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Con el corazón aún acelerado por la confesión, Mark miró a Haechan, sintiendo que un nuevo capítulo se abría ante ellos. Las palabras que habían compartido la noche anterior resonaban en su mente, y la idea de salir con Haechan en una cita, algo que habían soñado en silencio durante tanto tiempo, lo emocionaba.

-Oye -comenzó Mark, su voz un poco más tímida de lo habitual-. ¿Qué te parece si salimos este fin de semana? Solo tú y yo. Como una cita.

Haechan levantó la vista, sorprendido por la propuesta. -¿Una cita? ¿Como en una cita real?

Mark asintió, sintiendo un leve rubor en sus mejillas. -Sí, algo así. Quiero que sepas que esto es importante para mí. He estado pensando en esto desde hace tiempo.

Haechan sonrió, sintiendo que su corazón se llenaba de esperanza. -Claro, me encantaría. ¿Tienes algo en mente?

Mark se pasó una mano por el cabello, intentando parecer casual mientras su mente se llenaba de ideas. -Estaba pensando en ir a ese parque que siempre nos ha gustado. Podríamos llevar algo de comer y simplemente disfrutar del día.

-¡Suena perfecto! -respondió Haechan con entusiasmo-. Recuerdo todas las veces que íbamos a jugar allí de niños. ¡Va a ser genial!

A medida que el fin de semana se acercaba, ambos se prepararon para la cita con una mezcla de emoción y nerviosismo. Mark quería que todo fuera perfecto, así que se dedicó a planear cada detalle. Decidió que llevarían un picnic al parque: haría sándwiches, llevaría algunas galletas y, por supuesto, un par de refrescos.

El día de la cita llegó, y Haechan se despertó con una mezcla de emoción y ansiedad. Se vistió cuidadosamente, eligiendo una camiseta cómoda pero elegante y unos jeans que siempre lo hacían sentir bien. Cuando se miró en el espejo, se dio cuenta de que este día era diferente. No era solo una salida con un amigo; era un paso hacia algo más.

Mark llegó a su casa a la hora acordada, y cuando Haechan abrió la puerta, no pudo evitar notar cómo la luz del sol iluminaba el rostro de su amigo, haciéndolo parecer aún más atractivo.

-¡Hola! -saludó Mark, sonriendo de oreja a oreja-. Estás genial.

-Gracias -respondió Haechan, sintiendo que sus mejillas se sonrojaban-. Tú también.

Una vez que estuvieron listos, se dirigieron al parque. El camino estuvo lleno de risas y conversaciones animadas sobre todo y nada a la vez. Haechan sentía que cada momento compartido era especial, como si el mundo alrededor de ellos hubiera desaparecido y solo existieran ellos dos.

Al llegar al parque, encontraron un lugar tranquilo bajo un gran árbol. Mark extendió una manta en el césped, y ambos se sentaron, disfrutando del aire fresco y del sonido de los pájaros.

-Mira lo que traje -dijo Mark, sacando los sándwiches y las galletas de su mochila-. Espero que te gusten.

Haechan observó cómo Mark disponía la comida con cuidado, y no pudo evitar sonreír. -Huelen muy bien. Nunca supe que fueras un experto en picnics.

-Es un nuevo talento que estoy descubriendo -bromeó Mark, mientras servía los sándwiches-. Debería considerar una carrera como chef.

Comenzaron a comer, disfrutando de la comida y la compañía. Haechan no podía dejar de admirar cómo Mark se reía y hablaba con tanta pasión. Cada sonrisa, cada mirada, lo hacía sentir más seguro de lo que estaban construyendo juntos.

-Así que, cuéntame más sobre tus planes de audicionar -dijo Haechan, tomando un sorbo de refresco.

Mark se quedó pensativo por un momento, como si estuviera considerando sus palabras con cuidado. -He estado practicando mucho en casa. Espero poder mostrar lo que tengo. Pero, a veces, me asusta pensar en la competencia.

-Siempre has sido increíble -aseguró Haechan-. Confía en tus habilidades. No necesitas ser perfecto; solo necesitas ser tú mismo.

Mark lo miró con gratitud, sintiendo que Haechan realmente creía en él. -Gracias, eso significa mucho. Y sobre ti, ¿has pensado en la arquitectura?

Haechan asintió, sintiéndose emocionado al compartir sus propios sueños. -Sí, me encanta la idea de diseñar edificios y crear espacios hermosos. Tal vez algún día pueda tener mi propia firma de arquitectura.

La conversación continuó fluyendo, abarcando sus sueños, anhelos y recuerdos de la infancia. En cada risa compartida, en cada historia recordada, el ambiente entre ellos se volvió más íntimo, y Haechan sintió que sus sentimientos por Mark se volvían más intensos.

Después de un rato, Mark se recostó sobre la manta, mirando hacia las nubes. -¿Te imaginas dónde estaremos en cinco años?

Haechan se tumbó a su lado, mirando también hacia el cielo. -No tengo idea, pero espero que estemos aquí, disfrutando de momentos como este.

-Yo también -respondió Mark, y Haechan sintió que su corazón latía con fuerza. Era el momento perfecto para dar un paso más, pero también sabía que debía ir despacio.

A medida que la tarde se convertía en noche, Mark sacó su guitarra y comenzó a tocar una suave melodía. Haechan se unió a él, cantando las letras que ambos conocían de memoria. Era como si el mundo alrededor de ellos hubiera desaparecido, y solo existieran sus voces y la música que los unía.

La noche avanzó, y el cielo se oscureció, llenándose de estrellas brillantes. Mientras Mark tocaba, Haechan sintió que la conexión entre ellos era más fuerte que nunca. Decidió que era el momento de decirle a Mark lo que sentía.

-Mark, hay algo que quiero decirte -comenzó Haechan, sintiendo que el corazón le palpitaba fuertemente.

Mark detuvo la música y lo miró, sus ojos llenos de curiosidad. -¿Qué pasa?

-No sé cómo explicarlo, pero desde que nos hicimos más cercanos, he empezado a sentir algo especial por ti -dijo Haechan, sintiendo que se le aceleraba el pulso-. No quiero que esto cambie nuestra amistad, pero no puedo seguir ignorándolo.

Mark se quedó en silencio, y Haechan sintió una mezcla de miedo y esperanza. En el fondo, deseaba que sus sentimientos fueran correspondidos.

Finalmente, Mark sonrió, su expresión llena de calidez. -Yo también siento lo mismo, Haechan. Te he estado observando, y cada día me doy cuenta de cuánto significas para mí.

El alivio recorrió el cuerpo de Haechan, y una gran sonrisa se dibujó en su rostro. -¿Entonces estamos en la misma página?

-Definitivamente -confirmó Mark, acercándose un poco más-. Este es solo el comienzo, ¿no crees?

Haechan asintió, sintiendo que un nuevo mundo de posibilidades se abría ante ellos. Era el inicio de algo hermoso, algo que habían anhelado durante tanto tiempo.

𝘌𝘯 𝘰𝘵𝘳𝘢 𝘷𝘪𝘥𝘢 ... | 𝘔𝘢𝘳𝘬𝘩𝘺𝘶𝘤𝘬.  Donde viven las historias. Descúbrelo ahora