" Un amor inesperado "

Capítulo 5 : Creo que Colin lo sabe

    —¿Sobre qué tiene curiosidad, mi señor?

   "Sobre tu sabor."

   Penélope sonreía hasta ese momento. Sentía calor en todo el cuerpo y sabía que sus mejillas estaban de un tono rojo remolacha oscuro, un color que según su madre no le sentaba en absoluto. Si no hubiera estado conteniendo la respiración, seguramente habría chillado.

   Portia odiaba que Pen chillara. No podía evitarlo. Era un instinto natural cuando estaba avergonzada o nerviosa. Portia dijo que sonaba como un ratón que hubiera sido atrapado por un gato y que era muy poco propio de una dama.

   La forma en que Anthony la miraba la hacía sentir como un ratón; más específicamente, como una presa.

   "¿Le pido p-perdón?" susurró.

   Anthony sacudió la cabeza como para aclararse las ideas. Cuando la miró, sus ojos habían vuelto a la normalidad. Cuando le había contado su curiosidad, sus ojos parecieron oscurecerse hasta adquirir una expresión profunda y lujuriosa. Pero Pen sabía que eso era imposible. Nadie la desearía jamás. Era tan probable que alguien la deseara como que Colin estuviera enamorado de ella. Eso estaba fuera de cuestión.

   "Perdóname, me expresé mal".

   —Bésame —suspiró Pen.

    ¡¿Qué demonios?! ¿De dónde salió eso, Penélope Anne Featherington? 

   "¿Disculpe?" Fue su turno de palidecer.

   —Bésame —repitió—. Nunca me han besado, ¿sabes?

   —Espero que no —interrumpió Anthony, pero Pen continuó.

    —Y bueno, yo... bueno, siempre me he preguntado cómo sería besar a alguien. Sé que es una tontería y que vamos a casarnos, así que es natural que lo hagamos —se detuvo y lo miró avergonzada—. Por supuesto, eso es suponiendo que tú lo desees... no es dar por sentado que... lo que quiero decir es que...

   Antes de que pudiera continuar con su sesión de divagaciones, el sonido de Lord Featherington y un grupo de hombres ruidosos entró apresuradamente por la puerta.

   "...A lo que respondí: "¿Ella? Es una tonta y una bruja..." ¡Bridgerton!" La voz del primo Jack llenó la habitación junto con la risa de dos caballeros mayores, más o menos de la misma edad que el barón. Un momento... uno de ellos era el barón.

   Penélope se sintió enferma.

   Anthony no había quitado la mirada de Pen.

   —Me alegro de verte —dijo el primo Jack—. ¿Te gustaría acompañarnos? Estábamos a punto de...

   —No, ya me iba. —Anthony se volvió hacia su primo Jack.

   El corazón de Penélope casi se detuvo cuando su mirada se cruzó con la del barón. El mismo con quien su madre estaba tratando de obligarla a enredarse. El terror la invadió, al igual que la sola idea de que Anthony la dejara en una casa con él y otros ancianos espeluznantes. Sabía que Lord Featherington no era tan laxo con su moral como para permitirle que le hiciera daño... pero no era del todo observador. 

   —Qué pena. Quizá la próxima vez —dijo el barón fingiendo estar molesto. Una sonrisa maliciosa se dibujó en sus finos labios antes de que sus ojos la examinaran con avidez.

   Su voz por sí sola le ponía los pelos de punta. Penélope no deseaba que el barón y ella estuvieran juntos en la misma casa, y mucho menos en la misma habitación. No con sus ojos errantes y su mirada persistente.