Pov.
El viento soplaba con fuerza cuando Alaya caminaba hacia la escuela, la brisa fría acariciando su rostro y despejando un poco la pesadez que sentía en el pecho. Sin embargo, no podía deshacerse de la sensación de que las cosas se estaban desmoronando a su alrededor. Había dejado ir a Kiara, pero ahora parecía que estaba perdiendo a Sophie también. La idea de perder a otra amiga la llenaba de ansiedad y tristeza.
Alaya llegó al colegio, y el bullicio habitual la envolvió. Las risas, las charlas y el ruido de las mochilas y los libros la rodeaban, pero se sentía como un fantasma, una observadora en su propia vida. Fue entonces cuando, al dar la vuelta en un pasillo, se topó con Kiara. Su corazón se detuvo un momento.
Kiara estaba en un grupo con algunas chicas de la clase, riendo y hablando con facilidad. Cuando notó a Alaya, la sonrisa se desvaneció momentáneamente, pero luego se enderezó, como si intentara mostrar que todo estaba bien.
—Oh, Alaya. ¿Cómo has estado? —preguntó Kiara, con un tono que sonaba ensayado.
Alaya sintió una punzada en el corazón. Esa no era la conversación que había esperado, y el aire se tornó tenso entre ellas. Había tanto que decir, tanto que preguntar, pero las palabras se negaban a salir.
—He estado… lidiando con algunas cosas —respondió Alaya, tratando de sonar lo más tranquila posible.
Kiara asintió, y durante un breve momento, la mirada de ambas se encontró. Había un océano de emociones no expresadas entre ellas, y Alaya se dio cuenta de que, a pesar de la decisión que había tomado, la herida aún estaba fresca.
—Espero que encuentres tu camino. Todos estamos lidiando con algo, ¿no? —dijo Kiara, con una ligera sonrisa que no alcanzaba sus ojos.
Alaya sintió que una capa de frialdad se interponía entre ellas, y no pudo evitar preguntarse si realmente habían sido amigas alguna vez. La distancia emocional se hacía evidente y dolorosa.
—Sí, supongo que sí —respondió, incapaz de encontrar las palabras adecuadas para transmitir lo que sentía.
Mientras Kiara se alejaba, Alaya sintió una mezcla de alivio y tristeza. Aunque había tomado la decisión de separarse de ella, el hecho de que ambas parecieran estar en mundos completamente diferentes la desgastaba. Justo cuando estaba asimilando esta sensación, notó que Sophie se acercaba, pero su rostro estaba ensombrecido, como si cargara un peso invisible.
—Alaya, ¿podemos hablar un momento? —dijo Sophie, su voz temblorosa.
Alaya sintió que su corazón se hundía. Sabía que había algo más en la conversación que iban a tener.
—Claro, ¿qué sucede? —preguntó, tratando de mantener la calma.
Sophie miró hacia un lado, evitando el contacto visual directo, lo que aumentó la inquietud de Alaya.
—He estado pensando mucho en nuestra amistad… —comenzó Sophie, su voz apenas un susurro—. Me siento un poco distante. Todo lo que pasó entre tú y Kiara, y la forma en que has estado lidiando con ello… no sé, creo que me he estado alejando y no quiero que eso pase.
Alaya sintió que el aire se le escapaba de los pulmones. La perspectiva de perder a Sophie era desgarradora.
—Sophie, no tienes que sentirte así. Yo… solo estoy tratando de encontrar mi camino. No quiero perderte. Eres una de mis mejores amigas —dijo Alaya, sintiendo que la angustia amenazaba con desbordarse.
—Lo sé, pero es como si no pudiéramos hablar como antes. Hay algo que ha cambiado y no puedo entenderlo. Tal vez necesitas un tiempo para ti, para aclarar tus pensamientos —respondió Sophie, la tristeza en su voz era palpable.
Las palabras de Sophie le atravesaron el corazón como cuchillos. Alaya no quería perderla, pero sabía que había algo más en juego, algo que iba más allá de su amistad.
—No es que quiera perderte, Sophie. Te necesito. Pero siento que la distancia entre nosotras se está ampliando, y no sé cómo detenerlo —confesó Alaya, sintiendo las lágrimas amenazando con brotar.
Sophie suspiró, una expresión de dolor en su rostro. Alaya la observó, sintiendo que cada segundo que pasaba acercaba más a su amiga a la salida de su vida.
—Tal vez simplemente necesitamos darnos un respiro. No lo sé. Me duele decirlo, pero creo que puede ser lo mejor —dijo Sophie, su voz casi quebrada.
Alaya asintió lentamente, sintiendo que el mundo se desvanecía a su alrededor. Había algo surrealista en esa conversación; era como si estuviera observando su vida desde una distancia segura, y todo lo que había amado se desmoronaba en sus manos.
Mientras Sophie se alejaba, Alaya se sintió completamente sola. No solo había perdido a Kiara, ahora también estaba a punto de perder a Sophie, y la idea de enfrentar la vida sin sus mejores amigas era abrumadora. Las sombras de la soledad comenzaron a envolverla, y aunque había intentado ser fuerte, la realidad se sentía como un golpe devastador.
Mientras caminaba hacia el aula, sintió que el peso de la tristeza la aplastaba. A medida que los ecos de las risas y conversaciones de sus compañeros resonaban a su alrededor, se dio cuenta de que estaba en un lugar lleno de personas, pero aún así, se sentía más sola que nunca. Las tormentas que habían comenzado como pequeñas nubes se estaban transformando en un huracán, y Alaya no sabía si podría sobrevivir a la tempestad que se avecinaba.
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Más Allá Del Silencio
Non-FictionAlaya Monroy vuelve a clases después de la pandemia, pero algo en ella ha cambiado. Antes era segura y confiada, ahora esconde bajo su sonrisa una oscuridad que nadie parece notar. Llena de inseguridades, atrapada en el dolor y la soledad, Alaya se...