5. REINO DE BLACK

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Abrí los ojos y una bocanada de aire fue lo primero que reclamó mi cuerpo, frente a mi se extendían vigas tan viejas y descuidadas que sentí que en cualquier momento caerían y un malestar se extendió por mi cuerpo, había despertado tan rápido  que la sanción fue horrible, vertiginosa, como si me hubieran sujetado y sacado a la fuerza de la inconciencia

Intenté moverme, pero cada musculo grito en protesta ¿por qué me dolía tanto? Intenté moverme de nuevo y esta vez no pude ocultar mi dolor

—Muriel —murmuraron

Intente incorporarme, mi espalda estaba sobre una superficie dura, fría y húmeda, mire al rededor, rejas oxidadas me rodeaban y paredes descuidadas de piedra diliginosa y llena de moho. El aroma a humedad era penetrante, tanto que sentía el asqueroso sabor en la boca, era asfixiante

—Muriel, ¿estas bien? — ¿Estaba aquí? Me forcé a moverme ¿el estaba aquí?

—¿Ed? — mi voz sonó extraña a mis oídos, me obligué una vez a moverme y al fin, sintiéndome presa de mi misma, pude sentarme

La vista no fue mejor, cientos de barrotes nos rodeaban, delante, atrás a los lados, no era difícil saber que estábamos en calidad de prisioneros pero ¿Dónde?

—Muriel — Miré a Ed, solo nos dividía un muro de la reja oxidada pero no pareció importarle, él caminó cojeando y se dejó caer frente a mí, usaba un improvisado cabestrillo hecho con girones de su propia ropa en el brazo izquierdo donde ya no estaba la flecha —¿Estas bien? — extendió una mano y sin importarle la reja tomo mi rostro entre los huecos

—Ed — solté aliviada al verlo, tenía moretones y sangre seca por todos lados pero estaba aquí —Estoy bien — recargue mi mejilla en su mano —¿Dónde estamos?

Mire alrededor, no había ningún guardia en el lugar... ni siquiera había otro prisionero

—En el Reino de Black — murmuro y un vació se formó en mi estomago

La puerta se abrió en un crujido chirriante y ambos miramos al fondo, los pasos metálicos inundaron el lugar… era un guardia

Sin embargo, no fue un hombre con armadura metálica el que apareció frente a nosotros.

Entre las sombras que producían las escasas antorchas, un enorme y silencioso hombre se plantó frente a las celdas, no era capaz de ver más allá de su altura o la sobra de su musculatura, su energía era inquietante y parecía brotar de cada poro gritando “aléjate”, su mera presencia me hizo estremecer y sentí cada vello erizarse en mi piel, el estómago me hormigueo en una sensación incomoda, angustiante y de pronto, sentí que el aire no era suficiente, quería salir de ahí, poner distancia con lo que sea que el fuera… pero una parte de mi, esa que era incongruente, temeraria, deseaba acercarse y averiguar que clase de criatura estaba frente a mí

¿Quién diablos era este hombre?

Dio un pequeño paso hacia nosotros, usaba una especie de abrigo negro a la medida, largo hasta las rodillas y aunque portaba una delgada armadura de color negro con piedras doradas, rubíes y demás joyas preciosas incrustadas en el pecho, pude ver que solo era utilería, su porte… esa clase de… Dioses es que este hombre ni siquiera necesitaba una armadura

Intenté averiguar más de él, de su rostro pero solo percibía una parte de su cuadrada y dura mandíbula, y la sombra de una barba, las sombras de este lugar no me ayudaban a distinguirlo pero sentía el peso de su mirada, sabía que me estaba escaneando, intente ver cualquier cosa que me dijera quien era, pero era imposible, un par de segundos se quedó en esa posición inalterable hasta que su barbilla giro un poco, ahora, su atención estaba en Edmund, que estaba sentado mirándolo con el ceño fruncido, ya no tocaba mi mejilla, en su lugar, sus puños estaban apretados alrededor de la reja oxidada

El hombre estiro la mano sobre su hombro y ahora si apareció el guardia, me sentí inquieta ¿Qué tan sigiloso podía ser este hombre para no detectarlo? Es  decir, escuche al guardia y ¿el?  El hombre armado, le dio in manojo de llaves

—¿Cómo resolveremos esto? — la voz grave, fuerte y extrañamente armoniosa, retumbo en el lugar, me sentí temblar con el tono pero el contenido me hizo dudar

Mire a Ed, pero él no me devolvió la mirada, se puso de pie con la mandíbula tensa y se acercó con pasos tambaleantes al hombre

—¿Cómo resolveremos esto? —Repitió Ed furioso— Ya teníamos una jodida solución ¿Qué vas hacer tu? ¿Vas a matarnos?

El hombre se quedó quieto, estoy segura que mirándolo y me perturbo la tranquilidad que estaba manteniendo

Quería ponerme de pie, pero era inútil, me dolía todo y tenía una pierna rota, no tenía dudas, se vea deforme, estaba hinchada y enrojecida, suspire y miré la sombra del enorme tipo frente a nosotros

—¿Quién eres? — solté sintiéndome más confundida que nunca. No giro su rostro, pero sentía su mirada sobre mí

—No es relevante

—¿Que no es relevante? —parpadeé sintiéndome perdida y no pude evitar la pequeña risa histérica que me invadió — Creí que había un acuerdo, pero  entraron a mi hogar, aterrorizaron y lastimaron a todos—apreté los puños y en un segundo, todo el autocontrol desapareció de mi cuerpo— ¡¡HICISTE QUE TUS HOMBRES NOS PERSIGUIERAN Y AHORA ESTAMOS AQUÍ!! — Grite frustrada —¡YO CREO QUE ES RELEVANTE! ¡TENIAMOS UN JODIDO ACUERDO!

Ese pequeño trozo de cara formo una sonrisa burlona y mi sangre hirvió aún más

Se giro, vi su barbilla asentir y el guardia avanzo hasta nosotros… hasta mi celda. Por primera vez veía al guardia, tenía una armadura de color plateada, el cabello largo y blanco y… tenía, tenía las orejas  puntiagudas

Un vació se formó en el estomago

 —¿Qué demonios…? — soltó Ed, sacudiendo los barrotes que separaban nuestras celdas

El hombre se inclinó y me tomó en brazos, fue en el momento en que me puso en su hombro donde el dolor estalló y una sensación vertiginosa me invadió

Me saco de la celda, el hombre, estaba cerca podía ver sus piernas enfundadas en un pantalón negro hecho a medida, el soldado giro  y la energía se volvió aún mas abrumadora, de pronto los sentidos se me embotaron y apenas me volví consiente de los gritos furiosos de Ed

—SUELTALA — grito sacudiendo los barrotes con ira

Ed, no paraba de gritar, no podía evitar que me llevaran y yo estaba demasiado mareada y adolorida para luchar

—Ed — murmure con la vista borrosa

Lo último que vi fueron los escalones de concreto y un hilo invisible me jalo de nuevo a la inconciencia.

KalonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora