Seis largas horas han pasado desde que mis padres desaparecieron. En ese largo tiempo no ha habido ningún rastro de ellos y mucho menos de actividad en el exterior.
Cuando encendí la televisión, lo único que vi fue estática, pero absolutamente en ningún canal había señal alguna, en todos sin excepción había estática; podría decirse que la comunicación visual había muerto en cuestión de minutos.En el móvil, he tenido cobertura desde que salí de casa por la tarde. Quise e intenté llamar a mis padres pero simplemente no contestaban, a la hora de haberlo intentado descubrí que se habían olvidado el móvil en su habitación y ellos, al igual que yo, contaban con cobertura.
Llamé a Raymond, Johann y Miranda, pero ninguno contestaba, lo que hizo que llegara a la conclusión. Habían desaparecido como en las otras ciudades del país.
En total, eran ocho ciudades en las cuales más de la mitad de los sobrevivientes habían desaparecido sin dejar rastro. ¿mi temor? Que esta ciudad sea la novena.
¿Qué haría sin mis amigos y familia? Son absolutamente todo lo que tengo, eran sólo ellos. Esas cinco personas eran las que formaban parte de mi vida ahora, y no quería perder esa parte de mí.
Llamé al trabajo de mi padre y de mi madre pero nadie contestó mis llamadas. ¿Acaso el gobierno había desaparecido? Sin ellos la inestabilidad social se volvería mayor, y no era momento para tener este tipo de situación.Decidí subir a mi habitación y tomar una ducha para relajarme, además, lo necesito más que nunca; necesito pensar y tomar las cosas con calma para elegir lo correcto y lo que haría a partir de ahora.
Me pongo bajo el helado chorro de agua que cae a la bañera, es sorprendente la tranquilidad con la que tomo las cosas de esta situación. En primera, mis padres han desaparecido y tal parece que mis amigos también.
La casa más cercana está a unos treinta minutos aproximadamente, si salgo ahora podría llegar antes de la media noche, lo que me daría más posibilidad de arriesgar mi vida a los animales salvajes, sin embargo, suelo ser una persona osada en situaciones así.
Salgo de la ducha y me visto con desesperación. Mi reflejo en el espejo me deja bien claro que ya no soy el chico de hace 5 años, ahora tengo 16 y las cosas han cambiado, soy delgado y alto, moreno pero leve, de cabello castaño oscuro con algunas partes color castaño claro y lo que más me encanta, ojos miel. Vaya que sí he cambiado.
Una vez abajo, entro a la cocina en busca de comida, ya que mi estómago ha pedido comida desde mucho antes de las diez de la noche. Tomo jamón de pavo y queso manchego, pan blanco y el aderezo. Pero... ¿qué rayos? Una nota, alguien ha estado dentro de la casa mientras yo me duchaba. Agarro la nota y la abro.
Querido Ald:
Dudo que sepas quién ha escrito esta carta y la verdad, prefiero que no lo sepas. Ten en cuenta que las cosas a partir de hoy han cambiado y no volverán a la normalidad jamás. Tú eres testigo de la desaparición de la gente de esta ciudad, pero no eres el único, ya que al igual que en las ocho ciudades que han pasado por esto, eres uno de las 8 personas que quedan en la ciudad ¿tu deber? Sólo búscalos y confórmate con eso. Si no puedes, te damos dos opciones, la primera: quedarte en tu casa y esperar a que vayamos a buscarte para asesinarte; o la segunda: suicídate.La tarea es sencilla, pero arriesgada.
Sabemos que te preguntarás: cómo y quiénes son esas 7 personas, pero eso no podemos decírtelo o la sorpresa se arruinaría por completo. Cuando los 8 estén juntos, reunanse en la capital, ahí los esperaremos.
Sin más que decir.
#1"#1" no me daba ninguna respuesta, busco en el lugar donde estaba la nota en busca de algo más y por suerte encuentro algo más. Una pequeña nota, otra nota
PD: Tienes 2 horas para irte de tu casa. Y el tiempo se acaba.
No importa, ya me iba.
Tomo lo poco que queda de despensa en la nevera y lo guardo, quizá sea esencial en algún momento.
Es difícil irse como si nada pasara porque algo está pasando y no es algo normal, la gente no desaparece como si nada ¿o sí? No lo sé, pero no es normal. Alguien debe tener la respuesta a esto... y debo encontrarlo
Salgo de la casa mentalizado en no volver nunca y por un momento, creo que funciona.
-Adiós, vida.*****
Cuando llego a casa de Johann, me percato de la soledad y la tétrica oscuridad que cubre su casa; supongo que él también debe de haber desaparecido. Por más que intento y quiero, no me atrevo a entrar. Todo es sospechoso y no sé lo que me pueda encontrar ahí dentro ¿y si Johann es ahora un zombi?. Sí, exagero la situación, pero las posibilidades de que algo así suceda quedan en empate con la posibilidad de que no suceda, o sea, no contaba con la posibilidad de que una ciudad entera desapareciera y ahora que sucedió, creo en todas la posibilidades.
Tomo mi móvil y llamo a Johann, muy dentro de mí, guardo aún la esperanza de que conteste la llamada. Por la ventana de su habitación se puede ver la luz de su celular recibiendo la llamada.
-Vamos, contesta - es frustrante, pero debo mantener la calma.Elijo de nuevo su nombre en la pantalla del móvil y vuelvo a llamarlo. Dos, tres, cuatro veces el tono y no contesta. Guardaré mi móvil, lo intentaré más tarde, pero ahora, debo entrar.
Justo cuando estoy a punto de dar un paso decidido, escucho a Sia cantar —mi móvil— ¡es una llamada de Johann!
—¿Hola?—Contesto la llamada, y para mi sorpresa—¿Johann?
—No. ¿quién eres?— No es Johann.¡Una chica! ¡Debe ser una de los siete!
—¿Quién habla?— espero respuesta por unos segundos. Por la ventana veo una silueta, pero no es una chica.
—Entra a la casa, deprisa— ¿quién rayos era? ¿pretende que le creería?
—¿Cómo sé que no es un truco?
—No seas un idiota. Si fuera un truco, no te trataría de salvar el cuerpo huesudo de los tipos que se acercan a ti- me doy la vuelta, y no lo pienso ni un segundo cuando me pongo a correr tratando de llegar a la puerta, mientras evito que los tres chicos de trajes metálicos me vean —eso si no lo han hecho ya—entro a toda prisa y cierro la puerta.Tardo en asimilar la situación, pero la chica que me salvo el "cuerpo huesudo" está apuntándome con un cuchillo perfectamente afilado. ¡Vaya que me quería salvar!
—Dime tu número
—¿Número? ¿pero de qué diablos estás hablando?
— ¡Vaya! No me equivocaba. Sí eres un idiota, y uno de los grandes.
—No sé de qué número me hablas—y no le mentía, en realidad, en números era lo último en lo que pensaría.
—¿Cómo sé que no eres uno de ellos?
—¿Ellos? Oye, no te ofendas, pero tu papel de chica ruda me da la impresión de desesperada.
— Esta bien, me queda claro que eres uno de nosotros.
—¿Nosotros?
—Haces demasiadas preguntas.
—Si me dijeras lo que sucede no lo haría.
—Bueno, mientras más rápido, mejor— me dice con un tono de chica "madura"— desde hace dos semanas han empezado a desaparecer las personas por región, y tal parece que hoy finalizó con esta zona. La zona norte.
—¡Vaya!
—No estoy sola, vengo con número 5— me dijo mientras señalaba a un chico alto y musculoso de no mas de 20 años— él es de la misma región que yo, pero tenemos que buscar al chico o chica de tu región, y tenemos menos de una hora para encontrarla ¿tienes alguna idea de quién pueda ser?
—No, además, no conozco a nadie más que mis padres y tres amigos de la región. He llamado al móvil de cada uno, pero ninguno me contesta.
—Oh no. Número 5, será más difícil de lo que creí.Y sin creerlo del todo, ya tenía a dos aliados.
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Profundo
Science FictionUn apagón genera una catástrofe inminente en la ciudad y Ald descubre que una de sus pesadillas es de hecho algo real, sus padres se han ido y solo tiene dos instrucciones: sobrevivir y encontrar a los otros 7 sobrevivientes de su ciudad.