𝑪𝑨𝑷𝑰𝑻𝑼𝑳𝑶 𝟖: "𝑳𝒂 𝒑𝒆𝒔𝒂𝒅𝒊𝒍𝒍𝒂 𝒑𝒍𝒂𝒔𝒎𝒂𝒅𝒂 𝒚 𝑬𝒍 𝒑𝒍𝒂𝒏 𝒑𝒂𝒓𝒂 𝒈𝒐𝒃𝒆𝒓𝒏𝒂𝒓𝒍𝒐𝒔 𝒂 𝒕𝒐𝒅𝒐𝒔".

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𝐆 𝐄 𝐋 𝐋 𝐄 𝐑 𝐓

    A la mañana siguiente, una lechuza aterrizo en el alfeizar de la ventana de Gellert, traía un par de cartas, había una en concreto que era de su compañero en Durmstrang: este le escribió, diciéndole que tenía más cosas acerca de lo que pidió la última vez y Gellert se alegró al ver lo que había recibido. Pensó que hoy debía ser el día en que ambos prioricen sus ideas y todo este en orden, había muchas cosas de las que necesitaba hablar con Albus.

(Y sobre todo aún seguía pensando en cómo atraer al fénix).

     Antes de encontrarse con Albus, Gellert tuvo que acompañar a su tía a comprar un par de cosas al mercado. Más tarde finalmente estuvo libre y se dirigió hacia el bosque con entusiasmo, pensó que quizá se encontraría con él ahí, y así fue. Albus yacía sentado sobre el pasto, muy concentrado escribiendo sobre un pergamino; con una mochila a su lado, muchas hojas y varios libros a su alrededor. Gellert enseguida sonrió al verlo.

    Se acerco muy lentamente, de pronto Albus alzo la mirada, cuando iba a medio camino agito la varita e hizo un hechizo para quitar la barrera de protección, Gellert continúo caminando y vio como la barrera se volvía a cerrar tras de él.

—Es para que no nos molesten —agrego, Albus—, muy pronto será temporada de caza, solo estoy tomando precauciones. Nadie debe escuchar de lo que hablamos.

—Bien pensado —agrego—, y ¿cuándo dejara de haber neblina?

—En un par de semanas.

    Gellert se sentó junto a él.

—Felicidades —dijo, sonriendo.

—¿Qué? —lo miro Albus, confundido.

—Por lo de hace unos días, por tu graduación.

—Oh eso, gracias.

—¿Quieres celebrarlo en grande?

—Quizá en otro momento.

—Ya. Pero al menos déjame darte un regalo.

—Oh, claro.

—¿Qué quieres?

—Lo que tú quieras.

—Sabía que dirías eso.

    Saco de su bolsillo un pequeño regalo y se lo entrego.

—¿Qué es?

—Ábrelo.

    Albus se apresuró a abrirlo, soltó una pequeña carcajada y de la cajita saco un par de calcetines de lana blancos con rallas rojas.

—Tus favoritos —dijo Gellert, con una sonrisa sarcástica.

—Gracias, están muy bonitos —contesto Albus, embozando una sonrisa.

—¿No estas molesto? —pregunto, confundido.

—Ehh, no, ¿por qué lo estaría?

—Pues tú me diste unos en modo de burla cuando llegue aquí.

—No, claro que no. Lo hice de todo corazón.

—Oh... ¿En serio? —se sintió estúpido al ver la seriedad en sus palabras.

—Si. En este lugar hace mucho frio, eras nuevo en el pueblo, no sabias nada y los que escogí yo mismo, esos son muy calientitos.

—Oh, vaya —dijo, incomodo.

—¿En serio lo hiciste pensando que esto me iba a molestar?

—Si, perdona, soy un idiota... Entonces, debí comprar algo mejor.

"POR EL BIEN MAYOR" ⁓Una Historia Diferente⁓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora