Capítulo XXII

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¿Qué se supone que pasaría a partir de ese momento? Era lo que Rosabelle se preguntaba internamente mientras veía el patio de su casa a través de una ventana algo pensativa. Mason se había ido unos 20 minutos antes de eso y lo único que hacía su mente era reproducir todo lo que había sucedido.

Flashback

El beso continuó por un largo rato y bastante poco les importó la lluvia, solo existían ellos en ese momento. Al separarse se quedaron en silencio un momento, hasta que Mason habló.

— Se que siendo tú amigo te lastimé muchísimo y unas cuantas veces pero quiero arreglarlo. Quiero que me tengas la misma confianza que me has tenido todo este tiempo solo que de una forma más...íntima — expuso, viendo a Rosabelle mirarlo con los ojos que querían salirse de las órbitas y más roja — ¡No, espera, no me malinterpretes! Lo que quise decir con eso es como la confianza que se tienen las parejas.

Rosabelle lo miró algo dudosa.

— Mason, pero tu y yo no somos....

— Lo sé, pero yo quiero serlo y en el fondo se que tu igual ¿Me equivoco? — preguntó.

— El punto no es que no quiera es que... esto es muy repentino y yo no se si...

Mason puso su dedo índice sobre los labios de la chica, haciendo que se callara al segundo.

— Solo, vayamos despacio ¿si?, al ritmo que quieras y como tú quieras. Tú mandas en esto, solo necesito que me dejes intentar ser algo más que tú amigo porque quiero dejar de ser solo eso. ¿Podemls intentarlo? — dijo, sonando más como una súplica que como una pregunta.

Rosabelle lo observó por un momento y... no parecía que estuviera mintiendo, sonaba muy sincero y de verdad en el fondo deseaba que fuese sincero en verdad.

— Está bien — aceptó por fin — Todo será despacio, no quiero volver a salir lastimada en esto — agregó mirando hacia otro lado, acción interrumpida por Mason quien tomó su barbilla e hizo que lo mirara.

— Te prometo que daré lo mejor de mi para que jamás vuelvas a salir lastimada, tanto por mi como por alguien más. Yo podría caminar sobre fuego por ti Rosabelle, y te lo demostraré — acotó el chico.

Rosabelle asintió levemente ante su confesión porque no sabía que decir.

— Entremos a la casa, si no nos cambiamos pescaremos un resfriado.

Mason negó.

— Debo irme, dejé a mi madre sola en casa y sin entender absolutamente nada de lo que pasaba, debe estar furiosa — expuso Mason divertido.

— Mason pero te vas a resfriar, estás todo mojado por la lluvia.

Aunque pasó a un segundo plano, toda la conversación había sido bajo la lluvia porque ninguno se detuvo a pensar que tenían un techo detrás en donde podían hablar sin estar completamente empapados.

— Rubia tengo que irme de verdad, pero entra, date una ducha caliente y ponte otra ropa. Yo estaré bien, te lo prometo.

Rosabelle bufó.

— En los últimos treinta minutos has prometido muchas cosas Mason — expuso la chica ganándose una risa de parte del chico.

— Es cierto, pero todas las promesas serán cumplidas en el tiempo que les corresponde — acotó él — Debo irme pero antes de eso, una última cosa.

Mason dijo eso y procedió a volver a besarla, un corto pero profundo beso que sellaba todas las promesas que hizo en la tarde.

— Ahora sí, nos vemos mañana rubia. Te aviso cuando llegue a casa — dijo luego de separarse para luego irse a paso rápido por donde mismo vino, dejando una anonadada Rosabelle bajo la lluvia.

Sk8ter Boy ©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora