Capítulo 48: El final de una vida.

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—¡Hola Abuela! —Saluda un joven nieto muy feliz por ver a su abuela una vez más, apareciendo por el umbral de la puerta blanca.

—Hola, cariño. —Las manos arrugadas y viejas de la encamillada le sacuden débilmente el pelo castaño claro.— Deja la mochila ahí, ¿qué tal el colegio? ¿Qué has aprendido hoy?

—Abuela, hoy he aprendido muchas cosas nuevas pero quería preguntarte sobre algo en especial. —El chiquillo de unos siete años se sienta en la incómoda camilla de la planta de oncología del hospital.— Tú que sabes mucho de música —una punzada le llega al corazón al escuchar la palabra música—, ¿quiénes eran The Beatles?

—¿The Beatles? —De su boca sale una risa suave y leve.— The Beatles era una banda procedente de Liverpool, ¿sabes dónde está?

—Sí, lo aprendí hace dos semanas en clase de Geografía con la profesora Scarlett.

—Su período de actividad fue desde los sesenta hasta los setenta.

—¿1970? ¡Hace un siglo de eso!

—Hace mucho sí, pero no seas exagerado. Ha pasado menos tiempo. —La abuela, que ha perdido completamente la noción del tiempo, le hace cosquillas en el costado derecho usando las pocas fuerzas que le quedan.— Eran cuatro chicos: John Lennon, Ringo Starr, Paul McCartney y George Harrison. Tocaban pop y rock, y tuvieron muchísimo éxito por aquella época. En la mía también se escuchaban mucho, aunque ya estuviesen separados.

—¿Están muertos todos, abuela?

—Sí, Harry. Si tanto te interesan, ¿por qué no escuchas una canción de las suyas?

—¿Cuál me recomiendas?

—Yesterday era mi favorita, pero también puedes escuchar Twist and Shout o Let it Be, ésta última es preciosa.

—¿Se separaron al igual que tu grupo?

—No, cuentan que existía una notable desarmonía como banda y que fueron Lennon y McCartney los que discutieron de verdad.

—¡Qué pena! —Dice Harry fastidiado.— ¿Puedes contarme algo sobre tu grupo?

—Harry, cariño, te sabes la historia del derecho y del revés, ¿que más quieres saber?

—¿Eráis muy famosas o sólo un poquito?

—La verdad es que dimos conciertos en muchas partes del mundo. Pero, la fama no fue lo más importante.

—¿Fuísteis a Japón? —Pregunta impresionado, su abuela asiente.— ¡¿A Argentina también?! ¡¿Por qué no me llevaste?!

—No habías nacido. —La mujer se ríe levemente, recuesta la cabeza en la almohada y cierra los ojos.— Sólo éramos cuatro chicas con ganas de diversión.

—¿Cuatro? —La mujer asiente mientras su cabeza recuerda a sus tres compañeras fatalmente fallecidas.— Entonces érais The Beatles pero en chicas. Como me gustaría tener un grupo como tú lo tenías, abuela.

—Cariño sólo necesitas seguridad, confianza y personas amables y sinceras a tu lado. De lo demás, se encarga el destino. —La anciana coge la mano de su nieto, la estrecha entre las suyas y vuelve a bajar los párpados.— Ahora, Harry, me gustaría dormir un poco...

—¡No te preocupes, abuelita! ¡Ya te dejo tranquila! ¿Necesitas algo?

—No, cariño, gracias. Dame un beso antes de irme.

—¿De qué hablas, abuela? No puedes moverte de la cama, los médicos te lo dijeron, ¿o es que ya no lo recuerdas?

—Es lo último que quiero que hagas por mí —la anciana abre los ojos y le mira—, por favor.

El Susurro de AnneDonde viven las historias. Descúbrelo ahora