capitulo 1- fragmentos

19 2 2
                                    


Mis oídos sufrían, y todo era confuso. Hace solo un momento, papá le pedía a Samuel que se quedara en su asiento y ahora mi hermano estaba sangrando. El fuego cada vez era peor y mi pecho dolía al igual que mi cabeza. No podía moverme; mamá y papá tampoco lo habían hecho, y sentía cómo la sangre empezaba a bajar por mi frente. El fuego crecía y la luz me cegaba. Solo veía luz. Varias personas comenzaron a hablarme y mis oídos y pecho dolían cada vez más. No sabía por qué me rodeaba de tantas personas hasta que todo se volvió negro.

¿Qué pasó con mi hermano y mis padres?

[...]

Me levanté sobresaltada y escuché golpes en la puerta. Sentí que mi corazón se quemaba y, como pude, alcancé mis pastillas de la mesita. Tomé un poco más de lo que debería y me dejé caer contra la cama. Respirar me costaba.

-¡Cath! -Marcus se dejó ver y vino hacia mí-. ¿Estás bien? -Como pude, asentí con la cabeza mientras volvía a respirar con normalidad.

Cada día odiaba más esto. El asma empeoró después del accidente.

-¿Qué haces aquí, Marcus?

Marcus, quien estuvo mirando un punto en algún lugar de mi mesa de noche, volvió en sí y me miró con el ceño fruncido.

-¿Estás tomando más medicamento del que deberías, no es cierto? -me acusó. Él sabía que lo hacía, pero también sabía que no me interesaban sus preguntas. Fue hacia la puerta y giró para mirarme de nuevo-. Solo venía a buscarte. Ya se está haciendo tarde y estuve llamando a la puerta y no abrías.

Miré la hora en mi celular y, tras confirmar que sí era tarde, me levanté de la cama.

-Está bien, ya bajaré.

Él salió y yo me dirigí al baño. Unos veinte minutos más tarde, ya estaba en la cocina escuchando cómo Marcus hablaba de por qué quería entrar al equipo de básquet mientras Ana fingía que lo escuchaba y
revisaba unos papeles que seguro eran del trabajo.

-¿Y tú, Cath? ¿Qué tienes planeado para hoy? -Ana fue quien preguntó.

-No morirme es mi objetivo.

Ella guardó sus papeles en su bolsa y sonrió un poco. Aún no entendía cómo alguien tan linda podía ser esposa del imbécil de mi tío.

-Tu objetivo debería ser continuar el trabajo de tu madre; eso es lo que ella hubiera deseado-La voz de mi tío Aitor se escuchó firme en la cocina.

<Hablando de imbéciles. >

Mi relación con mi tío nunca fue muy buena. Siempre me pareció un tipo de mal carácter y, desde que me quedé en su casa, me miraba como si fuera un bicho.

Ana le regañó con la mirada y él no prestó atención. Solo volvió a mirarme a mí y luego a Marcus, y retomaron la conversación sobre el básquet.

Yo perdí el apetito, aún así metí una manzana en mi bolso y, antes de que pudiera avanzar mucho más de tres pasos, escuché de nuevo la voz que me irritaba desde hacía seis meses.

-¿Aún tienes medicina, Cath? -tío Aitor no dio oportunidad a mi respuesta y continuó-. Mañana te traeré más del laboratorio.

Un "ok" fue una buena respuesta, pero esta vez quien habló fue Marcus.

-¿Segura que no quieres que te lleve? -Aún tenía comida en la boca. Era un completo cerdo y ya no toleraba estar un segundo más con dos imbéciles juntos. Me fui sin dar alguna respuesta.

Marcus no era un mal tipo, pero era un idiota la mayoría del tiempo. Había días en que no me llevaba tan mal con él..

Intenté controlar todo lo que sentía, a pesar de que ya habían pasado todos estos meses, todo se sentía igual, como si hubiera sido anoche. No podían culparme por sentirme así.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Oct 20 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Mundos de cristal Donde viven las historias. Descúbrelo ahora