6. Huellas del pasado

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Después de lo que había leído en el diario, Checo decidió tomarse su tiempo para responder. No porque no tuviera nada que decir, sino porque sentía que, de alguna forma, las palabras de Max habían penetrado en un lugar que prefería mantener cerrado. Había aprendido a no tomarse los gestos de Max como un acercamiento; siempre había algo más escondido detrás de su actitud fría. Aun así, sentía una punzada de frustración. 

¿Por qué le importaba tanto lo que Max pensaba de él? Uhmm... lo sabía. Tal vez, sí lo sabía.

Era domingo por la noche, y tras la carrera en la que había quedado quinto, Checo había terminado de hablar con Carola, su esposa. Disipó o por lo menos hizo el intento de disiparse pero volvió a sentir el peso de la jornada en sus hombros. No había sido una carrera sencilla, y aunque había logrado sumar puntos importantes, las discusiones en el pasado con Max sobre estrategias, adelantamientos y pequeñas fricciones durante las carreras volvían a su mente. Se preguntaba cuántas veces más tendrían que enfrentarse de manera silenciosa y competitiva. Max nunca era de los que dejaban pasar una oportunidad, y Checo tampoco era de los que se quedaban atrás sin luchar.

Sentado en la cama, repasaba mentalmente esos momentos. El diario estaba frente a él, esperando su turno para escribir. Sabía que en algún momento tendría que decidir si responder con honestidad o seguir manteniendo una barrera. No podía evitar recordar todos esos encuentros amargos con Max, donde las cosas entre ellos se volvieron intensas y ásperas, todo lo contrario a como comenzó su relación.

—"Siempre haces lo mismo, Max. Piensas que la pista es solo tuya," había gritado Checo una vez en el garaje, después de una sesión de clasificación desastrosa. —"Te cerraste en la última curva, y no me dejaste opción."

—"No te cerré, Sergio. Eres tú el que no puede mantener el ritmo," le había contestado Max con su habitual tono arrogante, ni siquiera levantando la voz. —"Tal vez si fueras más rápido, esto no sería un problema."

Esas palabras habían sido como una daga, pero nada, nada se comparaba como lo de Brasil... después de uno de los actos más egoístas que Max pudo hacer con su compañero, donde basicamente le había costado a Checo una victoria segura.

—"No puedo creer que no hayas hablado con el equipo. Esto me costó la carrera, Max," le había espetado Checo con los puños apretados. —"¡Sabías lo que estaba en juego!"

—"Yo no tengo que hacer el trabajo de los estrategas, Sergio," Max le había respondido sin inmutarse, sin ni siquiera mirarlo a los ojos. —"Si perdiste, es porque no supiste manejarlo. Yo solo hice lo que tenía que hacer."

La rabia había sido tan intensa que Checo apenas pudo contenerse. A veces le parecía increíble que, a pesar de todo lo que compartían en el equipo, nunca lograran estar en la misma página. Cada interacción con Max siempre terminaba en una especie de competencia silenciosa, donde las palabras podían ser más punzantes que cualquier acción en la pista.

—"Lo tuyo no es trabajo en equipo. Es todo sobre ti," le había dicho Checo tras una carrera en la que Max se había negado a ceder una posición que habría beneficiado a ambos.

—"No esperes que te regale nada," había sido la respuesta seca de Max. —"Si quieres ganar, lucha por ello. Yo no estoy aquí para hacer favores."

Checo se quedó mirando al techo por un momento, esos recuerdos revolviendo la mezcla de resentimiento y competencia que aún sentía. Max no cambiaba, ni siquiera un poco. Y aunque en las últimas horas habían empezado a tener una especie de tregua, esos momentos seguían presentes, recordándole que la paz entre ellos era precaria.

Cuando finalmente recibió el diario, tras el vuelo de regreso, Checo se dio cuenta de que, aunque no confiaba plenamente en Max, tampoco podía ignorar lo que estaba sucediendo. Sabía que en algún momento tendría que enfrentar las verdades incómodas, pero por ahora, prefería no pensar demasiado en ello.

Abrió el cuaderno, dispuesto a enfrentarse nuevamente a lo que Max había escrito. Sin embargo, esta vez, decidió que comenzaría a escribir su respuesta desde ahora, y no se esperaría a finalizar esta semana de carrera. 

Tomó un lapicero y comenzó a escribir.

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Me has hecho pensar en muchas cosas. No puedo evitar recordar todos esos momentos en los que hemos discutido y nos hemos dicho cosas que ni siquiera en la pista tienen sentido. Sé que no volveremos a ser amigos, ni lo seremos en el corto plazo, pero me has sorprendido al escribir sobre el respeto. Es raro, porque no es lo que esperaba escuchar de ti.

Dicho esto, no te creas que porque mencionaste algo positivo sobre mi capacidad para soltar las cosas, de repente voy a ser menos competitivo. Lo que hacemos en la pista sigue siendo lo más importante, y lo que sucede fuera de ella no cambia lo que somos como pilotos. Yo no dejo de luchar, y lo mismo espero de ti.

Hemos tenido nuestras diferencias en carreras pasadas, especialmente en situaciones que nunca aclaramos del todo. Tal vez deberíamos haber hablado antes, pero no es que seamos ese tipo de personas. Sé que ambos tenemos un carácter fuerte, y eso nunca ha facilitado las cosas.

Pero ya que estamos aquí, usando este diario, al menos puedo decir que empiezo a entenderte mejor. No me malinterpretes, no estoy diciendo que todo esté bien entre nosotros, porque no lo está. Me sigue molestando cómo manejaste la situación en Brasil, ni hablar de Mónaco y probablemente tú tengas tus propios reclamos sobre mí. Pero este es un paso, ¿no? Supongo que al final del día, ninguno de los dos puede hacer todo solo, y al menos deberíamos intentar no complicarnos más de lo necesario.

—Checo

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Sergio cerró el diario después de escribir esas palabras, sintiendo que había logrado expresar lo que llevaba guardado desde hacía tiempo. No era una disculpa, ni tampoco una reconciliación. Era simplemente una forma de reconocer lo que Max había insinuado, pero manteniendo el muro que ambos habían construido entre ellos.

Antes de guardar el cuaderno en su bolso, se dijo a sí mismo que, después de la carrera de este fin de semana, terminaría de completar la entrada, ya que luego de ello habría las tres semanas de parón por vacaciones y no sabría cómo sería la dinámica del diario en esos días, debido a que no se verían. 

En definitiva, había más que quería decirle a Max, pero aún no estaba listo para soltarlo todo de una vez. Necesitaba ver cómo iban las cosas en la pista antes de finalizar su respuesta.

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● Pd: Como siempre, gracias por leer ♡ Me gustaría saber que piensan sobre el fanfic. O es mucho odio? D:

Voy a subir otro capítulo el día de hoy ♡

El diario del asiento 33B |CHESTAPPEN|Donde viven las historias. Descúbrelo ahora