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Único.

Dicen que el amor lo vence todo, que es el sentimiento más hermoso y puro que puede sentir un ser vivo si lo hace con sinceridad, otros cuentan que es un sentimiento que te abre a nuevas oportunidades y experiencias sean buenas o malas, blah blah blah.

Habla que el amor es algo maravilloso que todo humano pasa por ello y su destino es amar a la persona correcta.

Pero que pasaría... Si esa persona que creemos que es la correcta, al final no lo es?
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Hay se encontraba un venadito rojizo en uno de los grandes restaurantes de todo el anillo de la lujuria, vestido con sus mejores galas, una vestimenta que lo hacía destacar en su figura de una manera algo provocativa pero adecuado y decente, su cabello bien peinado que a simple vista se podía ver que se tomó horas en peinar lo para que quedara a la perfección.

OH pobre venadito... Esperando al amor de su vida, tomando otro sorbo de su vaso con agua, mientras su mirada se dirigia hacia el reloj de mano que tenía para después mirar hacia la puerta principal del restaurante, ya llevaba 2 horas de retraso, y aún no aparecía, pero el se negaba a dejar tal lugar. En su corazón tenía la esperanza de que el vendría y le daría un gran ramo de hermosas rosas.

Y quien es ese alguien? Pues nada menos que el rey del infierno, Lucifer Mornigstar, ellos se habían casado hace 4 años después de solucionar el problema del exterminio, ellos aún no había tenido hijos hasta ahora, excepto de la princesa Charlie Mornigstar que es de parte de Lucifer y de la antigua reina Lilith, pero si fuera por Alastor ya hubieran tenido hace tiempo pero a pesar de que el quería un hijo, Lucifer siempre le ponía una excusa y huía del lugar o cambiaba de tema, y más en las múltiples ocasiones cuando este trataba de provocar a su esposo en las noches en su habitación, el ex ángel le decía que estaba cansado y que no era buen momento, dejando a un Alastor confundido y algo herido por hacerle pensar que el no era lo suficientemente bueno para satisfacer a su esposo.

-Vamos Lucifer... Querido donde estás -susurró para si mismo mientras tomaba otro sorbo de su vaso de agua, había perdido la cuenta de cuántos llevaba hasta ahora, pero si estaba seguro de que los camareros ya estaban a punto de sacarlo a patadas del restaurante-

Pasaron 1 hora más y Lucifer aún no llegaba, Alastor estaba casi al borde de las lágrimas mientras miraba al frente en el asiento vacío, imaginando que otra vez Lucifer lo habia dejado plantado, sus orejas se aplanaron ante tal sufrimiento, pero se aferró a seguir esperando hasta que escucho unos pasos acercándose hacia el y rápidamente alzó la mirada.

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-Disculpe señor demonio de la radio, pero si no va a pedir nada de nuestro menú le pediré amablemente que se retire del restaurante ya que está ocupando una mesa que un cliente podría usar.

Solo había sido el camarero que se acercó a él para que le comunicara sobre el tema de la comida.

-Discúlpeme buen caballero, pero no podría esperar un poco más? La verdad estoy esperando a mi esposo y... Solo se retrasó un poco.. -respondió Alastor mientras lo miraba-

-disculpe que me entrometa pero usted ya lleva esperando 3 horas aquí, no creo que venga su cita, lo lamento. -dice el camarero con una ligera mirada de pena y compasión para después retirarse -