Capítulo XVI

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   Sabía perfectamente que Julian había visto el momento exacto en que yo había besado a Paul.

   Me levanté efusivamente de cama, yendo hacia y él y pensando en qué decirle.

   —¿Tú no habías ido a jugar video juegos con Mike?

   —Sí, pero quiero hacer pipí.

   —Llévalo al baño, John, no hay problema.

   Me giré: Paul estaba rojo como un tomate.Tomé a Julian de la mano y lo encaminé hacia el baño, cerrando la puerta a nuestras espaldas.

   —Escucha una cosa —me puse en cuclillas frente a él—. ¿Qué viste?

   —Que besaste a Paul con los mismos labios que besas a Yoko. Pobrecito mi maestro. Se le va caer la boca a pedazos de lo podrido.

   Tomé aire, sujetándolo por los hombros.

   —Me gusta Paul y lo quiero mucho, ¿entiendes?

   Asintió. De pronto una sonrisa alegre se formó en sus labios, al tiempo que adoptaba un semblante entusiasta.

   —¿¡Significa que vas a dejar a Yoko!?

   —¡No! —me apresuré a decir, haciendo que su sonrisa se borrara—. Sólo... sólo lo quiero... y Paul me quiere. Son cosas de adultos que no vas a entender. Sólo quiero que me prometas que no vas a decirle a nadie lo que viste, por favor.

   —¿Pero ustedes son novios o qué?

   Tosí. Sentí maripositas en el estómago y sonreí.

   —Algo así...

   —¿Y también eres novio de May, verdad?

   —No. Ella es mi secretaria.

   —Pero se besan en la boca.

   Mierda. Ahora entendía qué había inspirado a sus dibujos en la escuela.

   —Pero a ella no la quiero... Sólo quiero a Paul, ¿comprendes?

   —Mmh, sí... —asintió pensativo, tratando de entender o asimilar la situación—. ¿Y a Yoko la quieres?

   —Sí, la amo.

   —Pero, papá, si la amaras no estuvieras dándote besitos ni con May ni con Paul. Y mucho menos estuvieras diciendo que quieres a Paul.

   —Okey, tienes toda la razón. Y cuando seas adulto no hagas lo mismo que yo, ¿de acuerdo?

   Asintió, mirándome con sus ojitos marrones. De pronto se formó una sonrisita traviesa en sus labios.

   —¿Te gustan los hombres?

   —No, sólo Paul.

   —Por eso siempre dices que Paul es lindo.

   —Exacto, porque me gusta y porque lo quiero.

   —¿Te gusta más que Yoko? —preguntó—. Paul es más bonito que Yoko y me cae mejor.

   —Agh, no seas tan preguntón. Sólo prométeme que no le vas a decir a nadie lo que viste.

   Levanté mi dedo meñique y Julian, sonriendo pícaro, enredó el suyo. Besé su frente.

   —Gracias. Ya puedes hacer pis. No salpiques y no olvides de bajar el retrete y lavarte las manos, ¿de acuerdo?

   —¡Sí!

   Caminó hacia el retrete, bajando la cremalleras de su pantalón. En ese momento salí para darle privacidad, topándome con Paul en el corredor con las flores en manos.

Once in a Lifetime ➳ McLennonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora