— En el vasto cielo, donde las nubes flotaban como algodones de azúcar, Sasori y Deidara observaban el mundo desde su rincón celestial. Habían dejado atrás sus vidas como miembros de Akatsuki y ahora se encontraban en un estado de paz, lejos de las luchas y los conflictos que alguna vez definieron sus existencias.
Sasori, con su característica mirada melancólica, se asomaba por entre las nubes hacia la tierra. Sus ojos se detenían, una y otra vez, en la figura de Sakura Haruno, quien se dedicaba a ayudar a los heridos en la aldea de Konoha. La forma en que ella sonreía, incluso en medio de la adversidad, lo conmovía. Había algo en su determinación que tocaba el corazón del antiguo marionetista.
— ¿Ves eso, Sasori? —dijo Deidara, haciendo volteretas en el aire con su cabello rubio ondeando a su alrededor—. Ella está abajo, mientras nosotros volamos alto. ¡Qué irónico!
Sasori no respondió de inmediato. En su interior, sentía un conflicto. Si bien había encontrado una especie de redención en su nueva vida, su atención siempre regresaba a Sakura.
— No es solo eso, Deidara. Ella ha cambiado tanto. La he visto crecer y convertirse en una ninja formidable. Me pregunto si alguna vez lo sabrá.
— ¡Oh, vamos! ¿Qué importa si lo sabe o no? —Deidara hizo un gesto dramático con las manos—. Además, ¡es más divertido pensar que estamos en el cielo y ella está atrapada en la tierra, luchando contra monstruos! ¡Es una artista! ¡Y tú, un marionetista! Deberías estar contento de que puedes ver sus obras desde aquí!
Sasori dejó escapar un suspiro.
— Es fácil para ti bromear, pero hay más en la vida que solo hacer arte, Deidara. Ella arriesga su vida por los demás, mientras yo... solo me quedé observando.
— ¡Bah! ¡No seas melodramático! —Deidara exclamó, agitando su mano con desdén—. Eres un artista, como yo. ¡La vida es una obra en constante evolución! Si la ves desde este ángulo, puedes cambiarlo todo, incluso desde el cielo.
Sasori consideró las palabras de su compañero.
— Tal vez... quizás solo deba encontrar la forma de expresarlo, incluso desde aquí.
La idea comenzó a germinar en su mente.
— Quizás hay algo que puedo hacer para que sepa que la estoy mirando.
— ¡Eso es, Sasori! ¡Así se habla! ¡Deja que tu arte hable por ti! Y mientras tanto, yo seguiré haciendo volar mis explosiones. ¡Las mejores obras son las que dejan huella!
Sasori sonrió ligeramente, sintiendo que, aunque estaban separados por el cielo y la tierra, había un hilo invisible que los conectaba. Con un nuevo propósito, se preparó para crear su obra maestra, una forma de llegar a Sakura, una que uniera su pasado con su presente, uniendo sus corazones a través del arte. —
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Pᴇǫᴜᴇñᴀ Oʙsᴇᴄɪᴏɴ
Fanfiction-𝑇𝑢 𝑜𝑏𝑠𝑒𝑐𝑖𝑜𝑛 𝑝𝑜𝑟 𝑒𝑠𝑎 𝑛𝑖ñ𝑎 𝑒𝑠 𝑟𝑎𝑟𝑎 𝑆𝑎𝑠𝑜𝑟𝑖-𝐷𝑎𝑛𝑎 𝐍𝐨 𝐭𝐞 𝐦𝐞𝐭𝐚𝐬 𝐞𝐧 𝐦𝐢𝐬 𝐚𝐬𝐮𝐧𝐭𝐨𝐬 𝐃𝐞𝐢𝐝𝐚𝐫𝐚 -𝑁𝑜 𝑝𝑢𝑒𝑑𝑒𝑠 ℎ𝑎𝑐𝑒𝑟 𝑛𝑎𝑑𝑎, 𝑒𝑠𝑡𝑎𝑚𝑜𝑠 𝑚𝑢𝑒𝑟𝑡𝑜𝑠