Ava

29 4 0
                                    

Dante

Estoy sentado enfrente de todas las demás personas.

Las palabras que dijo mi niña están en mi cabeza.

Estoy muy distraído; no noto que alguien se sienta a un lado de mí.

—Hola, Dante, veo que sigues igual de guapo —escuchó esa voz y volteó de inmediato.

—¿Qué haces aquí? —le digo a esa persona.

—Ya no merezco un hola por los buenos tiempos que pasamos —mencionó la mujer.

—No, tú no mereces eso —le restregó muy enojado.

Me levanto de la mesa y me voy sin rumbo. Llego a la parte trasera del barco y esa mujer me sigue.

—Yo sé que todavía te acuerdas de mí —continúa hablando.

—¡Cállate, Ava, tú ya eres parte del pasado! —la regaño porque no quiero oírla.

—Sé que me sigues amando, Dante —vuelve a decirlo y se me comienza a acercar.

—¡Vete! —gritó muy enojado.

—Vine por ti para recuperar todo —me dice y veo cómo se me acerca más.

—¿Por qué haces esto? —preguntó sin dejar de verla.

—Sé que me equivoqué, pero he regresado; quiero estar contigo —menciona con una voz suave.

Debo de admitir que todavía siento algo por ella, pero ella me lastimó y me abandonó por otro.

—Ya no te quiero a mi lado —le aclaro.

—¿Por qué? Por tu niña tonta, yo soy mejor que ella —aclara— y cuando estaba a punto de contestarle, me besa.

Me dejo llevar; no sé por qué, todavía prende algo en mí. Se separa de mí y me lleva hasta una habitación.

Entramos los dos. Me tira en la cama y se sube arriba de mí. Me comienza a besar en cuello; me gustan mucho esas caricias.

En un movimiento rápido me subo arriba de ella y comienzo a besar su cuello. Ella comienza a gemir.

La desvisto rápidamente; contempló su cuerpo desnudo y me quitó la ropa.

Me acomodo en medio de sus piernas y comienzo a entrar en ella.

Ella gime cada vez más, me gusta esa sensación.

Chupo sus pechos, toco todo su cuerpo y, después de un rato de entrar y salir de ella, siento que me vengo y salgo de ella y me recuesto a su lado.

—Intentémoslo de nuevo —me dice Ava.

—No lo sé —dudó y comienzo a pensar en Anabela.

—No te arrepentirás. ¿No me digas que estás enamorado de tu niña? —me preguntó.

—No, claro que no —lo niego.

—Entonces intentémoslo —lo repite de nuevo y me comienza a besar.

—Está bien, pero si me traicionas de nuevo, te mataré —le dejo claro las cosas. Ella solo me siente con la cabeza.

—Pero quiero que te deshagas de esa niña —mencionó Ava.

—Está bien —aceptó—, no debo de demostrar debilidad —susurró para que nadie me escuche.

Creo que es mejor tener a alguien que ya sabes cómo es, y además Anabela es la hija de mi enemigo; me divertí con ella, pero ya debo de ver la realidad.

Eres mi venganza y mi perdición Donde viven las historias. Descúbrelo ahora