Viaje

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Me levanté con emoción y me preparé rápidamente.
No había dormido bien por la emoción que tenía la noche anterior.
Mi madre me llevó al aeropuerto, y allí estaban todos mis compañeros de baile.
Los saludé con felicidad y Minho solo me miró de reojo.
Hablaron con mi madre y, luego de unos cuantos minutos, por fin nos íbamos.
Subí al avión y me senté en el asiento que me había tocado.

—Espero que me toque solo —pensaba.

Me quedé mirando por la ventana unos segundos, hasta que me percaté de que alguien se acomodaba a mi lado. Me volteé. Era Minho.
Le sonreí.

—Hola, Minho.

Él me miró, pero no respondió; se veía nervioso.

—¿Te sientes bien? —pregunté preocupado.

Negó con la cabeza.

—Tengo vértigo, me da pánico esto.

Me sorprendí un poco.

—Ya veo, no te preocupes, todo va a estar bien —dije, tomando su mano—. Si llegas a sentirte mal durante el vuelo, dímelo, intentaré ayudarte.

Sonrió.

—Está bien...

El vuelo al principio estuvo bien, pero de un momento a otro hubo algunas turbulencias. Minho intentaba controlarse, pero veía en su cara lo asustado que estaba.
Empezó otra turbulencia, esta vez más fuerte. Apretaba el asiento con miedo. No sabía qué hacer, así que tomé su mano.

—Todo está bien, estoy contigo.

Me miró y empezó a respirar más calmado. Se acomodó con un suspiro en el asiento y apretaba mi mano cada vez que sentía temor.
Estuvimos todo el vuelo tomados de la mano. Quería soltarla, pero a la vez no. Me incomodaba un poco, pero sabía que él no se sentía bien y quería ayudarlo, como lo hizo conmigo. En una parte me gustó también; su mano era muy suave. Sin embargo, cuando el la acariciaba, me sentía algo incómodo, no sabía qué pensar.

Finalmente llegamos y nos soltamos.
Bajamos por fin y nos separamos instantáneamente.
Al llegar al hotel, el profesor decidió las personas que compartirían habitación.

—Compartirán con la persona con la que bailaron.

Suspiré, tendría que estar otra vez con Minho.
Subí junto a él y dos más. Entramos a la habitación.
Había dos camas de dos plazas. Nos miramos con incomodidad. La otra pareja se tiró feliz a la cama; eran novios, no sería incómodo para ellos, pero para nosotros...
Inhalé profundo y fui a desempacar.
El primer día terminó, y nos acostamos. Me dormí rápidamente, dándole la espalda.

Me desperté varias veces. Minho se movía mucho. Me quejé y salí de la habitación para buscar algo de comer.
Llegué a la máquina expendedora y compré unas galletas. Me senté a comerlas en el pasillo, no quería volver.

—¿Qué haces aquí?

Me volteé. Era Hyunjin; él estaba en la habitación con su novio y conmigo.

—No puedo dormir, es muy inquieto.

Se rió y se sentó a mi lado. Le ofrecí una galleta, la tomó y, mordiéndola, dijo:

—Sabes... yo creo que le gustas.

Me ahogué con la galleta.

—Sí, ajá, lo dudo mucho.

Hyunjin sacó otra galleta.

—Te lo juro, cuando bailas, te mira con admiración. Y se preocupó mucho por ti el otro día...

Lo miré y pensé un poco.

—No lo sé...

—¿A ti te gusta?

Negué.

—No soy gay... o eso creo.

Hyunjin soltó una breve carcajada.

—Yo no sabía que era bisexual hasta que conocí a Jisung. Quizás lo eres, o quizás no.

Me quedé en silencio.

—No digo que lo seas, tampoco quiero que te guíes por lo que te dicen... pero solo digo que deberías pensar lo que sientes por él.

Lo miré de nuevo y le metí una galleta en la boca.

—Mejor cállate y vamos a dormir.

Me levanté, y él me siguió. Volvimos a la habitación.
Minho estaba estirado en toda la cama.
Suspiré y Hyunjin se rió en silencio. Lo empujé.

—¿Y ahora qué hago?

Él elevó los hombros.

—Córrelo o duerme encima de él.

Le di un golpe, y él rió de nuevo.

—Sigue riendo, Hyunjin, sigue riendo.

Pasos Opuestos:Al Ritmo Del Corazón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora