Prólogo

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«Katyusha Ivanova Kuznetsova...
Tienes 22 años de edad y éste sería tu primer trabajo.
Tu padre es Ivan Novikov..
Estudiaste como becada en la Universidad Central de Moscú. ¿Cierto?»

«Sí. Estudié tres idiomas también.»

«¿Qué te hizo querer ser física nuclear...?»

«Tanto a mi padre como a mí nos apasionan las carreras complejas y que tengan que ver con ciencia. Mi abuelo trabajó en una planta nuclear hasta sus
50 años...»

«¿Se jubiló?»

«No. Él... Él trabajó en el reactor cuatro de Prypiat.»

«Ah vaya... Lo siento...»

«Ya no importa... Yo era una niña, y vivía al otro extremo de la URSS.»

«Kamchatka, ¿cierto?»

«Sí.»

«Bueno. Puedes retirarte. Si te llegamos a contratar, te llamaremos en dos días.»

«Gracias camarada Ivankov.»

Ella salió de allí luego de decir eso.

Luego ella llegó a casa, se quitó los zapatos y se tiró al mueble.

Aún no había nadie en casa. Su padre estaba en el trabajo, y desde que su madre había cambiado a su padre por otro hombre, la casa se sentía vacía.

Ella quería despejarse de su vida difícil. Y hace años que no experimentaba un abrazo o cariño sincero.

Justo cuando se limitaba a abrazar a una de sus almohadas, ya acostada en su cama, llorando, alguien tocó la puerta.

«¡Voy!»
Gritó entre sollozos.

Una vez abrió, un chico rubio de ojos dorados estaba en su puerta.

«Katya, ¿cierto?..»

«Sí. ¿Pasó algo..?»

«Es sobre tu padre... A él.. lo atropellaron.
Mis más sinceras condolencias. Lo siento mucho...»

Ella no pudo comprimir las lágrimas que resbalaron de sus mejillas, ni los audibles y adoloridos sollozos.
A él no le agradó verla en ese estado. La abrazó con fuerza, intentando consolarla.

Solo había sido el impulso del momento. Realmente se sintió mal al verla así de herida.

«Gracias por avisarme.. Yo me encargo de lo demás..»

«No. Yo puedo pagarte los gastos de lo demás..»

«No hace falta. Era mi padre, yo debo hacerme cargo de los gastos del funeral...»

«¿Segura que podrás...?, tienes el ingreso suficiente?»

«Por ahora no. Pero yo veré que hago.»

Katya Quiere HuirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora