Capítulo 32 | Procedimiento

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—¿Por qué estás sonriendo de esa manera, mejor amigo? —El pequeño dejó de mirar la vista para verlo a él.

—Porque Aaron acaba de escribirme.

—¿No estaban peleados?

—¿Tú crees que sí? Ay, por favor. Mi Bestia prefiere arrancarse los ojos que dejar de creer en mí. Mira, yo me imaginé que algo así pasaría y por ello les mostré los videos de las cámaras. La cuestión es, que le lavó el cerebro a Daen. Es una lastima. En fin, ¿Me preparas un cafecito? Es que mi novio me prepara el mejor café, pero en vista de que estaré aquí hoy, me quedas tú cómo recurso.

—Puedo prepararte todos los cafés que quieras. ¿Puedes prestarme a Javier luego? Es que necesito ir a ver a alguien.

—¿A quién?

—Adriel me pidió que fuera a la casa.

—Dalton no lo va a permitir.

—Pero le diré que voy por él, así que no lo sabrá.

—Ajá, pero tú ni siquiera sabes fingir, ¿Cómo le harás para que te crea?

—Yo resuelvo. De último puedo volver aquí a estar contigo.

—¡Oye! Si lo dices así, parece que es un sacrificio. Te pediré la cena, así que no vayas a llegar tarde, ¿De acuerdo? Quiero cenar contigo y no hay excusas que valgan.

Oliver le hizo su café y el pequeño se lo tomó muy feliz. En serio que tiene que aprender a conocer a los chicos y todos sus planes para al menos no verse como un tonto. El pequeño le regaló una sonrisa y se sentó a su lado antes de que se vaya, pasó un tiempo corto con él y luego este terminó abandonándolo para verse con su amado.

No lo dice abiertamente, pero es algo que se sabe. Sobre todo cuando Dalton le reclamó por lo que estaba pasando y el pequeño tuvo que defenderlo porque este se quedó en silencio y no supo qué decir. Soltó un suspiro y estaba por buscar una cerveza cuando sonó el timbre. Se fue a abrir la puerta y para su sorpresa o casi no, era el español.

Se miraron un par de segundos y luego el pequeño se hizo a un lado para que pase. Se dirigió a la cocina, tomó dos cervezas y le dio una. El español se fue con él al balcón y se quedaron ahí sin decir nada por bastantes minutos hasta que Ángel decidió hablar.

—¿Te gustó arruinar mi relación?

—Un poco. Se sintió satisfactorio. Eso no es lo único que haré, ¿Sabes?

—Lo sé, pero ahora yo tengo ganas de al menos golpearte. Me diste una razón para querer lastimarte sin estar amenazado. Ah, por cierto, le lavaste el cerebro a Daen. ¿Qué tantos trucos has utilizado para lograrlo? Mi primo es sensato y ahora parece tan solo una marioneta. No puedo culparlo, está muy enamorado de ti.

—Es un fastidio. Quisiera mandarlo al carajo, pero no puedo porque necesito que me ame. De ese modo podré también destruirlos —Ángel no pudo evitar soltar una pequeña risa que salió desde el fondo de su alma.

—¿Sabes cuántas personas han intentado destruirnos? Eso no va a pasar, españolito. Deberías de tener en cuenta que estás perdiendo el tiempo.

—Yo nunca pierdo el tiempo.

—Okay, ¿Entonces qué haces aquí? —Y bebió de su cerveza mientras que ladea un poco su sonrisa. El español se quedó en silencio y luego desvió la mirada sin saber qué decir después de eso —Yo creo que no sabes lo que estás haciendo, porque de saberlo, no te estarías metiendo conmigo.

—Porque lo sé es que estoy haciendo esto.

—De acuerdo. ¿Entonces cuál es el plan? ¿Qué sigue después de esto? La verdad es que ni siquiera estás tomando en cuenta muchas cosas. Dígamos que me quitaste algo. ¿Qué sigue? —El español le miró a los ojos y volvió a quedarse en silencio —Tuviste razón... Sí estoy interesado en ti.

Sabía que con eso al menos llamaría su atención. Ángel se acomodó en el asiento, colocándose frente a él sin dejar de mirarlo a los ojos para atraparlo con la mirada. El español no solo se quedó observándolo, sino que no pudo decir algo al respecto. El pequeño llevó su mano a su mejilla y lo fue tocando, acariciándolo y haciéndole sentir algo.

Estaba utilizando sus mismos trucos, no es algo negativo. Al contrario, es lo que lo ayudará a conseguir lo que desea

—¿Dejarías a Daen por mí? Porque estuve pensando mucho en eso y me gustaría que te quedes conmigo —El contrario soltó una risa nerviosa y desvió la mirada. Sin embargo, el pequeño se acercó a él, tomándolo algo por sorpresa y acercando sus labios a los suyos —. ¿No quieres quedarte a mi lado? Yo podría darte el cielo, mi españolito —El español estaba más que confundido por la situación.

Sintió sus labios tocando los suyos y luego, algo que pinchó su cuello. Se alejó con brusquedad y se tocó este, viendo que el pequeño le ha inyectado algo.

—Eres demasiado predecible. Sabía que vendrías a verme porque no haces más que perseguirme. Segundo, ahora estás en mis manos y te quitaré ese maldito dispositivo que traes para que dejes de decir estupideces.

—¡No puedes hacerme esto! ¡¿Qué me inyectaste?! ¡Maldito enano! —Se levantó del asiento mientras que Ángel lo miraba con una sonrisa ladeada y con aquella mirada de haber logrado lo que quería.

Se escuchó la puerta siendo abierta y por ella entraron sus novios, los cuales veían al español con una sonrisa, puesto que, una parte de ellos, también se burlaba de él. Terminó quedándose dormido y Aaron lo cargó para sacarlo de ahí y llevarlo a la compañía. Así de fácil se arregla un problema.

La Bestia miró a su Boo Boo y lo alzó, haciendo que el pequeño enrollara sus piernas alrededor de su cintura.

—Odié dormir sin ti, mi lindo corderito.

—Yo también. Hay que apurarnos, Bestia. Daen no debe de saber que tenemos a su pastelito o querrá volarnos la cabeza.

—Mi amigo está algo violento. 

Llegar a la compañía con el español sobre él hombro de Aaron, solo hace la escena algo graciosa. Sin embargo, cuando lo colocaron en la camilla, Ángel le colocó otro sedante para comenzar el procedimiento.

—Españolito, espero que vuelvas a ser como antes, porque siendo un imbécil, te ves bien, pero haces cosas estúpidas que no nos gustan. Para cuando abras los ojos, te aseguro que todo será mucho mejor. Bueno, eso espero, la verdad.

El pequeño terminó saliendo del laboratorio y preguntó por Javier, al cual lo mandaron a llamar, este venía corriendo en su dirección para ayudarlo.

—Señor, disculpe la tardanza, vine lo más rápido posible.

—Llegaste justo a tiempo, Javi.

Ahora, solo queda esperar todo el resultado.

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