1. Universos

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Los humanos, ellos creen que lo que perciben sus ojos es lo único que existe. Mentira, hay tanto que no saben ni logran ver. Son tan pequeños e insignificantes que en su orgullo ciego se creen entes superiores. ¡Vaya cosas más ridícula! Comenzando con el principio del universo, ¿quién les dijo qué solo hay un universo? En realidad hay 16 dimensiones que conforman el universo físico que creen conocer, no es plano, ni del todo esférico es más un hexadecágono. Cada cara tiene puntos donde se dobla, se une o colisiona con otro universo, no es estático, es flexible y se va extendiendo. Sin embargo no es el primero, es el tercer universo, ¿cómo lo sé? Porque a comparación de esos pequeños e insignificantes humanos, las estrellas sí recordamos, llevamos un registro de como esos universos llegaron a su máxima expansión y colapsaron en una oscuridad antes de estallar en una increíble luz, energía que dio vida a nosotros, a los llamados elementos químicos, a planetas, asteroides y cometas.

Sin embargo con cada universo hemos ganado mayor conciencia, ahora ya no somos solo bolas de fuego, roca o hielo, surgimos como huevos llenos de vida, en parte por el tiempo, la experiencia de esa memoria, esa mente colectiva a la que llamaré: "creación". Las estrellas "madre" dieron vida a nuevas estrellas, estás se abrieron como una nueva y compleja forma de vida a la que conocen las insignificantes formas de vida simple de los planetas como "dioses". Pero me estoy adelantando, lo primero que paso después de que las estrellas recién nacidas iluminaban el manto, la materia oscura que forma el tejido del universo y las dimensiones; fue abrir estás cáscaras y renacimos como "dragones".

Nosotros decidimos reunirnos en está nueva forma para exponer nuestro conocimiento, desarrollar nuestro potencial, lo más importante era que aprender. Nos convertirmos en una sociedad, que se reunía una vez cada millón de años, para debatir, intercambiar ideas y mejorar como individuos, por lo que empezamos con algo habitual con cada universo, iniciar la vida en los planetas que cumplían con los requisitos. Por lo que la creación nos bautizó como los "semilleros de vida". Después de un par de millones de años adoptamos una silueta peculiar, además de la figura de dragón, así como algunas costumbres de los seres vivos como fiestas con grandes banquetes y elegantes ropas, porqué también bailabamos, tocábamos música y pusimos algunas reglas.

De las lunas y lunetas nacieron dragones metálicos, a los cuales se les designó un nivel o estatus menor que nosotros, nombrados como alfa, ellos a su vez nos llamaban "dragones celestes". Estos dragones no son exactamente como los humanos creen que es de frío o rígido el metal, es más como la roca pero mucho más flexible. Posteriormente sugieron de los cometas dragones de hielo, que se les dio el rango de beta. No eran dragones muy grandes en comparación con nosotros, pero los más pequeños en comparación a nosotros, son los que nacieron los planetas incubadora, llamados gama. Eran de la mitad del tamaño de un dragón beta, de la cuarta parte de un alfa, y apenas una décima de un dragón celeste.

Estos dragones de tierra nacidos de los planetas resultaron ser los más rebeldes, pues decidieron crear sus propias razas de vida inteligente dominante, a los que daremos el título de humanos. Los vamos a identificar por este nombre porque los gama les dieron la forma que usábamos en nuestras reuniones y bailes, no había planeta que no tuviera una especie con una cabeza con un cerebro relativamente grande, cuatro miembros, dos extremidades inferiores más largas que las superiores, bípedos. Con algunas diferencias como el tamaño general, la estatura, la piel, la forma de los ojos, sus dentaduras y lengua; curiosamente tenían los mismos órganos y de reproducción, también compartían una base genética derivada de su estructura bípeda. Se desarrollaron a lo largo del universo unas 277 especies como está, con la habilidad de desarrollar herramientas y cambiar su entorno rápidamente.

En la última reunión discutimos ampliamente el asunto, lo que terminó con la expulsión de los planetas de estás fiestas, su osadía había llegado demasiado lejos, desafiando a la creación al haber dado vida a esas criaturas y mezclarse con ellas perdiendo su pureza. Por lo cual fueron puestos en meticulosa observación, pero nunca volverían a escuchar la voz de los dioses, no eran dignos nuestra sabiduría. Así pasaron unos pocos miles de años y estos seres inferiores olvidaron rápidamente todo respeto a nosotros sus ancestros, a la creación del universo. A cada estrella que iluminaba uno de estos se nos dio la tarea de vigilar y controlar estas formas de vida, ya que eran peligrosas para otras especies como para si mismas. Con el paso de los siglos se fue perfeccionando está habilidad, hasta el grado de convertirlo en un experimento para saber si eran capaces de mejorar intelectualmente, de encontrar un alma. Esto no resultó de la mejor manera, muchas especies destruyeron sus mundos en unos pocos milenios, algunos escaparon de este caos, otros vivían en paz en sus planetas, mientras que unos pocos comenzaron a viajar más allá de sus lugares de origen.

La reina y el dragón Donde viven las historias. Descúbrelo ahora