La noche caía suavemente sobre la ciudad, las luces de las farolas titilando a lo largo de las calles mientras Tom y Jake caminaban lado a lado. Jake, con su chaqueta rosa y azul oscuro, llevaba una sonrisa juguetona en los labios. Tom, con su expresión más reservada, ocultaba detrás de su mirada seria una emoción que solo Jake podía descifrar.
Habían decidido salir a cenar esa noche, una escapada del trabajo y la rutina. Tom había sugerido un restaurante chino que conocía desde hacía años, un lugar pequeño y acogedor que tenía una decoración tradicional y un ambiente cálido.
Al entrar al restaurante, el aroma a especias y jengibre los envolvió. Las linternas rojas colgaban del techo, iluminando las mesas con una luz suave. Los colores vibrantes del lugar creaban un ambiente íntimo, perfecto para su cita. Un camarero les indicó una mesa junto a una ventana, desde donde podían ver las luces de la ciudad reflejándose en el cristal.
—Este lugar es genial —comentó Jake, acomodándose en la silla frente a Tom—. Me encanta la vibra.
Tom sonrió levemente, mirando a su alrededor. A pesar de su apariencia seria, la compañía de Jake siempre lograba relajar sus tensiones. Observó cómo Jake hojeaba el menú con entusiasmo, sus ojos brillando al ver las opciones de comida.
—¿Qué vas a pedir? —preguntó Tom, inclinándose hacia adelante.
—Creo que lo tengo claro —Jake sonrió travieso—. Pollo agridulce y dumplings... ¡ah, y quiero probar los rollitos primavera! ¿Tú?
—Probablemente iré por el cerdo en salsa de ajo —respondió Tom—. Aunque, a este ritmo, tendré que ayudar a terminar lo que pidas tú.
Jake soltó una carcajada, sabiendo que Tom lo conocía demasiado bien. La verdad era que siempre se emocionaba demasiado con la comida y terminaba pidiendo más de lo que podía comer.
Mientras esperaban la comida, la conversación entre ellos fluyó con facilidad. Hablaron del trabajo, de los nuevos pasteles que Jake había estado probando en su pastelería, y de las últimas aventuras de Lucía como compañera de Tom en la comisaría. Jake jugaba con el borde de su vaso de agua, mirando a Tom con una expresión más suave.
—Sabes, no tenemos tantas noches como esta —dijo Jake en voz baja—. Me gusta cuando podemos simplemente... desconectar y estar juntos.
Tom lo miró con un brillo en los ojos que no solía mostrar en público. Levantó una mano sobre la mesa y rozó la de Jake, sin decir nada al principio. Ese gesto simple hablaba más que las palabras.
—A mí también me gusta, Jake —respondió finalmente, su voz grave pero sincera—. A veces siento que el mundo se vuelve demasiado rápido. Pero cuando estoy contigo, todo se calma.
Jake sonrió ante esa rara demostración de vulnerabilidad de Tom. A veces olvidaba cuán profundas eran las emociones que Tom guardaba detrás de su fachada seria. Justo en ese momento, la comida llegó, llenando la mesa de platos aromáticos y coloridos.
—Esto huele increíble —comentó Jake, frotándose las manos antes de tomar los palillos—. Vamos a ver si puedo terminarlo todo esta vez.
Tom rió suavemente, comenzando a probar su cerdo en salsa de ajo. Ambos comían, disfrutando de los sabores intensos de la comida. Cada tanto, Jake extendía su plato hacia Tom, insistiendo en que probara un poco de lo que había pedido.
—Prueba esto, está delicioso —decía Jake, mientras Tom intentaba resistirse al principio, pero siempre acababa cediendo.
La cena transcurrió en un ambiente de risas, bromas, y un cálido intercambio de miradas. Los pequeños gestos entre ellos, como las rodillas que se rozaban bajo la mesa o los dedos que se encontraban brevemente, hablaban de la comodidad y confianza que compartían.
Cuando terminaron, Jake se reclinó en su silla, suspirando satisfecho.
—Creo que he comido más de lo que debería, pero valió la pena —dijo, sonriendo perezosamente.
Tom se inclinó hacia él, apoyando un codo en la mesa y mirándolo con una sonrisa suave.
—Siempre valdrá la pena si estoy contigo —murmuró Tom, su tono bajo pero cargado de sinceridad.
Jake lo miró sorprendido por la ternura inesperada de esas palabras. Su corazón dio un pequeño vuelco, y su sonrisa se suavizó aún más.
—Eres un romántico escondido, Tom.
—Solo contigo —respondió Tom, entrelazando sus dedos con los de Jake sobre la mesa.
La noche seguía fuera del restaurante, pero dentro de ese pequeño rincón de la ciudad, bajo las luces cálidas y el aroma de la comida china, el tiempo parecía detenerse. Para ellos, no importaba nada más que el presente, el momento que compartían, y el amor que los mantenía conectados.
FIN
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Mini historias TomJake 🍉🍩
Fanfictionestas solo serán mini historias cortas de TomJake que se me ocurren, perdon si las historias son muy cortas, las historias no serán lo mismo que en la serie, cambiare algunas cosas de su pasado, como se conocieron, etc, en cada historia