Dos pequeños corrían por todo el paddock mientras sus padres intentaban vigilarlos, aunque el trabajo les exigía cada vez más atención. Sergio se acercó a su hijo mayor.
—¡Patito! Ven, mi amor —llamó con una sonrisa.
El pequeño, de cabello castaño y con una chamarra de patitos, se apresuró hacia su papá tan rápido como sus piecitos se lo permitieron.
—¿Qué pasó, papá? —preguntó el niño con curiosidad.
Sergio lo recibió con unos tiernos besos en sus mejillas.
—Escucha, cariño, papi y yo tenemos que hablar con tu abuelo Horner para reparar el carrito para la próxima temporada, ¿me entendiste? —dijo mientras se agachaba para estar a su altura—. Quiero que te quedes cerca, y, lo más importante, debes cuidar de tu hermanito Yuki. Es muy pequeño y podría perderse.
En ese momento, su esposo Max cargaba al pequeño Yuki, quien llevaba puesto el casco de su papá. Al verlos acercarse, Sergio sonrió y se despidió de su bebé.
—Cuida mucho a tu hermano, ¿sí? No quiero tener que ir a jalarles las orejas por alguna travesura.
Patricio asintió obedientemente.
—Ya, dame un abrazo, pequeñín, y despídete de papá.
Justo cuando Patricio iba a despedirse, otro niño de cinco añitos apareció corriendo.
—¡Yo, yo! —gritó emocionado.
Max, al ver la escena, soltó una carcajada.
—¿Y para papi no hay abrazo de despedida? —preguntó fingiendo estar ofendido.
Ambos niños se lanzaron a abrazar a su papá, quienes los recibió con los brazos abiertos.
—Los amo mucho, escuchen a su papá. Ya son pequeños hombrecitos, no quiero problemas, ¿entendido?
Los dos asintieron con seriedad.
—Bueno, vamos, cariño —dijo Sergio mientras abrazaba a su esposo, pero antes de irse, Max se detuvo y miró al más pequeño—. Yuki, dame mi casco, pequeñín.
El niño negó con un leve berrinche, abrazando el casco con fuerza. Max se apiadó de él y sonrió.
—Tranquilo, déjaselo. No lo vas a necesitar por un buen rato —le dijo a Sergio, quien asintió con una sonrisa.
Finalmente, se despidieron una última vez de sus hijos antes de irse.
—¡Yuki! Ya llevas mucho tiempo con el casco de papi, ¡ahora me toca a mí! —exigió Patricio, molesto.
Sin embargo, su hermanito le respondió con un rotundo "no", lo que hizo que Patricio se enfadara aún más. En un arranque de frustración, le quitó el casco de forma brusca, haciendo que Yuki perdiera el equilibrio y cayera sentado sobre su pañal.
—¡Nooo, mío, mío! —gritó Yuki, con la carita roja de enojo. Estaba convencido de que su hermano era un malvado sin corazón. Sin pensarlo dos veces, se levantó y corrió detrás de Patricio, gritando con todas sus fuerzas—: ¡Dame, dame!
El pequeño aún no hablaba muy bien, era tímido, y las pocas frases que decía a menudo eran difíciles de entender.
—Si lo quieres, entonces ven por él —desafió Patricio, mientras aceleraba el paso.
Ambos pequeños corrían entre ingenieros, técnicos y algunos pilotos, esquivando a los adultos que trabajaban en el paddock.
—¡Cuidado, niños! ¡Se pueden lastimar! —les gritó Fernando, preocupado, al ver cómo los dos corrían sin control.
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Papa! papi! perdí a mi hermano {chestappen}
Short StoryUn pequeño pato de 10 años, llamado Patricio, estaba jugando con su hermano menor, Yuki. Mientras jugaban, accidentalmente rompieron el casco de su papá, Max. Enfadado, Patricio regañó a su hermano, y en medio de la discusión, le gritó con furia: -¡...