Ya no siento mi alma mía, la siento más de ella que mía

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En la quietud de la noche, donde la luna se baña en la melancolía,
mi corazón se estremece, un eco de tu ausencia que se clava en mi alma.
Mi vida, mi corazón, mi alma, se fueron contigo,
se fundieron en tu esencia, se diluyeron en tu recuerdo, se perdieron en el laberinto de tu amor.

Ya no siento mi alma mía, la siento más de ella que mía,
un crisol de emociones donde la línea que nos separaba se difumina, se desdibuja, se confunde.
Como un barco fantasma, sin capitán ni tripulación,
me encuentro a la deriva, sin rumbo, sin propósito, sin dirección, en la inmensidad de mi dolor.

Tus ojos, dos abismos infinitos que me atraparon en su encanto,
se han convertido en un abismo insondable que me engulle, que me consume, que me aterra.
Tu voz, una melodía celestial que me llenaba de alegría,
se ha transformado en un lamento agónico que resuena en mi mente, que me llena de tristeza.

Tu aroma, un perfume celestial que impregnaba mis sueños,
se ha convertido en un fantasma que me persigue, que me acecha, que me llena de nostalgia.
Y en la soledad de mi habitación, donde tus recuerdos se vuelven tangibles,
la tristeza se apodera de mi, una sombra que me envuelve, que me ahoga, que me consume.

Intento desentrañar el laberinto de mis sentimientos,
intento liberarme de la prisión que me has creado,
intento encontrar la salida, la luz que me ilumine, la esperanza que me ayude a volver a respirar.
Pero el amor, una fuerza implacable, me arrastra hacia tu recuerdo,
me envuelve en tu esencia, me une a ti en un vínculo indeleble, un lazo que me atrapa, que me hace sentir perdido.

Tu recuerdo se ha convertido en una maldición,
un tormento que me acompaña día y noche,
un lamento que resuena en mi interior,
un dolor que se ha convertido en mi compañero, en mi constante.
Ya no siento mi alma mía, la siento más de ella que mía,
una parte de mi se ha ido con ella, una parte que ya no volverá, una parte que se ha perdido en el laberinto de nuestro amor, en el abismo de nuestro dolor.

En la quietud de la noche, en la penumbra de mi ser,
solo puedo escuchar el eco de tu ausencia,
un vacío que se extiende,
un dolor que se intensifica,
un amor que me persigue,
un recuerdo que me consume,
un dolor que se ha convertido en mi identidad,
un dolor que me hace sentir que ya no soy yo, que ya no puedo ser yo, que solo soy un fantasma que vaga en el laberinto de su amor, en el laberinto de su dolor.

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⏰ Última actualización: Oct 19 ⏰

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Una Existencia Desgarrada por la Fusión del Amor y la PérdidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora