THE LAST CALLING

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"Me gustas."

"Deja de bromear, no tiene gracia", respondió Chimon, creyendo que era otro de los chistes clásicos de Perth.

"Pero tú me gustas", insistió Perth solemnemente.

Chimon miró hacia abajo, incómodo. "Eres brillante y siempre ves lo mejor de las personas... pero ni siquiera merezco ser amado. ¿Por qué a mí?"

Perth se acercó y lo miró directamente a los ojos. "Créeme cuando te digo que mereces ser amado".




























"Hagamos algo divertido. Sabes, me molesta ver a mi novio tan triste", dijo Perth, inclinandose para mirarlo.

"Entonces, di algo gracioso", respondio Chimon, tratando de seguir el ritmo de la conversacion .

"Cuando duermes pareces un lindo Eagle"

"Beagle, idiota"






























"¿Donde estas? Me estoy empezando a preocupar."

"No te preocupes, estoy en camino hacia ti."















































Más tarde, sonó el teléfono de Perth, interrumpiendo el silencio de la habitación. Cuando contestó, escuchó una voz formal que no reconoció al otro lado de la línea.

"¿Es usted Perth Tanapon?"

"Sí, soy yo. ¿Quién está hablando?"

"Lamento informarle que Chimon Wachirawit murió en un accidente automovilístico. Encontramos un pequeño paquete con una carta. Parecía importante, así que se la enviamos".

Perth sintió que el mundo se desmoronaba a su alrededor. Las palabras del oficial resonaron en su cabeza, pero no podía aceptarlas. Con manos temblorosas, colgó la llamada. Abrió el paquete que había sido colocado en su puerta. En su interior encontró un papel con la inconfundible firma de Chimon:

Hoy no me salte la terapia. Estoy mejorando gracias a ti.
-Chimón :)





























("¿Por qué estás enojado?" Perth recordó haber escuchado la voz de Chimon en su mente.

"Te estás saltando las sesiones de terapia", le había dicho Perth, preocupado. "Sabes lo importantes que son".

Chimon suspiró, preocupando a Perth. "Llamaré al terapeuta hoy y programaré dos sesiones más. No te preocupes, ¿de acuerdo?")











































Las lágrimas comenzaron a fluir mientras Perth revivía aquellos recuerdos en su mente, una y otra vez, como una película interminable. Si no le hubiera insistido en ir a terapia esa mañana, tal vez Chimon todavía estaría con vida. Estaría a su lado, en sus brazos. Todo lo que deseaba era poder abrazarlo, aunque solo fuera una última vez.

"Me gustaría poder abrazarte y decirte lo orgulloso que estoy de que estemos intentando mejorar," murmuró entre sollozos.

La noche parecía eterna. Perth no podía dormir, atormentado por la culpa. Se repetía una y otra vez que si no hubiera insistido, Chimon no habría salido de casa. Recordaba los momentos felices, jugando juntos, las veces que le decía lo lindo que era... Lágrimas silenciosas rodaban por sus mejillas hasta que el cansancio lo venció y se quedó dormido.






































"Perth"

La suave voz que Perth conocía muy bien resonó por toda la habitación. Abrió los ojos rápidamente y se sentó, creyendo que había oído algo mal o que estaba soñando. Miró por la puerta y allí estaba el chico que pensó que nunca volvería a ver.

P'Mon". Desesperado, se levantó y, sin pensarlo, lo abrazó.

Lo abrazó como nunca lo había hecho antes, no quería dejarlo ir. Si lo hacía, lo dejaría y nunca lo volvería a ver. Perth no quería eso, no quería que se fuera. No de nuevo.

"No me dejes. Perdóname", dijo en tono suplicante, sin recibir respuesta.







































"Tengo que irme", dijo.

Se liberó de los brazos de Perth y se dirigió de regreso a donde estaba antes, desapareciendo lentamente de la vista de Perth y quedándose solo nuevamente en su habitación sin su luz, tirado en el suelo y esta vez por alguna extraña razón se quedó profundamente dormido.

"Lo siento."




























"A veces, las despedidas no son el final... simplemente son un nuevo comienzo en un lugar donde el tiempo no existe, y los corazones nunca dejan de latir en sincronía."




























Escribí esta historia en un momento de esperanza, antes de que las circunstancias cambiaran y Chimon enfrentara sus propios desafíos. Quiero expresar mis más sinceras disculpas, ya que sé que no es el momento adecuado para publicar esto. La historia de Perth y Chimon es un viaje complejo, lleno de amor y lucha, y aunque ahora estén separados, su conexión sigue viva en los recuerdos. Espero que encuentren la fuerza para sanar y que, algún día, puedan reencontrarse, no solo entre sí, sino también consigo mismos.

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