Capítulo 36:¡Barcelona se arrepiente, está dispuesto a activar la cláusula!

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La sesión de saludo terminó sin ningún incidente grave, ¡pero el árbitro estaba muy serio!

Había sentido la tensión entre los dos equipos.

**Dos barriles de pólvora.**

Cualquier pequeña chispa y todo estallaría.

Este partido no sería fácil de arbitrar.

La balanza sería aún más difícil de mantener.

Para el árbitro, dirigir un encuentro de este calibre era una presión enorme. Tenía que controlar la situación. Debía encontrar el equilibrio perfecto en las sanciones, permitiendo que ambos equipos terminaran el partido sin que la tensión se desbordara.

**¡Difícil!**

¡Muy difícil!

...

Los jugadores de ambos equipos se quedaron inmóviles en el campo. El árbitro se dirigió al círculo central con el balón en mano. Levantó su reloj, comprobó la hora y se preparó para dar el pitido inicial.

El Camp Nou hervía.

Las voces de los aficionados eran ensordecedoras. Había abucheos, gritos, cánticos, y aplausos. Algunos incluso sostenían pancartas en contra de Dembélé, aunque todos eran hinchas del Barcelona:

**[¡El oso se ha ido, Dembélé también debe irse!]**

**[¡Dembélé es una vergüenza para Barcelona!]**

**[No queremos a Dembélé, ¡silencio total!]**

**[Los hijos de La Masia no deben ser maltratados]**

Morales jamás había visto algo así en su vida.

Nunca un aficionado había arremetido contra su propio jugador en su estadio.

Por supuesto, más tarde, cuando Yosi se unió al París Saint-Germain, los aficionados del PSG hicieron algo similar. Aunque Morales no sería la figura principal de esa controversia, podría familiarizarse con la idea para no sentirse incómodo cuando enfrentara situaciones similares en el París Saint-Germain.

"Shhhh..."

De repente, más de 15,000 aficionados del Liverpool, que habían seguido al equipo en esta expedición, comenzaron a abuchear fuertemente al unísono.

El sonido fue uniforme.

Cubrió instantáneamente todos los otros ruidos.

Atravesó todo el Camp Nou.

Todo porque Coutinho, sentado en las gradas, apareció en la pantalla gigante del estadio.

Para los seguidores del Liverpool, Coutinho era un traidor en toda regla.

Un jugador que ahora lideraba su lista negra de odio. Para unirse al Barcelona, y sin importarle el desempeño del equipo, se negó a entrenar en la ventana de invierno, forzando al club a venderlo. Esta actitud afectó el ánimo del equipo, y como resultado, el Liverpool perdió tres partidos seguidos en la batalla por los puntos de invierno, perdiendo por completo la oportunidad de competir por el título de liga de esa temporada. El objetivo del equipo cambió de luchar por el campeonato a pelear por un puesto entre los primeros cuatro.

Coutinho fue, sin duda, el culpable de esta debacle.

¿Cómo podían los hinchas del Liverpool no odiarlo?

Desearían poder destrozarlo en mil pedazos.

En las gradas, Coutinho se sintió instantáneamente incómodo.

El Arte de la Defensa:El Rey de los RobosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora