6: Lord Park, La Invitación Del Palacio.

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Tras la humillación en el mercado, SeokJin dejó de salir de su hogar. Las semanas pasaron, y su ausencia fue notada. El usual resplandor de su rostro, que brillaba con la luz de la mañana, se desvaneció en las sombras de su casa. Su familia lo veía decaído, sus pasos eran lentos y su mirada, que solía reflejar bondad, ahora estaba perdida en un mar de tristeza.

SeokJin apenas hablaba con su padre o su hermano menor. El nuevo hanbok, el regalo más preciado que había recibido, permanecía guardado en un rincón, como un recordatorio del dolor y la humillación que había sufrido por ser objeto de envidia.

Yoongi, desde el palacio, sentía la ausencia del omega en su vida cotidiana. Aunque se ocultaba bajo ropas sencillas y vigilaba desde la distancia, sabía que algo estaba mal. No podía dejar de preocuparse. Su SeokJin, el omega de espíritu puro y noble, había sido aplastado por la crueldad de aquellos que no comprendían su valor.Una noche, SeokJin, sintiendo que el aire en su hogar lo ahogaba, decidió salir a caminar. El cielo estaba despejado y una brisa suave soplaba, como si intentara consolar su corazón herido. Caminó sin rumbo fijo, buscando alivio en la soledad y en el silencio de la noche.

Desde las sombras, Yoongi lo seguía, manteniendo la distancia pero asegurándose de que nada le sucediera. El príncipe no podía permitir que SeokJin se sintiera solo en su dolor. Al ver que SeokJin se detenía en un claro bajo la luz de la luna, Yoongi supo que era el momento. Con pasos lentos, Yoongi se acercó, su silueta apenas visible en la penumbra. Llevaba consigo el primer hanbok que le había regalado a SeokJin, ahora limpio y perfectamente restaurado. Al oír pasos detrás de él, SeokJin se giró rápidamente, sorprendido por la presencia de aquel que siempre parecía aparecer en los momentos más inesperados.

— Tú…—  murmuró SeokJin, su voz apenas audible pero llena de emoción contenida. — ¿Eres tú de nuevo?— Yoongi asintió en silencio, entregándole el hanbok cuidadosamente doblado.

— Aquí está, tal como prometí— dijo con voz baja pero firme. — Lo llevé a alguien de confianza para restaurarlo. Quería devolvértelo, limpio y como nuevo, como te mereces.— SeokJin tomó el hanbok entre sus manos, sintiendo la suavidad de la tela entre sus dedos. Su corazón, aún dolido, se llenó de gratitud, pero también de incertidumbre. Alzó la vista, sus ojos encontrando la figura oculta del hombre que siempre estaba a su lado, aunque nunca se mostraba completamente.

— Gracias—  susurró, con un nudo en la garganta. — Pero... ¿por qué sigues ocultándote? ¿Cuándo vas a mostrarte a mí? No entiendo quién eres, ni por qué haces esto.— El silencio cayó entre ellos, mientras el viento susurraba entre los árboles. Yoongi, bajo su disfraz, sintió que el momento se acercaba. No quería seguir ocultándose, pero aún no era el momento adecuado para revelar su verdadera identidad. Sin embargo, la vulnerabilidad en la voz de SeokJin lo conmovió profundamente.

— Aún no puedo—  dijo Yoongi suavemente, su tono lleno de una mezcla de pesar y determinación. — Pero te prometo que lo haré. Muy pronto, sabrás quién soy. Solo confía en mí un poco más.— SeokJin apretó los labios, confundido pero, al mismo tiempo, intrigado.

— ¿Por qué confías tanto en mí? No soy más que un simple omega sin linaje ni títulos... ¿Por qué alguien como tú haría todo esto por mí?— Yoongi, deseando poder decir más, solo sonrió bajo su capa.

— Porque tú eres diferente. No eres como los demás. Y eso es lo que te hace especial.— La luna iluminaba el rostro de SeokJin, reflejando su belleza pura, pero también el dolor que aún cargaba. A pesar de las heridas que llevaba en su corazón, había una chispa en sus ojos que no se había apagado. Yoongi sabía que, sin importar lo que sucediera, SeokJin sería su destino, y pronto, todo el mundo sabría que el príncipe heredero Min había encontrado a su verdadero consorte.

The Min Empire | YoonJinDonde viven las historias. Descúbrelo ahora