¿Por qué eres así Lucy?

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— Entonces nos trajeron aquí, porque no despertabamos. — suspira luego de escuchar la explicación de Musa.

— Sí, ni siquiera la llama del dragón pudo regresarlas a la realidad. — se muerde un momento el labio. — En realidad Flora.

— ¿Sí?

— Tú magia rechazó la de Bloom. — ve las expresiones de su amiga, pero no hay mucha reacción. — ¿Flora?

— Ah, disculpa, me quede pensando en otras cosas. — mira sutilmente la flor qué había hecho germinar cuando despertó. — ¿De verdad mi magia rechazó la de Bloom?

— Sí, así es, pero no fue solo la tuya. — mira a Stella qué seguía dormida.

— ¿Stella también? — recuerda la pequeñas pinceladas de la marca en ella. — Pero su poder y el de Bloom van un poco de la mano ¿no?

— Sí, pero dos energías salieron de ella, formando un escudo qué rebotó la magia curativa de todas. — recuerda lo sucedido. — Reaccionó de forma más brusca a la llama del dragón.

— ¿Y tú? — corta un poco de una rebanada de pastel.

— Pude sondearles con mi magia y por ello pasaron de estar inconscientes a estar simplemente dormidas. — ve a Celine leyendo unos libros de mitología.  — ¿Qué estas leyendo? — Se acerca a la bruja de torre nubosa.

— Más que leer, estoy estudiando Musa. — se detiene en una leyenda en específico. — El calabozo del Tártaro.

— ¡¿Hay cerca de 100 celdas o incluso más?! — Por un momento acaparó todo el libro. — ¡¡Flora, tienes que ver esto!!

Solo que Flora había dejado de prestar atención, porque había algo en su mente qué no la dejaba en paz.

— Saldré un rato chicas, puedes ir a mi habitación si se sienten incómodas.

— ¿Te refieres a la nueva habitación qué estaban por entregarte en estos días? — La ven asentir. — Gracias Flora. — habló antes que Musa, dejando que la morena salga.

•••

Lucy. Lo que vio cerca de un claro de Alfea no deja de pasar por su mente, era algo que la estaba trastornando.

¿Cómo alguien tan dulce como Lucy podía ser tan despiadada?

Flora realmente no lo entendía, pero quería pensar que había una razón para ello, ya que para ella Lucy debería ser siquiera poco más de dos o tres años mayor que Mielle.

Entonces la vió jugando con un par de pixies, en lo que el profesor Palladium la vigilaba de cerca. Al parecer estaban en clase práctica.

— Disculpe, profesor Palladium. — en ningún momento le había quitado el ojo de encima a Angela, pero esta seguía jugando como si nada.

— Miss Flora. — le presta atención.

— Necesito a la señorita Lucildi para un asunto importante.

— Adelante. — su instinto le decía que debía ceder por su propia seguridad.

— ¡Lucy! — la ve acercarse como es de costumbre. — Acompañame.

— Hasta el fin del mundo. — canturreo contenta.

La lleva hasta el lago roca luz y en ningún momento vio algún cambio en el rostro de la menor, Angela sabía que sería algo importante, pero realmente sin importar que le dijera, eso no le haría cambiar de humor, además estaba haciendo un bonito clima como para no disfrutarlo, aún si se descontrolara no desperdiciaría el poder ver más de cerca aquel hermoso cielo.

Porque a ella le encanta tanto sentir la brisa en su cara, un alma libre que solo quiere disfrutar de la vida.

Flora por el contrario veía a Angela como un ángel, pero hace unas horas le hizo caer en cuenta en algo que dijo Celine hace unas semanas.

"Los ángeles también pueden ser diabólicos, quiero decir ellos son quienes luchan contra demonios después de todo".

— Te vi hace rato Lucy. — No vio ninguna reacción. — Casi los matas.

— Las probabilidades de que murieran eran muy bajas. — sonríe en lo que le da de comer a una golondrina. — Nunca mataría a menos que sea necesario Flora.

— Esa no eras tú Lucy.

— Puede que para ti no haya sido yo, pero la realidad es que no soy pura de corazón Flora. — crea un pequeño tornado en su mano con el que se despeino el cabello.

— ¿Por qué?

— Bueno, a diferencia de muchos, mi crianza fue diferente, desde la última gran guerra, mi reino se sumió en la oscuridad, no había día en el que no tuviéramos miedo. — bajo un poco la voz. — Los monstruos siempre estaban al acecho, todo empero cuando uno de los nuestros se volvió nuestro enemigo, yo... — suspira con una sonrisa triste. — Todavía era muy pequeña en ese entonces y mi madre estaba embarazada. — una brisa fría pasó cerca de ellas. — Mi padre estaba luchando contra los monstruos en la entrada del castillo, él ya estaba muy herido y aún así siguió defendiéndonos, lo que nadie se esperaba es que aquel habitante qué se abstrajo convirtiéndose en un monstruo, aprovecho la lucha para infiltrarse llegando a donde estábamos.

— Lucy... — su corazón comenzó a palpitar con intensidad.

— Cuando estaba por cortarme por la mitad, Armin, Ashley y Alistair tuvieron un brote repentino de frenesí, todo se salio aún más de control cuando a los minutos entraron en modo berserker. — suelta una risa amarga. — Como éramos solo niños, esa cosa nos dejo moribundos, cuando estaba por absorbernos para convertirnos en parte de él, mamá apareció interponiendose. — mete una nube especial dentro de un peluche. — Solo que al estar embarazada, sus movimientos no eran suficientes, estaba tan asustada más cuando vi sangre, yo quería salvarlos, no me importaba las consecuencias, entonces mi poder se desató, estando en medio del frenesí y el estado berserker.

— Lo asesinaste... — le perturbaba verla tan tranquila.

— Sí, pero no fue suficiente. — abraza un peluche bastante esponjoso. — ¿Sabés Flora?

— Mmm. — le pican las manos por abrazarla.

— Mis hermanos menores ahora tendrían 14 años. — una lágrima se desliza por su rostro mientras sonríe brillantemente, le estaba mostrando a Flora la misma sonrisa dulce qué hacía estando con su familia.

— Lucy. — cuando intenta abrazarla nota un extraño movimiento en el entorno.

— Estamos malditos Flora, a cambio de más poder perdemos más y más cordura, si nos volviéramos locos, nos convertiriamos en lo que asesino a mis hermanitos, pero a veces esta bien abrazar esa locura, porque tienes más control sobre este abrumador poder. — ve como las venas de su piel se iluminan en un tono plateado. — Los seres que se mezclaron con mis antepasados eran unas criaturas muy curiosas, eran demonios de buen corazón. — cuando deja que su magia vague con libertad se forma una aureola junto a unas alas de demonio en un reflejo contra luz en Angela. — Tranquila Flora, no lastimare a nadie, a menos que mi familia y seres queridos estén implicados y aún así no los mataría, porque aunque suene egolatra, no quiero ensuciarme por tonteras.

— La cordura para que es.

— Solo pierdes cordura cuando excedes tus límites, pero esto puede tener un resultado negativo y uno positivo, el negativo es volverte en algo innombrable, mientras que el positivo en teoría es formar o crear una forma destructora a base de tu esencia. — al pasar una brisa suspira. — Perdona Flora, pero debo de irme, mi familia vino de visita.

— Espe... — Ya no la ve por ningún lado. — ¿Lucían esta bien? — murmura a ka nada.

— No estés triste ama Flora. — la flor se asoma por su cabello. — Se que lo veras pronto.

— Gracias.

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《 Inmarcesible 》Donde viven las historias. Descúbrelo ahora