Canciones para Fina

Capítulo 7: Algo contigo

Capítulo 7! Sube la temperatura por Navidad en la colonia de la Reina!

Espero que disfrutéis de este nuevo capítulo tanto como he disfrutado yo escribiéndolo. Es un capítulo muy especial, y sin pretenderlo, creo que se ha convertido en mi capítulo favorito hasta el momento. También es el más largo hasta el momento, así que os recomiendo un buen ratito y un poco de agua, porque una vez que empecéis no sé si podréis parar.

Gracias siempre por todo el apoyo y las cosas tan bonitas que leo sobre esta historia, es un regalazo para mí.

Vámonos a ver cómo se las ingenian Doña Marta y Fina para no tener que pasar separadas su primera Nochevieja como pareja!

Disfrutad de la canción, que viene muy a cuento con el capítulo, y de toda la lectura, y sobre todo, contadme qué os parece después!

Os dejo con el capítulo 7 de Canciones para Fina: Algo Contigo.

Nos leemos pronto!

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BANDA SONORA: Algo contigo - Chico Novarro (1976)

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¿Hace falta que te diga que me muero por tener algo contigo?

¿Es que no te has dado cuenta de lo mucho que me cuesta ser tu amiga?

Ya no puedo acercarme a tu boca

sin deseártela de una manera loca.

Ya no puedo continuar espiando,

día y noche tu llegar adivinando.

Ya ni sé con qué inocente excusa pasar por tu casa.

Toledo, 27 de julio de 2005

La mañana siguiente a la comida familiar en la casa de la Reina Fina se despertó con la sensación de haber corrido una maratón. No entendía muy bien por qué, porque había dormido incluso más que cualquier día normal, pero se sentía exhausta, e incluso dolorida. Como si toda la avalancha de sensaciones que había experimentado entre tantos reencuentros y recuerdos, con tantas conversaciones aparentemente superficiales, pero muy significativas bajo la primera capa, le hubieran robado toda la energía que tenía. Así que decidió tomarse el día con calma, y se pasó la mañana en pijama sentada en el sofá, vagando por el abstracto de su mente sin aterrizar en nada concreto. Y pensaba seguir así el resto del día, y quizás visitar a Marta a última hora de la tarde cuando cayera el sol, pero una llamada interrumpió todos sus planes poco antes del mediodía. Sin poder esconder la sorpresa, accedió a la visita para la hora del café que le propuso la voz al otro lado de la línea, y dedicó las horas siguientes a preparar un bizcocho de calabaza para recibir a su invitado forzoso. Hacía bastante que nadie que no fuera ella entraba en su casa, así que se vistió adecuada para la ocasión y se aseguró de que, para cuando el timbre sonara, el salón lucía, como mínimo, aceptable.

-Sé a lo que has venido -atacó con una mueca divertida en el rostro en cuanto abrió la puerta. Pero el embate regresó como un boomerang, porque al otro lado no estaba sólo quien ella esperaba, sino que lo acompañaba una joven mujer a la que no conocía de nada-. Uy, hola... -saludó un poco cortada, mientras los dos reían a coro.