencia. No puedes estar distrayéndote con chicas.

Reí.

—Tú no decides eso.

No respondió ni intentó decir nada más; solo fue a poner la música. Practicamos mucho, más que otros días.

Mi pecho empezó a doler, y me senté en el suelo, tomándolo con las manos. Comencé a toser.

—¿Qué ocurre? —preguntó Minho, preocupado al ver la escena.

—Me duele el pecho —contesté, sin dejar de toser.

Minho se acercó rápidamente, metió la mano en mi bolso y sacó el inhalador.

—Toma, respira profundo y ponte derecho —me dijo.

Seguí sus indicaciones. Sabía bien qué hacer en estos casos, pero a veces no lo hacía. Respiré con alivio tras usar el inhalador.

—¿Ya estás bien?

—Sí, creo que debería irme a casa...

Minho frunció los labios.

—¿Vives lejos?

Lo pensé por un momento.

—Sí, un poco.

Se levantó y tomó mi bolso.

—Te llevaré a casa. Es mejor que mañana te tomes el día y descanses.

¿Y este chico quién era? Me levanté y le hice caso. Me acompañó hasta casa y habló un poco con mi madre. Lo despedí, y se fue.

—¿Es tu novio? —preguntó mi madre, fruncí el ceño.

—¡Mamá, no! —protesté.

Ella rió.

—Podría serlo...

Me quedé serio y subí a mi habitación. Fue un acto bonito, pensé. No todos saben cómo manejar un mini ataque de asma. No todos eran así, como él...

Pasos Opuestos:Al Ritmo Del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora