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Mientras la noche se teñía de los ecos de disparos y gritos lejanos, Shoto y Dabi se encontraron en una encrucijada que iba más allá de la lealtad familiar; era una decisión que determinaría no solo su futuro, sino también el destino de sus familias en guerra. El peso de sus pasados pesaba en sus corazones, una carga que se tornaba cada vez más difícil de llevar.

Shoto cerró los ojos un momento, tratando de calmar el torbellino de emociones que latía en su interior. Recordó las lecciones de su infancia, las palabras de su padre que siempre le habían advertido de los peligros de los Shitori, del odio que se había cultivado entre las familias. Ahora, de pie en aquel callejón oscuro, todo parecía tener un nuevo significado. Dabi representaba todo lo que su familia aborrecía, pero también lo que su corazón anhelaba: autenticidad, pasión y la posibilidad de una vida sin cadenas.

—Si hacemos esto, tendrás que confiar en mí completamente —le dijo Dabi, la seriedad marcando su rostro mientras sostenía la mano de Shoto con firmeza—. No podremos escondernos para siempre y la guerra no se detendrá por nuestro amor.

—Lo sé —respondió Shoto, sus ojos abriéndose para encontrar la intensidad de la mirada de Dabi—. Pero debemos hacer algo. No podemos permitir que más vidas se pierdan en esta lucha sin sentido.

Dabi asintió lentamente, una mezcla de determinación y preocupación llenando el aire a su alrededor. Sabía que la familia Todoroki no se detendría ante nada para mantener su estatus, y sus intenciones no eran menos amenazadoras. Fue en ese momento cuando, de la oscuridad, surgió una idea, como una chispa de luz en medio de la tormenta.

—Podríamos crear un frente unido, un tratado entre nuestras familias. Si los Todoroki y los Shitori se enfrentan cara a cara, podríamos llegar a un entendimiento. Pero, para lograrlo, necesitamos demostrar que nuestra conexión es más poderosa que la rivalidad —propuso Dabi, y su voz estaba cargada de fervor.

Shoto sintió una mezcla de miedo y emoción. Era una apuesta arriesgada, pero representaba una posibilidad. —Podría funcionar, pero… ¿Cómo lo hacemos? ¿Quién nos escuchará?

Dabi dio un paso adelante, sus ojos brillando con una intensidad que solo él parecía poseer. —Propongo una reunión. Reuniremos a los líderes de ambas familias en un lugar neutral. Allí, expondremos nuestra relación y abogaremos por una paz duradera. Necesitamos aliados; no podemos hacerlo solos.

Shoto tragó saliva, el nudo en su estómago aumentando ante la idea de que sus familias se encontraran. Sabía que la rabia de sus padres podría ser devastadora al enterarse de su relación, pero la desesperación por acabar con el ciclo de violencias lo impulsaba a avanzar.

—Está bien. Comencemos a planearlo. Pero debemos ser cuidadosos. No podemos permitir que nadie se entere de nosotros hasta que tengamos un plan —respondió, su voz llena de firmeza.

Ambos se encontraron en medio de una tormenta emocional y estratégica. Sería un acto de traición para sus familias, pero a la vez, una declaración de amor que requería valentía. Con las manos entrelazadas, comenzaron a diseñar un plan; un mapa de cómo sobrevivir a la amenaza del horror que los rodeaba.

Durante los días siguientes, Dabi y Shoto se reunieron a escondidas, discutiendo sobre los miembros de confianza en sus respectivas familias que podrían ser aliados potenciales en su causa. Comenzaron a construir una red secreta de información, utilizando las habilidades de Shoto en tecnología y las conexiones de Dabi en el mundo subterráneo.

Mientras tanto, la tensión entre los Todoroki y los Shitori aumentaba. Tras el ataque inicial, ambos bandos formaron cercos de seguridad y comenzaron a preparar estrategias para un conflicto inminente. Las calles, antes vibrantes de la ciudad, se convirtieron en un campo de batalla donde las miradas furtivas y los susurros eran la norma. Shoto y Dabi se movían en las sombras, pero cada encuentro era más pesado que el anterior.

Una noche, mientras se encontraban en el refugio que habían encontrado, una antigua y abandonada sala de un teatro, Shoto no pudo contenerse más. Relatos de miedo y traición danzaban en su mente y, al observar a Dabi, sintió que ese vínculo trascendía la lucha.

—Dabi, si esto falla… si nuestros padres no escuchan… ¿Qué haremos? —preguntó, su voz cargada de una vulnerabilidad que pocos conocían.

La mirada de Dabi se suavizó al escuchar la preocupación en la voz de Shoto. Tomó una respiración profunda, recordando que había tomado la decisión de amar a pesar del dolor que podría venir.

—Si falla, pelearé a tu lado. No me importa lo que suceda, Shoto. Lo que tenemos vale más que cualquier guerra. Estoy dispuesto a arriesgarlo todo por ti —confesó, y mientras decía las palabras, el brillo de su lealtad se hizo evidente en sus ojos.

Shoto se sintió embriagado por la promesa que le ofrecía. El amor de Dabi era su salvación, y eso lo llenó de valor. En un mundo marcado por su rivalidad, de pronto todo pareció posible.

Finalmente, el día de la reunión llegó. Se había acordado un lugar; un antiguo parque de diversiones que había visto días mejores, con carpas de colores desvaídos y atracciones oxidadas, un símbolo perfecto de la decadencia de la relación entre sus familias. Era un sitio neutral, un ámbito familiar que había sido testigo de risas infantiles y gritos de alegría, ahora convertido en un campo donde los destinos de dos clanes podrían cruzarse.

Ambos se prepararon para el encuentro. Shoto se miró en el espejo antes de salir, ajustándose la corbata mientras su reflejo le devolvía una imagen de determinación y miedo. Dabi lo observaba, la mente aún llena de planes y contingencias. Se acercó y le dio un leve toque en el hombro, una acción que le hizo sonreír al albinar de sus sombras.

—Recuerda, estamos juntos en esto —dijo Dabi con voz firme, y Shoto asintió, sintiendo el calor de su apoyo.

Cuando llegaron al parque, el ambiente era tenso. Los clanes se estaban reuniendo, cada uno con sus propios líderes que traían consigo el peso de las expectativas y la ira contenida. Las miradas eran afiladas y los susurros resonaban como dagas, pero la unión de Shoto y Dabi se mantenía firme.

Cuando los líderes de ambas familias se encontraron, el silencio se hizo palpable. Cada uno ocupaba un lugar en la mesa, y la presencia de Dabi y Shoto entre ellos representaba una ruptura de las normas y expectativas. Dabi empezó a hablar, su voz confiada y resonante.

—Hemos llegado aquí para hablar sobre el futuro. Este ciclo de violencia tiene que terminar. Lo que tenemos en juego es más que territorios o mercado; estamos hablando de vidas, de familias. Quiero que Escuchen nuestra verdad —dijo mientras miraba a Shoto, quien compartió su mirada de determinación.

La tensión se convirtió en furia, pero Shoto y Dabi mantenían su compostura. Cada palabra, cada argumento, era un paso hacia la esperanza. La conversación se tornó acalorada, pero a medida que el diálogo avanzaba, algunas voces comenzaron a esbozar una alternativa. A medida que las horas pasaban, poco a poco, el primer destello de comprensión comenzó a debilitar el odio que las familias se habían aferrado durante tanto tiempo.

Sin embargo, un giro inesperado se presentó cuando una figura conocida apareció de entre las sombras: el padre de Shoto, Enji Todoroki, manteniendo su aire autoritario y poderoso. Dijo lo que todos temían, denunciando como traidores a sus hijos. La reunión se tornó caótica en un instante, el sonido de la ira resonando en el aire.

“No os atreveréis a traicionar nuestra sangre”, bramó Enji, su voz resonando con el eco de los antiguos rencores.

Con un giro del destino, la sombra de un futuro esperanzador se volvió oscura nuevamente. Sin embargo, en ese caos, Dabi tomó la mano de Shoto con firmeza, y Shoto, sintiendo la electricidad de su contacto, comprendió que no iba a rendirse.

Así, con sus corazones entrelazados, aceptaron el desafío de enfrentar no solo la historia de sus familias, sino también la historia que estaban escribiendo juntos. Decidieron que, sin importar el desenlace de aquel encuentro, su amor sería la semilla de un cambio mayor.

La batalla por la paz había comenzado, y Shoto y Dabi estaban dispuestos a luchar, no solo contra sus familias, sino contra las sombras del pasado que habían dictado su existencia. Como un faro en la oscuridad, su amor sería la luz que guiaría el camino hacia un futuro donde las familias Todoroki y Shitori pudieran finalmente encontrar un camino en común, desafiando el destino que parecía inevitable.

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⏰ Última actualización: Oct 18 ⏰

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Una rivalidad entre dos familias de la mafia; dabitodo; Omegaverse Donde viven las historias. Descúbrelo ahora