Capítulo 16: Revelación!

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LAUREN estaba sentada en su bar favorito en Los Angeles, bebiendo el whisky más caro que tenían, e intentando convencerse de que aquello era una celebración. De hecho, llevaba dos semanas de «celebración», noche tras noche. Tenía tanto que celebrar... Debería sentirse victoriosa. Todos los periódicos llevaban fotografías de su boda fallida, para humillación de los Cabello. Además, sabía por fuentes más que fiables, que Austin había sido abandonado por sus inversores, y que sus finanzas se hallaban en caída libre. Antes de que acabara el año tendría que declararse en quiebra.

Al principio se había dicho que aquella sensación extraña que tenía no era más que el cansancio que seguía a una campaña de acoso y derribo tan intensa. Cuando se conseguía un objetivo, después uno sentía la falta de una meta. Era algo natural; incluso lógico. Sin embargo, después haber hecho realidad la venganza que tanto tiempo había estado persiguiendo, no sentía satisfacción alguna, sino más bien indiferencia. Había ido a visitar la tumba de su padre, había depositado flores sobre la que ocupaban su hermana Taylor y el hijo que no había nacido, y no había sentido absolutamente nada. Qué absurdo había sido todo aquello, había pensado entonces, mientras miraba la lápida de aquel hombre que nunca la había querido, y de la joven que la había detestado.

Empujó su vaso hacia la barman para que se lo llenara de nuevo. Aquel vacío era lo primero que había sentido, y después algo mucho más inesperado: dolor. Nunca habría imaginado que ella, Lauren Jauregui, fuese capaz de sentir dolor. Ésa era la única palabra capaz de describir la agonía en su pecho, el peso de todo lo que había perdido. Por las noches no podía dormir, y durante el día estaba irritable. Y lo único en lo que podía pensar era en Camila. Se encontraba imaginando cómo habría recibido la noticia, y cuánto habría tardado en aceptar la verdad. Se preguntaba cómo se habría sentido, y se torturaba imaginándola llorosa, o aún peor, reaccionando con valentía. Y en un ejercicio enfermizo, se imaginaba finales distintos.

¿Qué habría pasado si no la hubiese dejado y se hubiese ido? ¿Qué habría pasado si se hubiera casado con ella a pesar de todo, si cada noche pudiese dormir a su lado, inhalando el dulce perfume de su piel y de su cabello? ¿Qué habría pasado si le hubiese creído cuando le había dicho que la amaba? Lauren gruñó, maldiciéndose en todos los idiomas que conocía. Ahora que había consumado su venganza no podía comprender cómo había podido dejar que la obsesionase durante todos esos años.

¿Qué había conseguido?

Nada.

¿Cómo podía haberse obsesionado con una lealtad absurda a dos personas que le habían negado su cariño? Camila, en cambio, le había dicho que la amaba, y ella la había abandonado ante el altar. Se había convertido en la clase de escoria de la que siempre había intentado distanciarse. Ella, que había jurado que nunca sería como Austin, se había convertido en algo peor. Al menos Austin había roto la relación con su hermana en persona; no había dejado que su ausencia hablase por él.

¿Qué clase de mujer era, y cómo podía haber hecho lo que había hecho?

–Sea quien sea ella, no merece la pena, amiga –le dijo la barman, sacándola de sus pensamientos.

Lauren alzó la vista, sorprendida de que la mujer, que en esas dos semanas se había limitado a servirle en silencio, entablase conversación con ella.

–¿Por qué dices eso si no la conoces? –inquirió.

La mujer se encogió de hombros.

–Las mujeres somos como somos. No puedes vivir con ellas, pero tampoco sin ellas, ¿no?

Se alejó hacia el otro extremo de la barra para atender a otro cliente, dejando a Lauren aturdida. De pronto lo veía todo claro. Tenía más dinero del que pudiera gastar en toda su vida, y casas en varias ciudades del mundo. Había nacido y crecido en la más absoluta pobreza, y ahora lo tenía todo, pero nada de todo eso tenía ningún valor para ella si eso significaba vivir sin Camila. No quería vivir sin ella, y le daba igual cuál fuera su apellido y a qué familia perteneciera. No estaba dispuesta a perderla.

LA VENDETTA E L'AMOREDonde viven las historias. Descúbrelo ahora