PAUSADA: La dama enmascarada (Anthony Bridgerton)

No quiero esperar

Seraphina

Lo miré de reojo, intentando contener una sonrisa. Su respuesta había sido apasionada, casi furiosa, como si realmente lo afectara lo que ocurría entre Lord Knight y yo. No era típico de Anthony dejarse llevar de esa manera, lo que solo hacía que todo fuera aún más... intrigante.

—Entonces, Anthony —dije, fingiendo inocencia—, si Lord Knight no es lo que aparenta ser, ¿qué crees tú que debería buscar en un pretendiente? —Mi tono juguetón iba acompañado de una mirada significativa—. Respóndeme como amigo, claro —añadí, poniendo especial énfasis en esa palabra.

Anthony me miró por un instante, confundido por la pregunta, pero luego pareció tomársela en serio, como si realmente quisiera darme una respuesta adecuada. Sabía que estaba caminando sobre terreno peligroso, pero no podía resistirme. Quería ver hasta dónde llegaría con esto.

—Bueno —comenzó, su tono más reflexivo ahora, como si estuviera tratando de poner sus pensamientos en orden—, para empezar, deberías buscar a alguien que realmente te escuche, alguien que te valore por lo que eres, no solo por lo que aparentas ser. Un hombre que entienda tu... complejidad, que te respete, no solo como mujer, sino como persona.

Lo observé mientras hablaba, la forma en que su ceño se fruncía un poco al intentar explicarse. Era interesante ver cómo intentaba definir lo que creía que era un "buen" pretendiente. Pero lo que realmente me sorprendió fue la manera en que cada una de sus descripciones, cada característica que mencionaba, me hacía pensar en él.

—Debería ser alguien que no te presione para ser diferente, sino que te acepte tal como eres. Alguien que esté dispuesto a... estar a tu lado en todo momento, sin importar las circunstancias. —Su voz bajó un poco, más suave, casi vulnerable—. Alguien que se preocupe por ti, que te cuide, incluso si eso significa hacer sacrificios por ti.

Mi corazón dio un vuelco. A medida que lo escuchaba, una comprensión lenta pero constante comenzó a formarse en mi mente. No estaba describiendo a algún pretendiente ideal, a un caballero cualquiera. Estaba describiendo a sí mismo. Cada palabra que decía reflejaba cómo se comportaba conmigo, cómo había sido desde el primer día.

—Y debería ser alguien que te haga sentir segura, que te ofrezca un refugio. Que sea tu... —hizo una pausa, buscando la palabra correcta—... apoyo, siempre.

No pude evitarlo. Solté una risa suave, lo suficientemente leve como para que él no se sintiera burlado, pero lo suficientemente clara para que supiera que lo había descubierto.

—¿Y dónde encontraré a un hombre así, Anthony? —pregunté con una sonrisa ladeada.

Él me miró, aparentemente sin entender al principio. Pero luego, lo vi. La realización pasó por su rostro, la comprensión de que acababa de describirse a sí mismo, aunque probablemente no lo había hecho de manera consciente.

Me quedé en silencio, mirándolo fijamente, esperando su reacción. Anthony desvió la mirada por un momento, y por primera vez, lo vi ligeramente incómodo. Quizás se dio cuenta de que sus propias palabras lo habían traicionado.

—Bueno... —empezó, su voz un poco más tensa, como si estuviera buscando una salida a la situación que él mismo había creado—. Supongo que hombres como esos no abundan, pero...

—Pero los hay, ¿no? —lo interrumpí, alzando una ceja, casi retándolo.

Él asintió lentamente, claramente batallando consigo mismo. Quise preguntarle algo más, provocarlo un poco, pero algo en su expresión me detuvo. No sabía si lo había llevado demasiado lejos o si finalmente estaba viendo lo que yo había estado viendo todo este tiempo.