Creo que Minho fue muy rápido. Solo nos conocíamos desde hacía cinco meses, y nunca habíamos hablado realmente. Pensó que compitiendo conmigo lograría algo, pero solo consiguió que lo odiara. Después de eso, nos volvimos un poco más cercanos, pero no sabía qué sentir por él, ni qué decirle.
Era su cumpleaños y llegué junto a Hyunjin. Tocamos la puerta y, después de unos segundos, Minho nos abrió.
—¡Llegaron! —exclamó, viéndose muy contento. Le devolví la sonrisa y me acerqué para darle un abrazo. Él lo recibió con gusto y me hizo pasar.Entré y saludé a todos. Después de comer, llegó la hora de la pijamada.
—Para que no sea tan aburrido, adivinen qué hay... —dijo Minho mientras se dirigía a la cocina. Todos lo miramos.
—¡Alcohol! —anunció, sacando unas botellas.Las chicas se levantaron rápidamente para buscarlas. Yo seguía sentado con Hyunjin.
—Nunca he bebido —dijo rascándose la nuca.
—Yo tampoco, pero siempre hay una primera vez para todo —le sonreí.Trajeron las botellas y empezaron a preparar algunos tragos.
—Pondré música —comenté, tomando el control remoto.
—Primero serán shots, después tomamos más tranquilos —dijo Minho.Puse música y me volví a sentar junto a Hyunjin. Minho me ofreció un shot. Lo miré con duda, pero lo acepté. Todos tomaron un vasito, y tras un brindis, lo bebimos. Tomamos, bailamos, hicimos de todo. Estábamos cansados. Muy ebrios.
Yo estaba tirado en la alfombra de la sala, mirando las luces de colores que parpadeaban sin cesar, lo cual me mareaba aún más. Hyunjin se besaba con su novio, mientras las chicas seguían bebiendo. Pero, ¿dónde estaba Minho?
Me levanté con dificultad, sintiendo cómo mi cabeza se balanceaba. Caminé despacio para no caerme y fui a buscarlo. En la planta baja no lo encontré. Me acerqué a las escaleras y, solo con mirarlas, ya me sentí mareado. Tomé la baranda con fuerza y subí lentamente, con pasos torpes.
Al llegar arriba, continué buscando.
—¿Minho, estás aquí? —pregunté, aunque las palabras salían de mi boca como balbuceos apenas comprensibles.Entré a su habitación y lo encontré sentado, llorando. Me acerqué con todas las fuerzas que tenía, y me senté a su lado con un quejido. Sentía el cuerpo muy pesado y los mareos no paraban.
—¿Qué te paso Min? —logré balbucear, arrastrando las palabras, apenas entendiendo lo que decía.Minho estaba llorando, pero me parecía que sonreía... o algo así.
—Tu regalo... me emocionó —dijo, aunque todo sonaba medio borroso.Intenté enfocarlo, pero mis ojos no hacían caso. ¿Por qué la habitación daba vueltas? Le sonreí de manera boba, sintiendo que mi cara hacía movimientos raros.
—Tú estás muy ebrio... deberías dormir —me dijo Minho. Se levantó y todo me pareció moverse más rápido.—Pero me duele la cabeza —me quejé, frunciendo el ceño mientras intentaba sostenerme en la cama.
—Lo sé, voy a traerte algo —respondió Minho antes de desaparecer por la puerta. No supe cuánto tiempo pasó, pero cuando volvió, tenía algo en la mano.
—Aquí está —me dijo, dándome una pastilla. Me senté como pude, pero todo se movía demasiado lento y demasiado rápido a la vez.
—Gracias Min... —sonreí otra vez, o eso creía.
Me volví a tumbar, sintiendo el colchón tragarse todo mi peso.
—Descansa, yo dormiré abajo —dijo Minho, pero moví la cabeza, o al menos lo intenté.—No, no... duerme conmigo... —murmuré.
Me miró raro. Parecía nervioso, o tal vez era mi vista borrosa.
—¿Seguro?Asentí, o algo parecido, y le hice un espacio en la cama.
—La cama es pequeña... —murmuro
—Si me abrazas no es tan pequeña... —dije, medio riéndome de lo que me parecía una genial idea.Minho tragó saliva, pero sonrió. Se acostó a mi lado y me abrazó.
—Descansa, Lix...—Tú... también... —respondí, sintiendo el sueño apoderarse de mí.
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Pasos Opuestos:Al Ritmo Del Corazón
AléatoireFelix siendo una persona competitiva en el ámbito de la danza, llega a una academia donde conoce a su mayor rival.Tna bueno y competitivo como el.Incluso pensaba que mejor.La batalla por ser el mejor comienza.Pero un baile, hace que tengan que aliar...